El fantasma de Lilita, en el encuentro entre Ibarra y Kirchner

El fantasma de Lilita, en el encuentro entre Ibarra y Kirchner

En el Palacio porteño están preocupados por el súbito crecimiento de la imagen de Lilita Carrió en Capital y creen que los socios K también deberían estarlo. Ibarra se reunirá con Kirchner esta semana o la otra, y le lleva -según cree- una solución. Los secretos del jefe de Gobierno y cómo planea abordar a K en la Rosada


Aníbal Ibarra tiene una cita pendiente con Néstor Kirchner, que se concretará la semana que viene o, a más tardar, la otra. Irá al encuentro con un motivo casi excluyente: convencer al Presidente de las bondades de un armado político a nivel nacional, de centroizquierda y liderado por él, pero funcional a la Casa Rosada.

El argumento central que utilizará el jefe porteño, aunque no el único, será el súbito crecimiento que Lilita Carrió tuvo en Capital que, sumado a los votos Mauricio Macri, podría hacer peligrar, según calcula, el triunfo que Kirchner tanto necesita en la Ciudad en las legislativas de 2005.

"De nada sirve negar la realidad: Lilita se está llevando prácticamente todo el electorado de centroizquierda, por eso está subiendo. Aníbal podría acotar su crecimiento reconquistando parte de esos votos para Kirchner con un espacio competidor, incluso en otros distritos fuera de la Capital", asegura uno de los operadores del jefe porteño.

Por su parte, al kirchnerismo -que ya largó instalando los nombres del canciller Rafael Bielsa y el ministro Daniel Filmus para el 2005- no le gusta la idea ibarrista de construir un espacio nacional. "Ésta no es la manera de negociar con el peronismo, y menos con un Presidente con la imagen que tiene Kirchner", sostienen. Por otra parte, temen que la movida del frentista sea el inicio para, luego, aliarse nuevamente a Carrió. Una alianza indigerible para los hombres K, que ven en Lilita a una opositora fortalecida e implacable.

"La alianza con Kirchner no tiene discusión", juran quienes suelen compartir los razonamientos de Ibarra. Aunque también reconocen que el Presidente ya no tiene el 80 por ciento de imagen positiva y que, en breve, descenderá al 55. "Es un porcentaje alto, pero ya no es un traccionador de votos", evalúan.

Por los despachos oficiales circula una encuesta reciente, que probablemente Ibarra le mencione a Kirchner durante su encuentro en la Rosada, que le otorga a la jefa del ARI una adhesión del 31 por ciento entre los porteños. Esto significa, según este relevamiento, que Lilita creció casi diez puntos en dos meses. En el Palacio porteño están preocupados por ese repentino salto, y creen que sus socios de la Casa Rosada también deberían estarlo.

"Un espacio de Ibarra podría, por ejemplo, colocar en la agenda oficial la necesidad de una distribución más justa del ingreso. Un Kirchner negociando con los organismos internacionales no podría enarbolar fuerte esa bandera", argumentan en el entorno del frentista.

"Aunque no lo vean así, a ellos les conviene que Aníbal convoque desde la centroizquierda. De eso va a hablar con Kirchner, que está mucho más covencido de esto que el kirchnerismo", apuntan en el Palacio porteño y rematan: "El Jefe suele ser más inteligente que sus segundas líneas".

En su cita en la Rosada, Ibarra también tratará con el Presidente obras de la Ciudad que están trabadas y que necesitan la firma de convenios, o al menos, la participación de Nación. Uno de ellos es el corredor Verde del Oeste. Otro, la remodelación de la zona de aeroparque para la que se necesita trasladar las vías del ferrocarril Belgrano, instalado sobre tierras nacionales. La Policía Comunitaria es, también, otro ejemplo de la agenda común.

IBARRA CUENTA POROTOS

Tanteando la idea de un armado nacional, Ibarra tuvo un primer acercamiento con unos quince intendentes radicales Córdoba y una decena de intendentes del interior de la provincia de Buenos Aires, independientes y algún que otro de la UCR. "La idea es sumar a dirigentes ‘progres’ no peronistas, que no se anexarían directamente al kirchnerismo pero sí a un espacio que apoye algunos puntos de la agenda nacional", explican los ibarristas quienes -según dicen- quieren "invertir" el proceso de las candidaturas para el 2005, ya lanzado por los socios K.

"Queremos tener injerencia en la lista del 2005 a partir de este armado", apuntan en el Palacio porteño.

Ibarra cuenta a los radicales del perfil del presidente de la UCR porteña, Jorge Casabé, entre los aliados. Y también ve con buenos ojos un potencial crecimiento de Jorge Telerman en el PJ porteño, con quien sueña confluir en el futuro. Es que Telerman y el secretario de Obras Públicas, Roberto Feletti, son los dos integrantes del gabinete ibarrista con aspiraciones para el 2007.

"El ibarrismo es una fuerza invisible. Parece que no está, pero está", jura, enigmático, el operador del jefe de la Ciudad. Mientras, a 100 pasos del Palacio porteño, la agenda presidencial reserva un espacio para que Kirchner escuche la nueva estrategia de su aliado porteño.

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