El movimiento travesti trans denuncia hace años a violencias que sufren, quizás la cifra más impactante es la expectativa de vida de tan 35 años, diferente al resto de la humanidad que ronda entre los 70 y los 80. Esto se debe a los travesticidios y transfemicidios en manos de algún hijo sano de patriarcado. Pero con mayor urgencia es necesario nombrar al travestidicio social.
“Llamamos travesticidio social a todo el abandono que el Estado permitió. Ya somos forzadas a prostituirnos, pero más allá de subirnos a un auto y que nos mate un cliente en la zona roja o en una esquina, las travas nos morimos todos los días. ¿Cuántas de nosotras nos fuimos a los 14 años de nuestras casas, nunca más volvimos y nuestras familias no saben nada de nosotras? ¿Cuántas de nuestras compañeras están abandonas en las cárceles? La prostitución es el corazón en este cuerpo que es el travesticidio social y la prostitución es el problema madre”, dice Alma Fernández, militante travesti.
Esta escena puede verse claramente en la historia de Luz Aimee Díaz de 22 años. Una noche de 2018, Luz estaba trabajando en la calle cuando se acercan dos hombres a pedirle sus servicios y proponerle ir a un departamento. Ella accedió, entró al cuarto, realizó el servicio sexual y se retiró del lugar quince minutos después. Sin embargo, dos meses después, el calvario.
“El caso de Luz viene de julio del 2018, a ella la detienen en la parada donde laburaba, dos meses después de que se comete el delito que se le pretende imputar. La llevan detenida, nadie entendía por qué la estaban llevando, creíamos que era algo contravencional y que estaba relacionado con su ser trabajadora sexual”, explica a Filo.News Lucia Fuster Pravato, profesora del secundario travesti Mocha Celis y acompañante junto a un equipo interdisciplinario de Luz en esta complicada situación.
Luego se supo que minutos antes de entrar al departamento, estos dos señores habían maniatado, golpeado y ultrajado a un hombre homosexual de 50 años que fue encontrado semi consciente tres días después, quien sobrevivió al ataque aunque gravemente herido. La presencia de Luz en el lugar fue prueba suficiente para el Poder Judicial.
“A los dos tipos esos nadie los busca. Le tiraron todo el fardo a Luz como si fuera autora intelectual de este acto violento. Lo que estamos tratando de presentar es que tanto el señor como Luz están siendo víctimas de un doble crimen de odio. A él lo cagaron a trompadas por marica y a ella le tiran la causa solo por ser trava. La fiscalia no investigó más, no propuso más hipótesis, no buscó más pruebas. Para ellos es Luz la culpable por ser travesti y estar en la escena del crímen“, agrega Fuster Pravato.
“Es un crimen de pena de muere en la vida de una travesti, teniendo en cuenta que tienen una expectativa tan corta”, sostiene con angustia Lucia. Luz pasó un año detenida en Ezeiza hasta que lograron la prisión domiciliaria en el Hotel Gondolín debido a que casi está ciega. “Se logró la prisión domiciliaria porque después de insistir entendieron que perjudicaba a su salud y no había justificación. Ella tiene la visión nula de un ojo y ve muy poco del otro por un acto de violencia transforbica que sufrio siendo una niña, cuando tenia 13 años en Salta y empezaba a prostituirse. Luz nunca fue un sujeto de derecho para el Estado pero ahora sí es sujeto de impuación de un delito, es una locura“, expresa preocupada Fuster Pravato.
El juicio oral comienza el 20 de febrero, desde el secundario Mocha Celis y el Hotel Gondolín, como de distintas organizaciones sociales de Derechos Humanos, lanzaron una campaña para ayudar a Luz, “llevarle comida, ropa, mercadería que necesite, recordemos que no le permiten siquiera salir de la pensión entonces no puede generar ingresos”, informa Fuster Pravato.