El conflicto de Ucrania pareciera acercarse a las etapas definitivas en su desarrollo, o al menos a la sucesión casi inmediata de importantes cambios en su configuración actual. El empuje del giro efectuado por el nuevo Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la ofensiva sostenida y exitosa del ejército ruso en todas las líneas del frente, generan un panorama general de desolación (y decepción) en la población y en las desmoralizadas Fuerzas Armadas ucranianas que no cesan de retroceder al tiempo que Volodimir Zelensky continúa imaginando escenarios fuera de la realidad. Incluso poniendo condiciones ridículas para un hipotético acuerdo que de producirse seguramente no lo tendrá sentado a la mesa. Si hubiera un acuerdo sería entre los verdaderos contrincantes y no con sus empleados, encima con mandato vencido.
Las razones son varias. La estrategia militar en general, y sobre todo la incursión en el territorio ruso de Kursk, fueron un fracaso total, generando decenas de miles de bajas de los mejores combatientes que tenía el ejército ucraniano además de la desprotección de las zonas claves de la contienda en dónde se encuentra en franco retroceso y al borde del colapso.
Otra razón, tan fuerte como la anterior, tiene que ver con la inmensa corrupción de las elites gobernantes en ese país, por él encabezada, ahora mucho más visible que antes, habida cuenta de las grietas sufridas en el blindaje mediático que le proporcionaban sus aliados de la OTAN, en base a al ayuda casi infinita de la USAID norteamericana en los medios y al nulo seguimiento de las armas y el dinero recibido por parte principalmente del gobierno de Joe Biden así como también de algunos países europeos.
El reclamo de ayer lunes de Donald Trump de 500.000 M de dólares por el abuso efectuado por Zelensky con Biden del dinero de los contribuyentes norteamericanos, en concepto de resarcimiento y garantía a ser pagadas con tierras raras o cualquier otra cosa que logren sostener los ucranianos, es una pésima noticia en el peor momento. Por más que Zelensky pretenda pagar por su protección con las riquezas, su suerte -como la de su país- ya está echada. Y él ya lo sabe. Encima Trump le agregó al pedido, en caso “que Ucrania no pase a formar parte de Rusia”. Demoledor, por eso Trump lo pide ya. Y las tierras raras están en el actual territorio ruso la mayoría.
El presidente ilegítimo -con mandato vencido- ha instruido a ocho embajadores de su país, seis de ellos en el continente africano y dos en América Latina, para que le gestionen asilo político para luego de las reuniones que mantendrá en Munich y en su país con altas autoridades de Estados Unidos y europeas. O sea que estamos hablando de días o de semanas. Zelensky es consciente que luego de tanto mendigar y robar a los 50 países de la coalición derrotada, jamás podrá pedir nuevos favores a sus ya ex aliados.
Rusia (y otros servicios de inteligencia del mundo) están monitoreando los movimientos del “líder” ucraniano y eso tampoco es una buena noticia para él, caído en desgracia en su país, con el resto de los líderes europeos y especialmente con EE.UU. Noticias Urbanas pudo confirmar que uno de los dos países latinoamericanos, es la República Argentina, en dónde gobierna Javier Milei, adónde llegó en diciembre pasado para su asunción y con el que ha mantenido buena sintonía durante el último año.
Uno de los problemas del Plan Exilio es mantenerse con vida habiendo juntado tantos enemigos. Solo lo podrá intentar en un puñado de países y eso le costará buena parte de lo recaudado ilegalmente en la defraudación a la que sometió a su país. Otro tema es el cambio de facciones de su cara y todo lo pertinente a su esposa, su familia y sus colaboradores más cercanos, todos cómplices de la estafa más grande del siglo XXI (justo después del Covid). Y del genocidio y sufrimiento de su propia gente. Game over para Zelensky, atento Argentina.
