Juan Manuel Abal Medina, exjefe de Gabinete y actual senador nacional del bloque del Frente para la Victoria, se muestra dispuesto a admitir errores de la fuerza que condujo el país los últimos doce años. Enmarca esas fallas, que considera principalmente políticas, en el último mandato de Cristina Kirchner, con quien no habla desde hace meses, según revela en esta entrevista. También se atreve a brindar algunos lineamientos sobre las perspectivas de organización del peronismo, revuelto y con múltiples aspirantes a la dirigencia nacional desde la derrota. Aunque reticente a definir quién es su líder favorito, Abal Medina desliza que, según su perspectiva, la “vanguardia política” del peronismo hoy está en manos de los movimientos sociales. Señala que desde hace algunos meses participa del Movimiento Evita, que conduce Emilio Pérsico (y que hace unos meses dejó el bloque del FpV en la Cámara de Diputados) y reivindica la Marcha Federal que convocaron la CTA y la CGT para protestar contra las medidas económicas del Gobierno nacional. Su rol hoy, desde el Senado, es mantener consensos para evitar que el bloque se quiebre, como ocurrió en Diputados y en las legislaturas de la Provincia y de la Ciudad de Buenos Aires.
–¿Qué balance hace del encuentro que convocó el Grupo Esmeralda en honor a Cafiero?
–En el peronismo hemos transitado distintos lugares. Era una idea interesante reivindicar una figura tan importante para el peronismo como lo fue Antonio Cafiero, teniendo en cuenta el momento que atravesó él y el que estamos atravesando nosotros. En ese momento hubo una derrota importante y una renovación. Representa la idea de renovar el peronismo frente a la derrota, rediscutir para adentro y armar una propuesta para el futuro.
–¿A qué figura vislumbra como líder del peronismo?
–El liderazgo lo va a ir definiendo el peronismo en el calor del propio proceso político. Es imposible definirlo de antemano. Lo que vengo sosteniendo desde el día de la derrota en adelante es que tenemos que pararnos fuertemente en el presente frente a los sectores que históricamente representamos, es decir, los humildes, los sectores trabajadores de la Argentina. Hay que hacer política frente a esto, mirar para atrás para ver lo que hicimos bien todo este tiempo y hacerlo público en la sociedad. Pero también mirar para adelante y presentar hacia el futuro una propuesta que responda desde lo político y lo social.
–¿Quién le gustaría que fuera?
–Hoy no se puede definir eso. Es una cuestión más colectiva, requiere de una decisión horizontal, de autocrítica, de debate, de pluralismo, de mucha honestidad y también de un gran sentido de la responsabilidad histórica. Hoy gobierna una fuerza que lleva políticas económicas y sociales que, en buena medida, están en las antípodas de lo que defendemos nosotros. Creemos que las consecuencias políticas de esas medidas afectan al pueblo. Tenemos la responsabilidad histórica de construir una mayoría para representar a esos sectores. Pero en cierto sentido los que están marcando el camino son los dirigentes sociales. Los dirigentes de la CGT, que, después de mucho tiempo de dispersión, están logrando trabajar en conjunto. La dirigencia social, al calor de esta lucha, está marcando el camino. Por ejemplo, con la Marcha Federal. Tenés a la CGT recibiendo a los movimientos sociales, con la CTA también, hablando con los bloques sociales del peronismo. Hay una relación muy fuerte de la dirigencia social que está un poco en la vanguardia política.
–¿Conversa con Massa?
–No converso seguido. Con Sergio charlamos primero la ley antidespidos, sobre la ley de autopartes y la ley de pymes. Discutimos temas concretos, como el rechazo a ciertas medidas del Gobierno. Nuestra relación se da más en los espacios de acción.
–¿Cuál es su rol político, más allá del Senado?
–Estoy participando del Movimiento Evita. Me sumé en los últimos meses, porque creo que es un sector al interior de nuestro espacio que ha sabido entender las complejidades del momento histórico. Ellos han venido señalando a muchos, entre los cuales me incluyo, uno de los grandes errores que cometimos en los últimos años, que fue cerrarnos en nosotros mismos. Eso que el Movimiento Evita ha marcado desde el principio como un error fue una clave de la derrota. Creo que nosotros, a partir de 2011, cuando sacamos el 54 por ciento, nos metimos más para adentro y no supimos seguir ampliando e interpelando a ciertos sectores. Así perdimos el apoyo de muchos sectores que nos habían apoyado en 2011.
–¿Mantiene reuniones con legisladores de La Cámpora?
–No es que nos reunimos. Yo charlo con Recalde por cuestiones legislativas. En los ámbitos que comparto con Juliana Di Tullio, con Diana Conti, con gente de La Cámpora, hablamos de la tarea política. Y con los senadores de La Cámpora yo planteo cómo mantener la unidad en el bloque del Senado. Tenemos casi dos terceras partes de la Cámara de Senadores y, ante todo lo negativo que hemos visto en los bloques de la Cámara de Diputados de la Nación y de la provincia de Buenos Aires, e incluso recientemente en la Legislatura de la Ciudad, venimos logrando con los senadores del bloque, con mucho trabajo, consenso y construcción de mayoría, mantener una unidad muy importante.
–¿Hay otros senadores del FpV que se hayan unido al Movimiento Evita?
–Venimos charlando con la senadora Teresita Luna y con otros compañeros, en sintonía con lo que venimos construyendo. La expresidenta, en una reunión justo antes de dejar el mandato, nos dijo que lo que venía para adelante era un debate horizontal y que cada uno era un actor que tenía que construir su legitimidad en la acción.
–¿Habla con ella?
–La última vez que hablé fue hace unos meses.
–¿Por qué cree que se cortó el diálogo?
–No es que se haya cortado el diálogo. Las cuestiones concretas las seguimos hablando en el Congreso con la gente de La Cámpora.
–¿Qué medidas le preocupan del Gobierno nacional?
–Me preocupan las políticas en lo económico, que tienen un sesgo claramente liberal, que no es algo malo de por sí. De hecho, en muchos países del mundo esto funciona. Pero en la Argentina su implementación ha conducido a una pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores, a la suba de la desocupación, a una situación complicada para los humildes. Este tipo de políticas tienen consecuencias muy negativas para la Argentina. En la campaña se nos acusó de impulsar el “voto miedo”. Pero sabíamos lo que iba a pasar con el tema de la desregulación, la unificación cambiaria. Las consecuencias son las que estamos viendo.
–¿Cómo ve el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta?
–Como no es mi distrito no estoy tan al tanto de las cuestiones. Pero le señalaría que debería aprovechar la oportunidad histórica de que la Nación, la Provincia y la Ciudad tienen un gobierno del mismo signo político para construir instituciones de gobernabilidad metropolitana con bastante rapidez, cosa que hasta el momento no he visto que haya ocurrido.
–¿Tiene planes para el año próximo, cuando termine su mandato?
–Sí, claro, me interesaría seguir formando parte de una reconstrucción política y social. No el cargo por el cargo. Como he ocupado cargos de mucha trascendencia, no es que me desvivo por mantenerme en una Cámara. Pero sí quiero seguir siendo parte de un proyecto político que recupere la aspiración de la mayoría. Sin duda.
–¿Prefiere las bancas en el Congreso o los cargos en el gobierno?
–Son importantes ambos. En la Argentina tendemos a desvalorizar los cargos legislativos, pero mi experiencia en el Senado muestra que se pueden conseguir transformaciones importantes logrando consensos.