Rafael Bielsa nació en Rosario hace 49 años, desde donde partió al exilio después de su secuestro, en 1977. Se define como un obsesivo -tanto como su hermano, el técnico de la selección- y afirma que ambos heredaron esa virtud de su madre.
Desde el exilio, Bielsa se vino a vivir a Buenos Aires, que -asegura- lo recibió con generosidad. Desde entonces, la considera como su ciudad, "la verdadera ciudad de uno es la que uno elige desde el amor, y aquí, además, nacieron mis hijos".
Decidido a hacer política en esta ciudad, se convirtió en el cofundador de GESTA, un partido político cuyas siglas significan Gestión – Estado – Sociedad – Todos – Ahora, con el que piensa encarar "un esfuerzo para que aquellos ideales de mi generación puedan volver a ser reivindicados".
No le preocupa que su futuro político le depare más sinsabores que alegrías, "al fin y al cabo, somos peritos en derrotas", dice, y se ríe sin parar. Manifiesta que sería feliz si pudiera reunir "los valores de nuestros abuelos con las herramientas de la modernidad".
Recuerda que en otro tiempo el médico del pueblo era respetado y era considerado como un ejemplo a seguir, en tanto que el prestamista era objeto del desprecio y la misma consideración se tenía por quienes recurrían a ellos. "Esos eran los valores de nuestros abuelos", se ufana.
En estos tiempos en los que todo está en cuestión, Bielsa dice que hay que reexpresar la política, y que eso se hace en la calle, porque "la verdad no está en los despachos, está en la gente", recita.
Ya conoce a tres de los rivales que probablemente tenga que enfrentar. De Aníbal Ibarra dice que "no dio la talla", en tanto que asegura que por Gustavo Béliz siente "un gran respeto intelectual y moral. Además -agrega- sabe mucho sobre la ciudad". Por el contrario, de Mauricio Macri opina que "nada de lo que hace me resulta atractivo, y si piensa hacer con la ciudad lo que hizo con Boca, estamos perdidos".