El secretario de Seguridad de la Federación Rusa, Nikolai Patrushev se reunió con el presidente Mauricio Macri en la Casa Rosada este martes por la tarde. Allí abordaron algunas cuestiones relativas a la cooperación técnico-militar entre Rusia y Argentina, como también de la visita que Macri realizará a Moscú entre el 22 y el 23 de enero. Pero la principal preocupación de Patrushev y el motivo real del viaje es la coordinación de la seguridad que asistirá al presidente ruso Vladimir Putin en su visita de diciembre del año entrante en ocasión de la reunión del G-20. Estos temas se preparan casi con un año de antelación en Rusia cuando se trata de la visita del Presidente desde el aparato de seguridad que conduce Pátrushev.
En el amplio memorando firmado -casi todo de temas de seguridad- que también tocó el tópico del Mundial (y de los barras, sobre los que Rusia pide información), también figuras temas relativos a la búsqueda del submarino Ara SAN JUAN, el trabajo conjunto en la seguridad de las delegaciones de OMC y G-20, la colaboración de Argentina en el plan dispuesto por Rusia para sus operativos en el país, los lugares de alojamiento, etc. También se firmaron cláusulas secretas entre Estados que no fueron dadas a publicidad.
Patrushev – un hombre clave en la estructura de Putin, que algunos ubican en el top ten entre los influyentes y leales del Presidente- es dueño de una extensa carrera en la seguridad e inteligencia de Rusia. La llegada a Buenos Aires del secretario de Seguridad ruso en misión oficial se realizó con una destacada delegación y Patrushev se reunión con el primer mandatario argentino en La Rosada. Por la tarde, mantendrá reuniones con los responsables de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).
Patrushev -de buena relación con Fulvio Pompeo- fue el funcionario que mandó Putin a la asunción del Presidente Macri en diciembre del 2015. Allí nació la relación con Pompeo que es el lazo más estrecho del que gozan los dos Presidentes. Constituyen ambos el camino oficial para todos los encuentros personales o telefónicos de Macri y Putin.
Argentina se encuentra manteniendo un lazo importante pero algo contradictorio en la política internacional con Rusia. Se sabe que Mauricio Macri viajará en enero a Moscú, en una escala previa a la cumbre de Davos, también lo hará seguramente en Junio para el Mundial de Fútbol y se encontrarán cara a cara nuevamente en diciembre en el G-20. Tres encuentros en una año es algo poco común entre los líderes de estos países. Los rusos -tras una conversación privada entre ellos- han enviado barcos y mini submarinos de última generación para que colaboren con la búsqueda del submarino ARA San Juan.
La última reunión de los cancilleres Jorge Faurie y Serguei Lavrov en Rusia, “terminó con una dura respuesta de la parte rusa a los conceptos vertidos por el canciller argentino en público y en Moscú sobre el proceso de Venezuela” según confiaron a Noticias Urbanas expertos en la relación de ambos países. Ese mismo día, Rusia estaba ayudando decisivamente con casi 4.000 millones de dólares al país bolivariano a reestructurar su deuda con el cuál mantiene importantes intereses sobre todo en el rubro energético y del petróleo. Extraoficialemnte ayer se trató este tema, en el cuál Rusia pidió al gobierno argentino que morigere en los organismos su agresividad intensa sobre el país de Nicolás Maduro, según afirmaron fuentes confiables a Noticias Urbanas.
Patrushev ocupó todos los escalones de la seguridad y la inteligencia en su país, antes o después de Putin, por ejemplo con él la seguridad presidencial y, más tarde, directamente la dirección de la FSB. Ahora es el hombre más fuerte en el ámbito de la seguridad de Rusia contando todos los organismos y por eso se encargará en persona de la seguridad de la visita de su Presidente.
Patrushev nació en San Petersburgo como la mayoría de los colaboradores principales de Putin, entre quiénes se conocen desde chicos. Aunque se graduó de ingeniero, se alistó en las filas de la KGB como oficial. Asumió como secretario de Seguridad en el 2008 y es considerado uno de los funcionarios extranjeros más vigilados por la CIA. Cuando en 2014 Crimea se anexó a la Federación Rusa tras el referendo desarrollado en esa región, la Unión Europea – a pedido de Estados Unidos- lo puso en la lista de personas sancionadas.