En Hacienda creen que por ahora el "Porteño" no será necesario

En Hacienda creen que por ahora el "Porteño" no será necesario

Si bien parecen haberse despejado algunas incógnitas que envuelven a muchos economistas, los hombres que responden al secretario de Hacienda, Miguel Angel Pesce, aseguran que la recaudación de enero en la Ciudad de Buenos Aires no caerá más del 30 por ciento con respecto a la de enero de 2001. Con esta disminución, dicen, lo mismo el Gobierno podrá hacer frente a los compromisos asumidos con proveedores, empleados y grandes obras públicas


Despejados ya en el mundo financiero los humos de las fogatas de diciembre, los hombres de la Secretaría de Hacienda de la Ciudad de Buenos Aires se permiten inferir dos premisas que piensan que les dejarán conciliar ahora el sueño, un lujo que durante casi dos semanas no pudieron darse: la primera es que, en el caso de que los ahorristas aceptaran cobrar sus dólares a 1,40 pesos, el odiado "corralito" desaparecería; la segunda es que el Banco Central podría llegar a imprimir -desaparecida la Ley de Convertibilidad- hasta 3400 millones de pesos para paliar las urgencias inmediatas.

Si esta visión, algo menos pesimista que la que tenían los hombres del gobierno porteño hasta hace apenas unos días, se demostrara acertada, Miguel Angel Pesce, el jefe de los recaudadores de impuestos de Ibarra, no necesitaría imprimir la imagen de Alicia Moreau de Justo en un bono que nunca contó con sus simpatías. Pesce, tal como adelantó NOTICIAS URBANAS, colige que con una caída del 30 por ciento de la recaudación -tomando los valores de enero de 2001- la Ciudad lo mismo podría cumplir con sus obligaciones básicas, las que contrajo con sus empleados, sus proveedores y con los que llevan adelante las obras que la administración Ibarra considera estratégicas para su gestión, como la ampliación de la red de subterráneos y la construcción de los reservorios que evitarán las inundaciones.

De todos modos, de ser necesario, el secretario de Hacienda, podría tener el bono en condiciones de operar en la segunda mitad de febrero o en los primeros días de marzo. Pero antes de tomar esa opción, se presenta como factible también la posibilidad del financiamiento externo. Para abonar el medido optimismo que envuelve a Pesce, en la semana que corre debería producirse la entrega de los 110 millones de pesos en LECOP que el secretario de Hacienda de la Nación, Oscar Lamberto, les prometió entregar a los porteños cuando se cumpla la primera mitad del mes.

La esperanza de Pesce también está fundamentada en la tradicional buena conducta de la que hicieron gala los porteños a la hora de liquidar sus impuestos y en el uso que han hecho siempre de la opción de pagar la tasa de Alumbrado, Barrido y Limpieza en una sola cuota anual, alentados esta vez por el 10 por ciento de descuento que se les ofreció.

Basado en estas evaluaciones, Pesce asegura que la recaudación tendría una caída menor al 30 por ciento, aunque es sabido que los autores de las previsiones recaudatorias suelen pisar por estos días sobre un terreno particularmente resbaladizo. Tal es así que los analistas económicos más capaces, los mejor informados, incluso los que llegan hasta adonde casi nadie puede llegar, han incorporado a su ciencia un elemento hace tiempo olvidado en el mundo académico: el rezo del rosario a la hora de las ánimas.

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