La iglesia de Nuestra Señora de Loreto fue construida en los terrenos donde funcionaba la vieja Penitenciería Federal, en un predio que el Gobierno de la Ciudad le cedió por 20 años. A su alrededor, en Coronel Díaz y Juncal, se edificaron también tres escuelas municipales. Hoy el permiso de uso está vencido, y para renovarlo son necesarios 40 votos de los legisladores
Loreto es la iglesia que contiene a la mayor cantidad de grupos de recuperación de adictos de la Capital, al punto que los expertos en adicciones que ayudaron a su conformación la comparan con un hospital en Nueva York donde funcionan estos grupos de anónimos, que calcaron su formato de Alcohólicos Anónimos.
Funciona además "La noche solidaria", una obra que implica llevar alimento a la gente que vive en la calle. Se trata de unos 200 voluntarios que no sólo llevan comida, sino que también brindan contención a los sectores más desprotegidos de la sociedad.
En Loreto también hay ayuda escolar gratuita para los chicos del barrio; un grupo de autoayuda para padres que tienen a sus hijos en el exterior y la línea nocturna "Loreto escucha" para quienes están solos y necesitan ayuda telefónica. La línea está atendida por psicólogos ue, también, trabajan ad honorem
"Y lo más importante es que toda esta obra solidaria no le cuesta un solo peso a la Ciudad", apuntó a NOTICIAS URBANAS el ex legislador Fernando Caeiro y autor, junto con Jorge Enríquez, del proyecto para renovar el permiso de uso del predio.
Ocurre que, como se trata del permiso de uso de un terreno público, la votación del proyecto para renovar la concesión necesita de una audiencia pública -que se hizo el 8 de marzo- y de una votación de doble lectura.
Como el permiso es por más de cinco años, requiere, como mínimo, de 40 votos a favor. El 3 de diciembre de 2003, la Legislatura, con su conformación anterior, había votado la renovación con 42 adhesiones. Pero la ratificación, con el nuevo cuerpo, parece complicarse. "Muchos legisladores se oponen a votarlo porque dicen que es entregarle tierras al Arzobispado", apuntó Caeiro.
En la audiencia pública, manifestaron su oposición la organización Vecinos Sensibles de Palermo, quienes lideran una campaña para ganar espacios verdes en el barrio. "Los sensibles de Palermo quieren tirar abajo una iglesia y tres escuelas", ironizó Enríquez. En cambio, el jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, demostró su voluntad política a favor de renovarle el permiso a la iglesia, ya que envió también, por su parte, un proyecto a la Legislatura que tiene ese fin.
En la homilía del último domingo, el padre Joaquín Arrieta expuso la situación, y un grupo de vecinos empezó a movilizarse por el tema.
