Este lunes a las cinco de la tarde se realizará, finalmente, la reunión que les quitó el sueño este fin de semana a Aníbal Ibarra y a su secretario de Hacienda, Miguel Angel Pesce. Jorge Remes Lenicov, el ministro de Economía de la Nación será el anfitrión, acompañado por su secretario de Hacienda, Oscar Lamberto.
Ibarra y Pesce llevarán en sus valijas un pedido de 300 millones de LECOP (Letras de Canje de Obligaciones Provinciales), que ofrecerán respaldar con una garantía que estará formada por los bonos del "megacanje" que habitan en las arcas del Banco Ciudad.
Los funcionarios porteños casi no pueden contener una andiedad que los desborda, habida cuenta de que -en el caso de que Remes Lenicov decidiera desechar la propuesta- los bonos que ofrecerán como garantía sólo servirían, temen los funcionarios, para cuando los arqueólogos del futuro intenten descifrar los jerpglíficos de la desgracia argentina.
La jugada de los porteños -más allá de especulaciones- tiene su asidero porque el LECOP es un bono codiciado por las empresas, ya que será cobrado en un plazo de tres años, con un descuento del ocho por ciento, por contrapartida con otros bonos provinciales, que aunque tengan un plazo de pago prefijado, éste es azaroso y en todas las ocasiones el interés es mucho menor del ocho por ciento.
Si todo saliera bien, esta misma noche los funcionarios de la primera ciudad argentina tendrán dos poderosas razones para comenzar a descorchar champagne. La primera razón es que, finalmente, el "Porteño" habrá muerto antes de nacer, en tanto que el otro gran motivo de alegría es que la recaudación -sin prisa, pero sin pausa- está desacelerando su caída. La expectativa es que en el mes de marzo se recaude un 14 por ciento menos que en el mismo mes del año pasado. Esto ya es de por sí un triunfo, si se evalúa que en diciembre la caída superó el 40 por ciento, en enero fue del 30 por ciento y en febrero, del 22 por ciento.
De todos modos, antes de rumbear con sus humanidades hacia el Ministerio, los funcionarios harán lo que exige la ciencia económica en los albores de este tercer milenio: le prenderán una vela a San Martín de Tours -patrono de la Ciudad- y cruzarán la mítica Plaza de Mayo rezando un rosario, para beneplácito del obispo porteño, Jorge Bergoglio.