E l 1° de octubre de 2018 fue sancionada la Ley N° 26.417 que estableció un reajuste sobre las jubilaciones, que se actualizaría en marzo y septiembre de cada año, utilizando la fórmula de promediar el índice RIPTE (Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables) o el índice de salarios que medía el INDEC (el que fuera mayor), con la recaudación tributaria de la ANSeS.
Esta fórmula se aplicó entre marzo de 2009 y septiembre de 2017, cuando fue modificada por el Gobierno que encabezaba Mauricio Macri por una nueva, que consistía en considerar válido el promedio que resultaba de sumar el 70 por ciento de la inflación medida por INDEC, más el 30 por ciento de la variación salarial para actualizar las jubilaciones, trámite que se realizaba cuatro veces por año.
En el período en que se aplicó el primero de los índices, se produjeron 18 actualizaciones, de las cuales sólo en cinco ocasiones existieron retrocesos en cuanto a la batalla contra la inflación, tres de ellos ubicados en el período 2016-2017, cuando el Gobierno del Frente para la Victoria ya había abandonado el poder. De esta manera se pudo comprobar que el índice original es ventajoso para los jubilados cuando existe una economía que promociona el crecimiento del PBI. Por el contrario, cuando éste caía, con él decrecía el ingreso previsional.
En cuanto a los resultados de la actualización en términos reales –es decir, en moneda constante-, por cada $100 medidos en septiembre de 2008, el valor del ingreso llegó a ser en septiembre de 2015 de $137, en tanto que en septiembre de 2017 había disminuido a $127.
Mientras que en 2014 y 2016 las jubilaciones cayeron a causa de la retracción de la economía, en 2012 el efecto de la fórmula actualizadora fue contracíclica, ya que dio por resultado un aumento, que estuvo atado a los incrementos salariales que se produjeron, a contramano de la caída en el PBI que se produjo ese año.
La antigua fórmula, la que se estableció a partir de marzo de 2009, permitía, eventualmente, ganarle a la inflación. Por el contrario, la actualización que propuso y concretó el Gobierno que encabezaba Mauricio Macri, a lo sumo permitía equiparar al aumento del costo de vida. Además, este sistema consolidó la tendencia a la baja de las jubilaciones que se operó entre 2016 y 2017. Las actualizaciones trimestrales que estaban incluidas se definían con los índices del semestre anterior, por lo que sólo los aumentos salariales eran de utilidad para sostener el salario previsional.
Adicionalmente, la inflación se incrementó mientras que la moratoria se suspendió, por lo que el sistema jubilatorio inclusivo ingresó en una pésima etapa. Para peor, a los mayores alcanzados por la Pensión Universal para el Adulto Mayor, que cubría el 80 por ciento de una jubilación a los mayores de 65 años que no contaban con ingresos por ese rubro, en diciembre de 2018 se les prohibió trabajar. Esto dificultó el camino hacia la jubilación de estas personas, que contaban con esos últimos años de aportes para mejorar su futuro ingreso jubilatorio.
Juan Pablo Costa: “El FMI veía con preocupación la fórmula que ahora volvería”
El economista del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) manifestó, en diálogo con Noticias Urbanas, que “los técnicos del FMI estaban preocupados porque existía un gasto para ellos excesivo” en el rubro jubilaciones, cuando la fórmula que regía era la que había impulsado el Gobierno peronista.
El especialista explicó que “el ajuste contenido en la fórmula que propuso Mauricio Macri parecía bueno, pero provocó mucha pérdida, porque siempre iba por detrás de la inflación. En todo caso, si el salario hubiera ido por delante de ésta, podría haber habido una pequeña ganancia para los jubilados, pero el salario a lo sumo estuvo en ese período un 0,5 o un uno por ciento por encima, o sea que esto no ocurrió. Medido contra la fórmula anterior, con ésta sólo se pierde cuando antes perdieron todos, porque sobreviene por la caída del PBI o por una recesión fuerte”.
“Por el contrario –continuó el economista-, si existe una inflación alta, también se eleva la recaudación y, por ende, las jubilaciones. Paralelamente, sostener la fórmula que propone el Gobierno le daría sustentabilidad al sistema, le daría equilibrio. El sistema de la seguridad social funciona con la recaudación previsional más los aportes de los activos, que son los que se toman en cuenta para los aumentos de haberes jubilatorios”.
Luego Costa consideró que “el ajuste por inflación, si va acompañado por la caída en la recaudación tributaria y de los salarios, es un sistema en el que caen los ingresos y aumentan los egresos. En los últimos años de Cambiemos -2018 y 2019-, la crisis por estas razones desfinanció fuertemente a la seguridad social y las consecuencias impactaron en las jubilaciones”.
Volviendo a la fórmula por la que se indexaban anteriormente las jubilaciones, el economista aseguró que “entre 2008 y 2015, existieron 14 actualizaciones de haberes previsionales. En doce de éstas, los ajustes fueron por encima de la inflación y sólo en dos períodos hubo caída. Al aumento en los haberes previsionales entre 2008 y 2015, que fue del 37 por ciento real, se le contrapuso una baja que empezó en 2016. Posteriormente, entre 2018 y 2019, las jubilaciones perdieron un 20 por ciento de su poder adquisitivo”.
Para graficar lo ocurrido en 2020, Costa afirmó que “desde diciembre de 2019, al asumir el gobierno el Frente de Todos, los aumentos fueron por decreto y en este período los jubilados que ganan la mínima recuperaron un 5,4 por ciento frente a la inflación. O sea que los que dicen que la nueva fórmula es un retroceso están equivocados”.
La fórmula, de todos modos, recién entrará en vigencia en marzo de 2021, para el caso de que para esa fecha ya haya sido aprobada en el Congreso, algo que se descuenta que ocurrirá.
Mientras tanto, en la fecha en que esta crónica era escrita, los legisladores de Juntos por el Cambio sostenían que iban a votar en contra de esta iniciativa que el Gobierno envió a la cámara baja, por lo que la polémica no dejará de crecer hasta el momento mismo en que sea votada. Inexplicable.