Nunca se soportaron, pero hubo tiempos en los que tuvieron que aparentar otra cosa. Gustavo Beliz firmó el acta de defunción de su matrimonio por conveniencia con Aníbal Ibarra, el domingo a la noche en el programa de Mariano Grondona, al señalar que el jefe de Gobierno de la Ciudad le manifestaba al Gobierno nacional que el reclamo por el traspaso de la Policía Federal era "para la foto" y que, en cambio, pedía que para ello esperaran "10 años".
Aníbal Ibarra no tardó en responderle que eso "no era cierto" y que el ex ministro "dice estas cosas cuando ‘lo van’ o está por irse". Así retornó la normalidad a la relación entre ambos dirigentes políticos porteños.
En enero del 2000, hubo rumores de que el jefe de Gobierno de la Ciudad había tentado a Gustavo Beliz para que se incorporarse a su campaña política -antes de que éste se sumara a la fórmula de Domingo Cavallo-. Pero el que logró juntarlos detrás de un mismo gobierno durante poco más de un año fue el presidente Néstor Kirchner, al sacar, con un ministerio, a Gustavo Beliz de la pelea por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad en plena campaña electoral porteña. Hasta ese entonces, el líder de Nueva Dirigencia había iniciado numerosas causas penales contra Ibarra, las cuales muchas continúan siendo investigadas.
De la época en que ambos tiraban para el mismo lado, el jefe de Gobierno recordó: "Debo decir que era una muy buena relación institucional, aún en la diferencias, porque yo he confrontado públicamente y lo he dicho también personalmente cuál era mi posición, pero la relación institucional entre el Gobierno nacional y el Gobierno de la Ciudad no se dañó".
Sin embargo, en los últimos días, luego de los incidentes en la Legislatura porteña, Aníbal Ibarra apuntó los cañones contra el entonces ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nación. Ahora Gustavo Beliz anunció su retiro de la política, pero su principal rival político no le cree.
¿NACE OTRO MATRIMONIO POR CONVENIENCIA?
Cuando el 25 de mayo de 2003 Néstor Kirchner asumió como Presidente de la Nación, se pensó en descabezar la cúpula de la Policía Federal -al igual que lo hizo con las Fuerzas Armadas-, pero al consultársele a Aníbal Ibarra sobre su opinión, éste se opuso y la decisión se retrasó.
En aquel entonces, los rumores indicaban que el apoyo del jefe de Gobierno de la Ciudad a Roberto Giacomino residía en que el entonces titular de la Policía Federal lideraba a un grupo de uniformados que se oponían al traspaso de los azules a la Capital Federal, y que así Aníbal Ibarra se garantizaba que "el problema" nunca llegaría a sus manos. Por esos días, estaba latente la muerte de Ezequiel Demonty a manos de policías y los funcionarios porteños temían que tener a los azules bajo su mando podía significar que "le tiraran un cadáver".
Curiosamente, el flamante jefe de la Policía Federal, Néstor Vallecas, es un continuador de la línea de no traspaso de la fuerza a la órbita de la Ciudad de Buenos Aires.