Viajar en subte puede convertirse muchas veces en un auténtico martirio para los pasajeros. A pesar de los sucesivos aumentos tarifarios, el servicio continúa siendo deficiente.
La explosión que se produjo el miércoles en la línea E no es casualidad: los trenes que unen Plaza de Mayo con Plaza de los Virreyes son los que tienen el peor funcionamiento. Es la que tiene más demoras, con 52 casos. Representan casi el doble que la segunda peor línea, que es la D. Son 18,2 los millones de pasajeros que sufren las penurias ocasionadas por la falta de mantenimiento. “Los coches tienen muchas averías, hasta que no compren trenes nuevos y mejoren el señalamiento no va a cambiar”, explicó Néstor Segovia, delegado de la línea C y Secretario Adjunto de los Metrodelegados. Además, informó que Metrovías concesionó a Siemens el mantenimiento de la flota, pero la empresa alemana “no invierte en repuestos. Si la línea E sigue circulando es por el esfuerzo de los compañeros que reciclan las piezas”.
Al parecer la situación no tendrá pronta solución. “Metrovías nos echa la culpa a nosotros porque no sacamos los coches a circular, pero algunos no están en condiciones y nadie quiere arriesgarse a poner la firma”, agregó Segovia. Luego, recuerda una anécdota que grafica el interés de la empresa concesionaria por el mantenimiento de la flota: “En un momento había casi 50 motores quemados que Metrovías llevaba a otros talleres para reparar. Pero lo único que hacían era pintarlos y limpiarlos un poco. Los devolvían en malas condiciones y a la semana dejaban de funcionar”, aseguró.
La línea B es otra de las que día a día tiene complicaciones y con 82 incidentes en 242 días tiene la segunda peor performance de las seis que circulan por la Ciudad de Buenos Aires. En ese período, tuvo 29 formaciones que circularon con demora, 20 interrupciones y 33 servicios limitados entre dos estaciones. En ese último punto, es la línea que más “servicios cortos” tuvo.
“Trajeron coches usados provenientes de Madrid, pero no pudieron adaptar como era debido. No dan pie con bola a por qué saltan las usinas a cada rato. Creen que cuando hay una formación de más circulando, en la línea se sobrecarga”, comentó Segovia.
En este caso los trenes tienen una dificultad adicional: como eran utilizados como transporte de corta distancia, tienen mucho espacio para gente sentada pero resultan muy incómodos para aquellos pasajeros que viajan parados.
Con 69 incidentes, la línea D completa el podio de los peores servicios bajo tierra. En este caso, su fuerte son las demoras, y acumula 32 en 242 jornadas. Sus 21 servicios limitados la vuelven una de las peores en este aspecto, a pesar de que parte de su flota fue renovada hace poco tiempo.
Cerca de la D se ubica la línea C, que tuvo 64 incidentes en los últimos meses. “Se terminó la garantía de los coches y no hay cursos de capacitaciones para hacer el mantenimiento. Dicen que por el cambio están muy caros los repuestos. Los arreglamos como podemos”, contó Segovia. La línea que une Retiro con Constitución tiene el récord de interrupciones, con 46, mucho más que el resto.
La línea A, a pesar de ser la más moderna en coches y vías, tuvo 58 incidentes este año. Muy lejos de todas las demás, la línea H sufrió tan sólo 30 incidentes.
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