Inmediatamente después de jurar, ayer, como mega ministro de Turismo, Deportes y Cultura de la Nación, Hernán Lombardi desató una poco inocente puja de intereses con quienes conducen los destinos de la Ciudad de Buenos Aires.
Lombardi, que fue secretario de Tursimo cuando Fernando de la Rúa fue el primer jefe de Gobierno en la ciudad, quiere que Aníbal Ibarra cumpla con el plan de competitividad que antes firmó con reservas. Le propuso una quita del 1,5 por ciento en la tasa de Ingresos Brutos y otra del 50 por ciento en el impuesto de Alumbrado Barrido y Limpieza para el sector hotelero y gastronómico.
El gobierno porteño se mostró hasta ahora remiso en aceptar la rebaja, argumentando que de esta manera perdería alrededor de 300 millones de pesos de su recaudación anual, máxime teniendo en cuenta que recibe un bajo porcentaje de la coparticipación federal.
Lombardi aún no se dió por vencido y delegó en Carlos Gutiérrez, dueño del restaurant La Biela y titular de la Asociación de Hoteles, Bares y Restaurantes, el lobby de rigor.
El empresario ya pidió tres citas para empezar a hablar del tema: una con la frepasista Vilma Ibarra, otra con el radical Cristian Caram y anoche negociaba la tercera con el incipiente bloque unificado del peronismo, a través de su amigo -habitué de la Recoleta- Guillermo Oliveri.
El impulso que quiere darle Lombardi al turismo requiere de fuertes inversiones en la Capital Federal y está convencido de que si no se apoya de algún modo al sector, fracasarán sus proyectos, con los que intenta generar ingresos, crear puestos de trabajo e iniciar su carrera hacia el sillón de la Jefatura de Gobierno en un futuro no demasiado lejano.
Eduardo Hecker, el titular de la Secretaría de Desarrollo Económico, por su parte. está pensando en medidas similares a las de su amigo Lombardi, pero descarta una quita en el impuesto a los Ingresos Brutos.