El Ministro de Relaciones Exteriores, Gerardo Werthein, prosigue con la reestructuración en su cartera. En esta ocasión, ha formalizado la designación de su nuevo Jefe de Gabinete. Este cargo será ocupado por Ricardo Lachterman, quien ha estado desempeñando funciones desde noviembre del año anterior.
La medida fue formalizada a través de la publicación en el Boletín Oficial del decreto 88/2025, que establece: “Se designa al señor Ministro Plenipotenciario de Segunda Clase Ricardo Adrián Lachterman como Titular de la Unidad del Gabinete de Asesores del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, con rango de Subsecretario”.
Poco después de asumir la dirección de la cartera, Werthein inició un proceso de reestructuración del equipo ministerial tras la salida de Diana Mondino. Así, se confirmó que Lachterman sería su jefe de Gabinete. Este diplomático de confianza formó parte de su equipo durante su mandato como embajador en Estados Unidos.
En este contexto, su designación fue solo una formalidad, puesto que el funcionario ya participó de varias comitivas y reuniones bilaterales, acompañando a Werthein.
La formalización se produce pocos días después de la salida de Sonia Cavallo, hija de Domingo Cavallo —exministro de Economía de la Nación— quien ocupaba el cargo de embajadora argentina ante la Organización de los Estados Americanos (OEA). Su nombramiento se realizó mediante el decreto 433/2024, que contaba con la firma de la entonces canciller, Diana Mondino, y de Javier Milei. En ese momento, el Senado de la Nación había aprobado su designación como embajadora, estableciendo que su mandato se extendiera hasta el 10 de diciembre de 2027, considerándose que duraría el tiempo que el Presidente de la Nación se mantuviera en el cargo.
Desde que el ministro de Relaciones Exteriores tomó las riendas de la Cancillería, se fijó dos metas principales: reducir gastos y ajustar la política internacional argentina a un enfoque libertario.
En este marco, a mediados de enero, el canciller implementó nuevas modificaciones en su equipo diplomático: decidió destituir al embajador Martín García Moritán de su puesto en Uruguay.
El exembajador fue llamado de regreso a Buenos Aires por dos razones. Primero, para reducir costos, se tomó la decisión de unificar las dos representaciones diplomáticas que Argentina tenía en la capital uruguaya: la embajada en Montevideo y la representación ante la Alianza Latinoamericana para la Integración (ALADI). En segundo lugar, el ex embajador había alcanzado los 71 años, superando así la edad límite para su jubilación.
En el Ministerio de Relaciones Exteriores no se cuestionó el desempeño profesional de García Moritán, y su regreso —en términos diplomáticos, una remoción— se relacionó con la decisión de fusionar las representaciones y disminuir un gasto que ascendía a varios millones de dólares. Aunque no hay confirmación oficial, dentro del Palacio San Martín, se menciona con mayor probabilidad como su reemplazo al actual encargado de la representación ante Mercosur y ALADI, Alan Claudio Béraud.
“Actualmente, el mundo avanza hacia la unificación de sedes y representaciones concurrentes. Un país como Argentina, enfrentando sus problemas, no puede mantener dos embajadas en una misma ciudad al mismo tiempo; carece de sentido”, afirmó a este medio hace un mes una fuente confiable del Ministerio.
Y añadió: “El presidente nos solicita que al gestionar los recursos de los contribuyentes lo hagamos de manera eficiente y eficaz, evitando gastos innecesarios. No se trata solo de una cuestión política, sino de sentido común”.
La reestructuración implica un aspecto económico, pero también político: el Gobierno ha decidido poner fin a lo que considera “privilegios” en un sector del Estado que tradicionalmente se ha mantenido al margen de las fluctuaciones políticas y de las políticas de ajuste del gasto público.