El sábado 29 de junio se realizó -por quinto año consecutivo- el Encuentro de Pastoral Social al que convoca la Arquidiócesis de Buenos Aires. En el acto de cierre, el Cardenal Bergoglio reiteró los conceptos que ya había vertido en su homilía del 25 de mayo último. Al finalizar, Bergoglio celebró una Misa en la capilla del Instituto del Sagrado Corazón, en el que se celebró el encuentro, al que asistieron más de 1500 laicos, agentes de pastoral, algunos religiosos y numerosos legisladores porteños de todos los partidos políticos.
El encuentro se celebró bajo la consigna de "Reencontrarnos como Nación, espacio de realización común". Se sucedieron tres mesas y 15 talleres, en los que, de manera simultánea se recogieron ideas, inquietudes y propuestas en los temas: estado y nación, globalización, política, trabajo, discapacidad, infancia, educación, migrantes, salud, participación, promoción social y los sin techo.
La palabra del Cardenal Bergoglio -que los asistentes escucharon de pie- fue breve y rotunda. Convocó a restaurar la amistad social, a no darle primacía a lo formal sobre lo real y a ejercer el "señorío" que cada uno tiene como hijo de Dios.
El cardenal primado reiteró su prédica que el 25 de mayo, dirigida sobre todo a los gobernantes, que asistían al tradicional Tedeum. Allí hizo una glosa del fragmento del Evangelio que narra la conversión de Zaqueo. Éste, desde un árbol buscó ver a Jesús, y al ser visto por Él, lo invitó a bajarse y le dijo que iba a ir a su casa. Zaqueo, que era el gran corrupto de esa historia, se arrepintió y se convirtió, inesperadamente para muchos, aunque no para Él.
Previamente a la alocución de Bergoglio, el pastor Urcola -de las iglesias evangélicas-; el rabino Goldman -de la comunidad Bet-El-; la periodista Carolina Perín y el legislador porteño Santiago de Estrada comentaron la homilía pronunciada en el Tedeum por Bergoglio, que ilustra claramente la posición de la Iglesia por estos tiempos.