Macri y Blumberg pasearon su temor, bajo la guardia atenta de sus camaradas de ruta, el radical Nito Artaza y el siputado duhaldista Francisco de Narváez. Era de noche, la calle San Martín estaba a tope y la troupe no despertó mayor fervor ni grititos histéricos.
Según algunas versiones, los fieles no llegaban a los doscientos. El resto eran curiosos, "gasoleros", aburridos y con toda seguridad, algún policía disfrazado. Todo estaba programado para las 20 pero empezó más tarde y terminó más temprano.
Al llegar a la Catedral, serían unos 1000 caminantes, bendecidos por el arzobispo de esa ciudad, y saludados por un "¡Que renuncie Arslanián!", salido de las entrañas del combo.
Mar del Plata, cuyo intendente es el radical K Daniel Katz, nunca fue una ciudad porosa a la demagogia de derecha. en una época supo ser bastión del socialismo, hoy una línea interna del kirchnerismo, también en el balneario.
Se notaba que Macri se siente más cómodo en "el Este", o posando para "Caras" o "Noticias", que tratando de parecer popular. Al punto que quedó rezagado, "porque no quiero robarle protagonismo a Blumberg", dijo.
Llamó la atención entre los observadores la indiferencia que mostró Horacio Rodríguez Larreta, supuesto número 2 del PRO, que entró en estado de suspensión desde que se enteró que la legisladora macrista Gabriela Michetti había sido cortejada poer el jefe de Gobierno porteño, Jorge Telerman.
"El delito está descontrolado, nada mejoró desde nuestra primera marcha, hay policías mal formados, desmotivados, corruptos, que han protagonizado casos de gatillo fácil", dijo Blumberg, como dice siempre Blumberg.
Y agregó que "el garantismo del gobierno no es más que un disfraz de inoperancia e impotencia". Para ejemplificar sus dichos mostró datos que indican que hasta noviembre pasado, el 50 por ciento de los comercios marplatenses han sufrido robos o intentos de robo.