En una celebración privada que se estaba llevando a cabo en una residencia de San Isidro, una pareja de homosexuales fue agredida por un grupo de jóvenes. Quienes propiciaron la golpiza dijeron que la homosexualidad “es un pecado” y que ahora “el papa es de todos los argentinos” ellos “son una vergüenza”.
Pedro Robledo y Agustín Sargiotto fueron las víctimas. Según relató el primero a Infonews, “un pibe me dijo que nos teníamos que ir porque estábamos en una casa católica y no podía haber putos argentinos cuando hay un Papa argentino. Me dio una piña en la cara que me dejó en el piso y durante cuatro horas no reaccioné según me cuentan. No me acuerdo de nada de lo que pasó en ese tiempo”.
“Putos de mierda, váyanse de acá, es una casa católica”, le gritaban según relató al canal de televisión ‘C5N’. Robledo contó que los golpes no cesaron ni cuando estaba en el piso. “Me gritaron en el oído, ‘puto de mierda levantante'”.
Los amigos del joven agredido intervinieron para que la golpiza no continuara. “Lo más feo es que usen el nombre del Papa, que dice que quiere generar un cambio y abrir la Iglesia para todos”, sostuvo.
Tras la golpiza, el joven tuvo que ser trasladado a un centro médico en el que permaneció en observaciones, con golpes especialmente en el rostro. Cuando salieron de allí, se dirigieron a la comisaría local para presentar una denuncia y luego hacerse presentes en el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI). El nombre del agresor denunciado es Juan Ignacio Amenábar.
Esta mañana, el presidente de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT), Esteban Paulón, afirmó: “Es llamativo que los agresores invocaran la argentinidad del Papa Francisco a la hora de emprender la golpiza hacia Pedro y Agustín. Esperemos no estar frente a un rebrote fanático que nada tiene que ver con el espíritu de la enorme mayoría del pueblo católico. Nuestro país ha decidido hace más de dos años consagrar la igualdad plena para todas y todos los ciudadanos a partir de la ley de Matrimonio Igualitario. Y esa igualdad debe garantizarnos el derecho a la libre expresión de sentimientos en cualquier ámbito y bajo cualquier circunstancia”.
