Los vecinos del Parque Avellaneda también se sublevaron

Los vecinos del Parque Avellaneda también se sublevaron

En el Parque Avellaneda, los vecinos, representados por la Mesa Trabajo y Consenso, que administra los recursos del lugar, estallaron en cólera porque en un decreto se le quita basamento legal a su accionar. El decreto es un típico instrumento de ajuste: en él se nombra a una larga lista de oficinas burocráticas que desaparecerán a causa del recorte. El viernes se reunirán el secretario de Medio Ambiente, Eduardo Ricciutti y los miembros de la Mesa. Fuentes de la Secretaría aseguran que la Mesa seguirá administrando el Parque y que nada cambiará a causa del decreto


Los vecinos que administran el Parque Avellaneda desde el mes de agosto de 2000, agrupados en la Mesa de Trabajo y Consenso, cuestionaron la sanción del decreto 2055/01, que por medio del artículo 39 derogó la estructura administrativa por la cual la Mesa funcional legalmente. Los vecinos temen que si esto no se revierte, dependerán en el futuro sólo de la buena voluntad de los funcionarios para existir.

UN POCO DE HISTORIA

El Parque Avellaneda está situado en la zona oeste de la Capital, delimitado por las calles Lacarra, Olivera, Bilbao y Ameghino, tiene 25 hectáreas y es el segundo en extensión dentro de la Ciudad, después del Parque "Tres de Febrero", de Palermo.

Después de haber estado durante mucho tiempo deteriorado y librado a su suerte por las autoridades municipales, algunas instituciones vecinales, entre las que había bibliotecas, centros culturales y centros de jubilados, iniciaron el 1986 un trabajo en el que lograron cambiar las condiciones de uso del parque por los vecinos.

En 1989 se formó el Centro de Estudios y Actividades del Parque Avellaneda (CESAV), que comenzó a desarrollar diferentes actividades, como la fogata de San Juan y San Pedro y una asamblea multisectorial del barrio.

En septiembre de 1994 se realióa una jornada de elaboración sobre un plan de manejo del Parque Avellaneda, en la que intervinieron algunos dirigentes políticos, pero no del municipio porteño. Poco tiempo después, dos concejales del barrio presentaron un proyecto de ordenanza en el que los vecinos lograron -por medio del entonces concejal Abel Fatala- introducir un artículo por el que se creaba una mesa de concertación.

En 1996 asumió como vicejefe de gobierno -acompañando al primer jefe de Gobierno porteño, que fue Fernando de la Rúa- Enrique Olivera, que tenía un interés personal en el tema, ya que su familia fue la dueña de la estancia cuyo casco es la casona principal del parque. Incluso, una de las avenidas que delimitan el Parque lleva el nombre de uno de sus antepasados. El funcionario les abrió a los vecinos una puerta de entrada a la participación y se designó entonces al arquitecto Daniel García Mansilla como Coordinador.

Desde los comienzos del año 1997 funcionó la Mesa de Trabajo y Consenso y a fines de ese año fue designado Enrique Speranza como coordinador. En esa época se empezó a aplicar el Plan de Manejo que había sido diseñado en 1994.

La Mesa decide hoy cómo se administra el dinero del presupuesto -que la Legislatura decidió que en el 2001 fuera de 120 mil pesos-. Los vecinos dicen que con su trabajo conjunto con las autoridades logró que la superficie de uso público pasara de nueve a 25 hectáreas, que se recuperaran la casona y el natatorio y que las actividades culturales aumentaran sensiblemente. En estos momentos se está recuperando el edificio del viejo tambo, en el que también se van a desarrollar actividades culturales.

Fuentes de la Secretaría de Medio Ambiente , por su parte, no niegan que lo que dicen los vecinos es cierto, en tanto que le manifestaron a NOTICIAS URBANAS que "el decreto no cambia nada, no sólo eso, intentaremos trasladar la experiencia participativa de Parque Avellaneda a los otros parques grandes de la Ciudad".

"El problema tiene que ver con el ajuste que se va a hacer. Existe un organismo fuera de nivel, que incluye a un director general, que en el Parque Avellaneda es el señor Enrique Speranza. Este señor, que hizo un muy buen trabajo, no cobra por lo que hace, pero su cargo es el de director general y si quisiera hacer uso de su derecho a utilizar la estructura burocrática que le da el cargo que ocupa, podría hacerlo. Esto significa que podría nombrar a seis o siete personas y, además cobrar un salario de algo más de dos mil pesos. Esto no podría funcionar en todos los parques, porque entonces estaríamos hablando de una estructura burocrática muy grande".

"En resumidas cuentas -agregó la fuente- queremos eliminar esa estructura burocrática, pero no la experiencia participativa, que fue y es muy importante. La Mesa de Trabajo y Consenso sigue, Enrique Speranza sigue; la experiencia -que es muy exitosa- sigue. Algunos nos piden que deroguemos el artículo 39 del decreto 2055, pero si hiciéramos eso estaríamos terminando con la experiencia del Parque Avellaneda, ya que sin ese instrumento no se podría trasladar la experiencia".

Estre viernes, el secretario de Medio Ambiente, Eduardo Ricciutti, va a hacerse presente en el Parque para discutir con lo vecinos una solución al problema que se plantea en el artículo 30 del decreto 2055/01.

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