Todas las personas tienen puntos de inflexión en sus vidas. El de Silvana Giúdici – que hace algo más de una semana fue designada como secretaria de Gobierno y Control Comunal por Aníbal Ibarra- ocurrió en 1998, cuando el Gobierno porteño la envió a hacer un curso sobre las metodologías de las policías municipales, becada por el Ayuntamiento de Madrid.
Aplicando los conocimientos adquiridos, Giúdici formó parte del equipo que tiempo después redactó el Decreto 1015, por el que se creó -en el tiempo en que que el Doctor Olivera era jefe de Gobierno- un cuerpo de inspectores polivalentes. Éstos fueron designados en cinco Centros de Gestión y Participación, para una prueba piloto que ahora -cuatro años después- se extenderá a todas las áreas que Ibarra reunió bajo su órbita. Sabe que su plan no tendrá alto impacto porque está todo muy mal.
"La semana que viene -asegura la nueva secretaria de Gobierno y Control Comunal en charla exclusiva con NU- vamos a salir a la calle para realizar una prueba piloto. LLevaremos un equipo polivalente de diez inspectores de distintas áreas, para ir ajustando criterios y empezar a trabajar. Las cuadrillas polivalentes serán, finalmente, dieciséis, una por cada Centro de Gestión y Participación". El proceso en la calle va a ser lento y no se notará de inmediato. Se necesitará seguramente de varias gestiones en el mismo sentido para desarraigar males que ya han sedimentado en una cierta "cultura" municipal en esas áreas.
Giúdici va a basar su gestión sobre cuatro temas que considera fundamentales: la reingeniería de los procesos administrativos, para simplificar los trámites; la creación de una base informática para aplicar las normas con rapidez; una doctrina distinta para efectuar los operativos y la unificación de la normativa que existe, que está muy dispersa y que incluso a veces tiene contradicciones.
En la Legislatura, mientras tanto, está depositado el proyecto del nuevo Código de Habilitaciones que presentó la Secretaría de Desarrollo Económico hace varios meses. En el caso de que este trámite se demorara, Giúdici se plantea elaborar un esquema de los veinte trámites de habilitación más frecuentes para comenzar a trabajar en la simplificación prevista.
"La manera de revertir lo que ocurre en el área de la Policía Municipal es por medio de un proceso lento", asegura la novel secretaria ante quien quiera escucharla. Para que la lentitud no se convierta en la palabra nunca, Giúdici tiene en proceso de elaboración un convenio con la Oficina Anticorrupción de la Nación, por el que ésta actuaría en determinados ámbitos de la Ciudad de Buenos Aires.
También está en formación un Foro de ONG’s para poner el acento en la transparencia en la gestión. En el Foro estarían representados los colegios profesionales. En unos diez días se concretaría la primera reunión, que se realizará en el Consejo de Profesionales de la Arquitectura.
De todos modos, más allá de la buenas intenciones, las tareas de control arrastran un déficit crónico en la Ciudad. Las infracciones a todos los códigos que rigen las actividades económicas y laborales son moneda corriente. Silvana Giúdici tendrá que lidiar no solo con simples infractores, sino con verdaderas mafias, que operan en todos los rubros y que ya se fagocitaron a todos sus antecesores y que tienen un gran poder económico, que fue la base de su supervivencia. Estas se encuentran adentro y afuera de la estructura del gobierno y hace falta de una decisión política mayor a la Giúdici para erradicar el cáncer. O será -a pesar de todo- más de lo mismo.
"Para ir por las mafias -razona la funcionaria- tenemos que ir munidos de todas las herramientas. Hay que ir con Migraciones, con Delitos Fiscales, con la Policía Federal, con fiscales contravencionales, con la AFIP y con representantes de la Justicia, porque si te cierran la puerta de un depósito es necesario contar con una orden de allanamiento en forma inmediata".
Para esta tarea Giúdici espera contar con una herramienta adicional. Aprovechando las relaciones que tejió cuando estuvo en España, firmó un convenio con los ayuntamientos de Madrid y Barcelona, por medio de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI). La mejor noticia adicional es que las dos ciudades españolas se harán cargo de los gastos que demanden los cursos de capacitación de los sabuesos argentinos.
Por ahora, la reciente funcionaria explica su proyecto a quienes la quieran escuchar, mientras tanto espera que los legisladores voten las normas que necesita para operar y -entre otras cosas- planifica las tareas futuras. Este es, por ahora, el tiempo de las palabras. Después en la práctica cotidiana, la ciudadanía porteña conocerá el real calibre de sus decisiones.