El Ente Único Regulador de los Servicios Públicos de la Ciudad de Buenos Aires, que preside interinamente José Luis Di Lorenzo, realizó un estudio que demuestra que los niveles de calidad -que son lo que determinan, junto a los egresos por explotación, la negociación del valor del pasaje- disminuyeron durante el 2002 con respecto al período 1994-1999, especialmente en lo que concierne a la frecuencia del servicio. Por este motivo, Di Lorenzo concluye que la empresa Metrovías no tiene razones para reclamar un eventual aumento del subtepass.
El informe será presentado ante el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, el subsecretario de Tránsito y Transporte del Gobierno de la Ciudad, Horacio Blot, y los funcionarios que integran de la Comisión de Transporte de la Renegociación de los Contratos de Obras y Servicios Públicos.
"Dado que el contrato de concesión estipula que, ante la merma en la calidad del servicio, el costo del subtepass debe bajar, y teniendo en cuenta que la empresa argumenta que los egresos por explotación se incrementaron en más de un 6 por ciento por efecto de la devaluación, se deben contemplar ambos aspectos para que el importe se mantenga en los valores actuales", afirmó Di Lorenzo.
La política tarifaria del contrato de concesión del servicio de subterráneo estuvo definida, hasta 1999, en función del nivel de calidad de la prestación y de las variaciones superiores al 6 por ciento correspondientes a los egresos por explotación. Allí se estableció que el concesionario tiene derecho a solicitar un aumento de tarifa, al finalizar el año, si el valor promedio del Indice Global del Servicio (TIGCS) alcanza o supera los valores de referencia, que son cantidad de coches despachados, frecuencia del servicio, cumplimiento del servicio programado, puntualidad y calidad de las escaleras mecánicas.
Metrovías alcanzó, durante el segundo año de concesión (1996), el valor de referencia del índice global, razón por la cual se le concedió un aumento del 3,2 por ciento que llevó al boleto de 0,45 a 0,50 pesos. Lo mismo ocurrió en 1999 cuando se pasó de 0,50 a 0,60 pesos. Luego se llegó a un valor de 0,70 en 2001, pero este aumento no le fue otorgado a la empresa sino que fue cobrado por el Estado para realizar inversiones que estaban comprometidas previamente con el concesionario.
De acuerdo con los controles realizados por el Ente de la Ciudad, que concuerdan con los llevados a cabo por la Comisión Nacional Reguladora del Transporte y por Subterráneos de Buenos Aires, se observó que durante los meses de enero, febrero, marzo y abril de 2002 el índice de calidad fue un 10 por ciento menor que el de referencia, reflejado fundamentalmente en la frecuencia del servicio.
"En este contexto, correspondería bajar el costo del pasaje, pero la empresa concesionaria plantea, en diferentes documentos, la caída de la demanda de pasajeros como otro argumento que debería llevar a un aumento. Más allá de que el Estado no garantizó el nivel de demanda y que la empresa en su oferta prevé niveles inferiores de pasajeros a transportar, lo cierto es que desde 1994 hasta el 2002 la demanda superó la estimación que Metrovías había realizado", concluyeron fuentes del Ente.