La recaudación impositiva en la Ciudad de Buenos Aires prácticamente no cayó en el mes de julio, si se la compara con el mismo mes del año pasado. En julio de 2001, se recaudaron 215 millones de pesos, en tanto que en el mes que termina hoy ingresaron a las arcas porteñas 214 millones de pesos, aunque hoy ya no midan igual que el dólar.
Si se midieran los primeros siete meses de ambos años -el 2001 y el 2002- la caída en la recaudación fue del 15 por ciento en este último año. Estos guarismos, si bien no constituyen una autopista hacia al optimismo, tranquilizan un poco el ánimo de los recaudadores, que hasta ahora se mostraba más proclive a imaginar catástrofes que festividades.
De todos modos, las cifras tampoco permiten inferir indicios de recuperación económica. El director general de Rentas, Alejandro Otero, le manifestó a NOTICIAS URBANAS que "el sector macroeconómico no muestra -por ahora- signos de reactivación, por lo que no hay nada que celebrar. De cualquier manera, hay condiciones levemente favorables en algunos sectores que, vía sustitución de importaciones, muestran algún repunte, aunque el eco de esta situación recién se reflejará en la recaudación fiscal en un plazo de tres o cuatro meses".
UN POCO DE REVISIONISMO HISTÓRICO
La baja en las cifras de la recaudación fiscal ha ido decreciendo mes a mes, a lo largo del año 2002. En el mes de enero fue del 30 por ciento; en febrero, del 24 por ciento; en marzo fue del 20 por ciento; en abril, del 21 por ciento; en mayo, del 5 por ciento y en junio, del 4,10 por ciento.
Estas cifras demuestran una cosa: el terrible mes de diciembre -cuando la caída en la recaudación cayó un 44 por ciento, llevando al borde de la quiebra al Estado porteño- quedó atrás, pero también demuestran que esta circunstancia no debería ser olvidada.
