La autocrítica que Mauricio Macri hizo de su gobierno al final de su discurso fue lo único que rompió el molde de lo previsible. Estas palabras cayeron bien en la oposición, inclusive en el kirchnerismo. El reelecto jefe de Gobierno, a modo de cierre de su alocución posjuramental, reconoció haber aprendido que "la visión meramente eficientista no es la visión correcta" y que "conducir una Ciudad es una tarea humana". Tras el acto, un alto referente del Frente para la Victoria, en diálogo con Noticias Urbanas, reconoció, sin micrófonos delante, el gesto.
El clima que rodeó el acto fue de absoluta tranquilidad, apenas interrumpido por el sonido de los bombos de los hinchas de Comunicaciones que se acercaron a reclamar por su club, que está a punto de ser cedido a Hugo Moyano. Entre abrazos de los que se van, los que se quedan y los que entran, Martín Borrelli, del Pro, ya se probaba el traje de subsecretario de Prevención del Delito, un área recientemente establecida; Raúl Fernández (Encuentro Progresista), el de flamante integrante del directorio del Banco Ciudad; Sergio Abrevaya (CC), el de titular del Congreso Pedagógico (un ente creado en la última sesión del año), y Eduardo Epszteyn (ibarrista), el de auditor. Son solo algunos ejemplos de legisladores que concluyeron su mandato y ya encontraron su nuevo destino político. Otros que ya tienen un lugar asegurado son los macristas Álvaro González, que será subsecretario de Gobierno en el ministerio homónimo que comandará Emilio Monzó; y Patricio Di Stefano, que acompañará a Diego Santilli en el ministerio de Espacio Público como subsecretario de Uso del Espacio Público.
En la Legislatura, la actitud que la oposición tuvo durante la presentación de Macri difirió muchísimo de otras oportunidades en las que el jefe de Gobierno habló al cuerpo de diputados. En lugar de recibir feroces críticas, esta vez fue aplaudido por casi todos los presentes al final de su discurso. Más allá de algunos hechos coyunturales ?como la discusión por el traspaso y los subsidios del subte? los gestos de distensión entre el kirchnerismo y el macrismo, luego de las elecciones ganadas por ambos (y reforzados por los acuerdos legislativos que le permitieron al Pro sancionar leyes que consideraban claves), siguen a la orden del día.