Felipe Vallese era peronista, obrero metalúrgico y delegado de la fábrica TEA SRL. Fue secuestrado el 23 de agosto de 1962, días después de que la Confederación General del Trabajo (CGT) decretara una huelga general.
Hacía siete años que el gobierno constitucional de Juan Domingo Perón había sido derrocado por la "Revolución Libertadora" y que se había dispuesto la proscripción del partido. No obstante, en marzo de 1962, el peronismo pudo participar bajo el nombre de Unión Popular y triunfó en las elecciones por la gobernación de la provincia de Buenos Aires. También se alzó con la victoria en otras cuatro provincias. Presionado por las Fuerzas Armadas, el entonces presidente Arturo Frondizi -que había permitido la velada participación peronista en los comicios- decidió anularlos, aunque no pudo frenar su derrocamiento y ulterior reemplazo por el presidente de la Cámara del Senado José María Guido. Las medidas tomadas con posterioridad estas elecciones significaron el recrudecimiento de la represión al peronismo: como en 1956, le fueron nuevamente penalizadas la marcha y todo tipo de proselitismo, incluida la exhibición de fotografías.
Vallese, al momento de desaparecer, tenía 22 años. Nunca más se supo de él. El reclamo por su vida, bajo el lema "Un grito que estremece, Vallese no aparece", se convirtió, por aquellos años, en un símbolo de la reivindicación popular del movimiento obrero encarnado en el peronismo.
EL HOMENAJE
El próximo viernes a las 16 se colocará frente al edificio de la CGT -Azopardo 802- una placa que dice: "La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires a Felipe Vallese, cuyo valor cívico lo llevó a luchar por la democracia política y la justicia social. 1962 – 23 de agosto – 2002". También se realizará un acto en el que hablarán la diputada Alicia Pierini -autora de la iniciativa aprobada por el parlamento porteño-, Ítalo Vallese -hermano del desaparecido militante-, monseñor Musto y un alto dirigente de la CGT cuyo nombre no trascendió.
