Un grupo de gobernadores peronistas tenían previsto juntarse el martes en la sede del CFI del centro porteño, pero resolvieron suspenderla y esperar a que el Presidente defina dar un golpe de timón, convocarlos a una mesa de trabajo y fijar un rumbo de gestión mucho más efectivo.
Según las fuentes consultadas por Clarín, ese fue, al menos, el mensaje que bajó el mandatario para convencer a los jefes provinciales de aplazar el encuentro para la semana próxima.
En su entorno aseguran que esta vez sí es el último tren, que Alberto Fernández ahora dice ser consciente de su debilidad y que por eso pidió hasta los feriados de Semana Santa para hacer cambios.
Fernández tiene claro que en la última reunión de hace diez días, en ese mismo lugar, estuvo atravesada por una catarsis colectiva y que los gobernadores están muy descontentos con la gestión y con la tensión interna entre la Casa Rosada y el núcleo duro del kirchnerismo. Y que todos están ya decididos a desdoblar el calendario electoral para no quedar pegados a la Casa Rosada.
Jorge Capitanich, que ya no oculta su intención de ser reelegido en Chaco y postularse automáticamente a la Presidencia, planteó de hecho en ese encuentro del CFI de hace diez días la necesidad de presentar esta misma semana un programa antinflacionario.
La idea llegó a oídos del Presidente, que pidió de manera urgente a algunos de sus colaboradores que busquen abortar la reunión con la promesa de instrumentar, la semana próxima, una suerte de renovación de parte del staff oficial para torcer las expectativas políticas que impactan de lleno en la microeconomía.
Según Clarín, inclusive algunos de los gobernadores, fueron llamados directamente por el jefe de Estado. Además de Capitanich, Gerardo Zamora, de Santiago del Estero, es uno de los más inquietos.
También Axel Kicillof. El Gran Buenos Aires, remarcan, es un polvorín. En La Plata confirman que, frente a la crisis, volvieron a activarse “orgánicamente” las conversaciones en bloque de los jefes provinciales. El exministro de Economía oficializó el martes sus propias medidas para tratar de paliar los aumentos de precios.
En ese sentido, según Clarín, en el círculo íntimo de Fernández está vez sí están convencidos que después de Semana Santa podría haber novedades. Fantasean con la salida de Eduardo “Wado” de Pedro, con el argumento de que el ministro del Interior, un cargo clave, debe ser de la más absoluta confianza del Presidente.
En tanto, la chance de que el Presidente decida eyectar a La Cámpora de YPF, el PAMI y la ANSES también se coló en los últimos días entre algunos gobernadores como una versión que tiene a más de un mandatario provincial interesado, y que también obedece más a una fantasía que a la realidad de la composición accionaria de la coalición.
Por ahora, hay una sola certeza en Casa Rosada: el jefe de Estado quiere a Agustín Rossi de vuelta en el gabinete. Las filtraciones sobre su posible designación en Interior alteraron al kirchnerismo: “¿Por qué no lo nombran en el Ministerio de Trabajo?”.
Es que, además de que Claudio Moroni tampoco es de la predilección de Cristina Kirchner, Rossi ya tiene a dos dirigentes de su riñón en ese ministerio, designados el mes pasado: se trata de Fernanda Medina y de Roberto Sukerman.