La calma habitual de Otamendi, en el partido de General Alvarado, está siendo sacudida por la proliferación de fiestas “after”, un fenómeno que preocupa a los vecinos y desafía las normativas municipales. Estas fiestas comienzan al amanecer, alrededor de las 7:00 a.m., y buscan extender la noche de los jóvenes hasta las primeras horas de la tarde. Sin embargo, los reclamos vecinales señalan que esta tendencia no solo altera la tranquilidad del barrio, sino que también implica serios riesgos.
Uno de los aspectos más preocupantes de estas fiestas es la peligrosa rutina que adoptan muchos asistentes. Jóvenes que, tras una larga noche en Mar del Plata, recorren los kilómetros que separan ambas localidades para seguir festejando en Otamendi. Sin descanso adecuado y posiblemente bajo los efectos del alcohol u otras sustancias, estas prácticas no solo representan un riesgo para su propia seguridad, sino también para otros conductores y peatones en la ruta.
Además, las denuncias vecinales apuntan a la posible venta de alcohol fuera del horario permitido por ley, que prohíbe el expendio entre las 5:00 a.m. y las 10:00 a.m. Esto plantea la pregunta: ¿está el municipio supervisando el cumplimiento de esta normativa? También surgen dudas sobre la presencia de personal médico o planes de prevención en eventos de esta magnitud, lo que incrementa las preocupaciones sobre la seguridad de los asistentes.
El pedido de los vecinos es claro: exigen que el intendente tome cartas en el asunto y no habilite estas fiestas, cuya naturaleza informal parece aprovechar huecos en la regulación. Mientras tanto, Otamendi se enfrenta a un dilema: ¿puede una pequeña localidad manejar un fenómeno que a menudo supera incluso a las grandes ciudades?