De La Rúa renunció tras una vergonzosa represión en la Plaza de Mayo

De La Rúa renunció tras una vergonzosa represión en la Plaza de Mayo

Hubo una feroz represión en los alrededores de la Plaza de Mayo. Murieron seis personas en las inmediaciones de un centro que fue un caos de corridas, gases, balas y fuego. Mathov reconoció que las fuerzas policiales no le respondieron a lo largo de toda la tarde. El presidente De la Rúa renunció tras haber negado varias veces esa posibilidad. Terminó así 740 días de un mandato en el que sus dudas y vacilaciones fueron una constante


"El pueblo no se va" fue el canto más escuchado a lo largo de la tarde de ayer. El mismo grito de batalla que venía sonando desde antenoche, cuando comenzaron los incidentes en los alrededores de la Plaza de Mayo, donde miles de manifestantes protestaron a pesar de la durísima represión policial.

La misma escena se repitió una y otra vez durante toda la tarde. Cuando se reprimía por Presidente Roca (ex Diagonal Sur), la manifestación se replegaba y era el turno para otra columna, que aparecía por el lado contrario, es decir, por Hipólito Yrigoyen. Con un arsenal compuesto por gases lacrimógenos de alta toxicidad, balas de goma, camiones hidrantes, blindados y palos, las fuerzas de seguridad se esforzaron por reprimir a la gente que, mientras cantaba el Himno Nacional, levantaba barricadas y arrojaba algunas piedras. Por el otro lado, la solidaridad popular se hizo presente cuando las personas que estaban en las oficinas aledañas, desde los balcones arrojaron agua para ayudar a las víctimas de los gases.

También desde el Cabildo en refacción, los obreros tiraron maderas contra la policía, en momentos en que ésta reprimía por enésima vez a la gente que manifestaba en Bolívar y Presidente Roca. La respuesta no se hizo esperar: los policías apuntaron sus gases contra los albañiles -que le habían faltado el respeto a la autoridad en estado de sitio- y dispararon.

Finalmente, la orden impartida fue "queremos la plaza limpia" y la violencia policial se multiplicó, hasta conseguir una paz varsoviana en el interior de la Plaza. De todos modos, la gente siguió resistiendo en otros lados. En Avenida de Mayo y 9 de Julio, se produjeron los peores incidentes y se registraron dos primeros manifestantes muertos. Luego la cifra trepó a seis y aumentó a 26 la cantidad de víctimas fatales en todo el país.

Frente al caos, el secretario de Seguridad, Enrique Mathov reconoció que las fuerzas del orden no le respondían.

Finalmente, el presidente De la Rúa, sin utilizar la cadena oficial, renunció de la peor manera: sin dar la cara y dejándole a su sucesor un país -literalmente- en llamas.

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