Un proyecto de ley para terminar con las listas sábanas fue presentado por dos docentes de derecho de la UBA a la Justicia Electoral de la Capital Federal. La iniciativa propone dividir a la Argentina en distritos por los cuales se elijan sólo dos legisladores, un hombre y una mujer.
El curioso planteo responde al derecho de iniciativas populares que contempla la Constitución. Este tipo de propuestas deben ser presentadas en la Cámara baja y acompañadas de 380.000 firmas, aproximadamente, que equivalen al 1,5% del padrón, de acuerdo a la norma.
Sin embargo fue presentado en Tribunales porque su autor considera que el Parlamento no modificaría el actual sistema de representación y votación. Hay que recordar que en la Legislatura porteña se encuentran en discusión varios proyecto de reforma política para cuando la ciudad sea dividida en comunas o alcaldías.
El proyecto sostiene que "los diputados nacionales se elegirán en forma directa y a una sola vuelta en las circunscripciones en que se dividirá el territorio nacional, lo que corresponderá efectuar al Congreso de la Nación procurando que, por su población, alcancen la mayor equivalencia posible y se mantengan dentro de los límites de cada provincia".
La mecánica sería que "en el acto electoral, cada partido que participe, presentará separadamente dos boletas, conteniendo cada una el nombre del candidato titular y el del suplente. En una de ellas figurará en primer término una persona del sexo femenino, mientras que en la otra se procederá a la inversa. Se impondrá por simple mayoría el candidato de cada una de las boletas presentadas, por los partidos participantes, así como su suplente".
Los autores de la propuesta son Miguel Padilla, profesor consulto de Derecho Constitucional en la UBA y Julio Lalanne, profesor de Filosofía del Derecho.
En un documento elaborado por Padilla, del que da cuenta el sitio www.diariojudicial.com, se expresa que "la verdadera reforma política debe representar o traducirse en el relevo de la actual clase política, en la sustitución o reemplazo de los dirigentes que hoy actúan de manera tan frecuente en forma incompetente y muy a menudo corruptos".
"Sería muy ingenua ilusión esperar que nuestros legisladores se decidan a modificar un sistema electoral que les ha permitido subsistir largos años en la arena política, por ello, no cabe otro camino que el de recurrir a la institución de la iniciativa popular, incorporada en la reforma constitucional de 1994", concluye.