Las trabajadoras de la fábrica textil Brukman informaron anteayer que seguirán dentro del edificio, desacatando así la intimación del Ministerio de Trabajo. El plazo estipulado para el desalojo del inmueble venció el pasado jueves, pero ese mismo día la Legislatura aprobó un Proyecto de Declaración de los diputados Jorge Altamira (PO) y Enrique Rodríguez (FORJA 2001) en apoyo de los trabajadores.
El hecho funcionó como disuasivo para las intenciones de los funcionarios nacionales, que tuvieron que dar marcha atrás con el desalojo, y en cambio decidieron formación de una comisión técnica, en la estarán representados el sindicato (SOIVA), el gobierno porteño, los propios obreros y la patronal. La comisión comenzará a funcionar la semana próxima.
El viernes pasado, en una conferencia de prensa, las empleadas expusieron que el problema es que la empresa no brinda garantías "ni de poder pagarnos el sueldo, ni de mantener la fuente de trabajo".
Es probable que entre el jueves y el viernes se lleve a cabo una marcha o un acto en solidaridad con las trabajadoras que mantienen tomada la fábrica. Estas actividades estarían organizadas por las agrupaciones de izquierda, pero hasta el momento no hay nada confirmado.
El conflicto comenzó en diciembre del año pasado. La empresa se encuentra tomada desde el 18 de ese mes. Por esos días, los dueños dejaron la compañía abandonando a su suerte a los trabajadores, debiéndoles tres meses de sueldo, aguinaldo y vacaciones.
En febrero la patronal reapareció y planteó una propuesta para retomar el control de la fábrica, que los trabajadores rechazaron argumentando que no garantizaba la continuidad de su trabajo. La empresa proponía que los salarios se pagarían sólo con la venta de los saldos, que son modelos de ropa que ya no se usa.
Luego, el Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria, justo en los momentos en que los empleados estaban ideando una contrapropuesta en la que reclamaban el compromiso de puesta en marcha de la fábrica con la totalidad de sus trabajadores, un pago de salarios no condicionado a los vaivenes de la empresa y el reconocimiento de las deudas salariales anteriores.
"Los trabajadores mantuvieron en funcionamiento la planta, abonando servicios públicos, reparando maquinaria averiada, reponiendo los insumos necesarios y reestableciendo la relación con los proveedores. La empresa reclamó reasumir el control de la fábrica, iniciando negociaciones en el ámbito del Ministerio de Trabajo, pero el Ministerio interrumpió las negociaciones decretando la conciliación obligatoria", declararon fuentes del Partido Obrero.
Con el apoyo de la mayoría de sus bloques, la Legislatura porteña aprobó en la ultima sesión una declaración expresando "su apoyo a los trabajadores de la fábrica Brukman, que con su permanencia en ese establecimiento han garantizado la continuidad de una fuente de trabajo de nuestra Ciudad". Los legisladores pidieron "que sea respetado el legítimo derecho a peticionar apelando a métodos propios de la acción colectiva de los trabajadores", según reza la declaración.
EL TESTIMONIO DE LAS OBRERAS
En una entrevista brindada por algunas trabajadoras de la Brukman el cuatro de abril, una de ellas narró la experiencia del primer desalojo frustrado. "El sábado 16 estaba en casa y me llamaron diciendo que había un desalojo, con algunas compañeras adentro. Tuve nervios, pero después mucha fortaleza al ver el compañerismo de la gente. Los vecinos fueron los que más ayudaron a que no se concretara el desalojo", afirmó.
"Sacar a la policía nos dio más valor y ganas de seguir. Fue bastante educativo para las trabajadoras, en el sentido de la defensa del trabajo. Hasta ahora nunca habíamos tenido lucha contra la represión", expresó otra de las empleadas de Brukman.
Por último, una de las trabajadoras sostuvo que "esto va a salir adelante, puede encaminarse. Trabajo hay, se pueden hacer sábanas para los hospitales, indumentaria para los colegios, no nos vamos a encerrar en hacer sólo trajes. Los que no ven posibilidades son los dueños que quieren un vaciamiento, otra cosa no proponen", dijo.
En la Comisión de Desarrollo Económico hay un proyecto en el que se plantea la municipalización de la fábrica "bajo control obrero". Algunos legisladores se plantean, incluso, el pago de un subsidio y, contradiciendo las tendencias de estos tiempos de hegemonía liberal, una activa participación del estado porteño en la resolución del conflicto.
Una de las soluciones que se estudian desde el gobierno es la reconversión de la fábrica textil de indumentaria que era Brukman en una proveedora del estado porteño en el rubro de sábanas para hospitales y otros productos.
La lucha de los obreros y obreras de esta fábrica ha generado una fuerte adhesión entre diferentes sectores sociales. Por de pronto, 20 asambleas barriales han formado una cadena de solidaridad que, en el caso de un intento de desalojo por parte de la policía, formarían una muralla humana de protección para evitarlo.