Ahora o nunca: refundar la Argentina en mil caracteres

Ahora o nunca: refundar la Argentina en mil caracteres

Opinión.


La pandemia abrió el camino a grandes cambios en el mundo y también ha dejado al desnudo la realidad y la desigualdad en la que vive el planeta por estos tiempos. Como países todos nos conocimos más en esta etapa, trasmitida en directo desde todas las latitudes. Y también este virus mostró un mapa distinto de la Argentina, justo en el ingreso de un nuevo gobierno. Nuestro país para cuando la pandemia deje de ser la amenaza que aún es hoy, posee un gobierno nacional que se podría definir como de transición refundacional. Se encuentra ante una oportunidad histórica de relanzarse como nación tras muchas décadas de intentos fallidos de lograr buenos índices de desarrollo en todos los planos, estabilidad económica en la mayoría de la población y de manera urgente buscar la baja de la pobreza e indigencia. Son todos ellos problemas que hoy sufre por distintas razones, ninguno nuevo en el tiempo pero que le impiden empezar y sostener el crecimiento durante un tiempo razonable para ir configurando estos avances.

Para ello desarrollaremos tres puntos que nuestro país debería atender si quiere llevar a cabo la transformación estructural necesaria. Veamos.

• La política internacional es la principal de las políticas en un mundo globalizado. Es imprescindible entender la toma de decisiones en los temas claves, analizar fortalezas y debilidades propias y definir la postura correcta a los intereses nacionales en consecuencia es parte del respeto que la Argentina ha perdido en el mundo y debe recomponer. No hay desarrollo nacional posible sin aciertos en el plano internacional. Los temas relativos a la tecnología y el conocimiento, a la información, a la soberanía en todos los ámbitos, al reconocimiento de todos los liderazgos mundiales cualquiera sea su signo ideológico con los correspondientes niveles de acuerdo multilaterales, a la no injerencia (y menos de forma apresurada) en asuntos internos de terceros, a no aceptar presiones sino atender siempre los intereses nacionales por encima de todo, a ser inteligentes en la elección de socios y de qué nivel y categoría, y a respetar acuerdos para luego pedir ser respetados. También aportar a la promoción de cambios y nuevas normas en el orden internacional establecido, que esté a la altura de la realidad y los tiempos que transcurren, y la integración regional por encima de cualquier gobierno ocasional.

Redefinir la matriz de desarrollo económico y humano en nuestro país a partir de acertar en la interrelación activa de los distintos sectores que componen el aparato nacional de generación del conocimiento y del PBI. Se debe promover una nueva regulación entre los mismos en la cual algunos sectores deberán ceder para que otros puedan seguir existiendo o ser creados, permitiendo y garantizando el crecimiento armónico de todos en una comunidad organizada y pujante. Hay que intentar por todas las vías un amplio consenso que nos conduzca a una decena de políticas correctas y estables, conocidas como políticas de Estado. Aquí, el campo, la industria, el comercio, las economías regionales, los empresarios y los trabajadores con sus organizaciones, deben redefinir su alcance en la nueva organización del sistema educativo de este siglo con la incorporación del conocimiento adecuado, las políticas de creación de empleo formal, la producción y las exportaciones y las reformas necesarias a partir de los nuevos hábitos de trabajo y longevidad en el ámbito laboral y jubilatorio.

Redefinición del Estado, cuáles son sus responsabilidades indelegables, su rol estratégico, sus otras funciones, su rol de articulador con todos los demás sectores, su presupuesto, su financiamiento y muy especialmente la política tributaria interna, su lucha impostergable contra la desigualdad y la pobreza, contra el narcotráfico y la inseguridad. También su ecuanimidad para viabilizar lo detallado en los dos puntos anteriores tanto el internacional como el nacional, la revisión del sistema de gobierno actual e instituciones y posibles cambios acorde a las necesidades, asegurar una mejor justicia más rápida y menos corrupta, y por supuesto el cumplimiento de las leyes. Si fuere necesario para generar la nueva estructura habría que repensar desde un amplio consenso y con el tiempo necesario, en una reforma Constitucional.

Las líneas de acción planteadas son genéricas y deben ser bajadas a tierra por la política. La realidad es que a la Argentina le cuesta mucho hacerlo desde siempre, pero en algunos momentos de su historia lo logró parcialmente a partir de fuertes liderazgos. Parecería que no es ese el caso ahora, pero el consenso para el desarrollo, y no el dialogo improductivo y para la tribuna, es el camino que tenemos más a mano y con más aceptación en la sociedad. Hay que intentarlo, los ejes de la transformación son solo algo más de mil caracteres.

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