El daño ya está hecho. Las inundaciones en China dejaron 12 muertos, encerrados en un vagón del subterráneo. Bolas de hielo del tamaño de melones cayeron en Milán, por segunda vez en dos semanas. Avalanchas de tierra en la India, provocadas por lluvias torrenciales dejaron un saldo de 100 muertos. Nevó en Brasil y una tremenda ola de calor azotó a Estados Unidos y Canadá.
Estos son sólo ejemplos del caos de la naturaleza que se dispara alrededor del mundo en estas últimas semanas, a causa de la crisis climática. Tal es la magnitud de estos desastres naturales, que la ONU emitió una “alerta roja para la humanidad” a través de un extenso informe.
Este escrito fue producido por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas advierte que las emisiones continuas de gases de efecto invernadero podrían quebrar un límite clave de la temperatura global en poco más de una década y que no se descarta una suba en el nivel del mar, que se acercaría a los dos metros hacia finales de este siglo.
Qué podemos hacer
Entre los puntos destacados del informe figura la mención a la necesidad de la responsabilidad individual para ralentizar la crisis climática y el consecuente deterioro del medioambiente.
Tal como argumenta este informe, el imaginario popular situó al calentamiento global como un perjuicio dentro de un futuro que sólo verían las próximas generaciones. Sin embargo, esta alerta roja deja en claro que, de continuar contaminando y dañando el medio natural, en una década los daños y las reacciones de la naturaleza podrían ser aún peores. Incluso, irreversibles.
Ante este punto, Greta Thunberg, la adolescente sueca reconocida por su activismo en esta materia, opinó que “el nuevo informe del IPCC no contiene ninguna sorpresa real. Confirma lo que ya sabemos por miles de estudios e informes previos, que estamos en una emergencia”.
Thunberg y otras organizaciones alrededor del mundo llevan años gritando que la humanidad está dañando al mundo a niveles irreparables. Pero la activista también agregó que “todavía podemos evitar las peores circunstancias, pero no si seguimos como hasta hoy”.
Por su parte, Friederike Otto, profesora de la Universidad de Oxford y una de las muchas autoras del informe del IPCC, expuso que “el cambio climático no es un problema del futuro, está aquí y ahora y afecta a todas las regiones del mundo”.
En consecuencia, el cambio climático no sólo es responsabilidad de grandes negocios que explotan recursos naturales o que los contaminan, sino también de cada individuo del planeta, tanto por acción como por omisión.
Resulta imperativo, entonces, el compromiso de todxs, comenzando por cambiar simples hábitos para reducir la emisión de gases nocivos que afectan a la capa de ozono y producen un efecto invernadero.
Aquí, algunos consejos emitidos por la Fundación Aquae, una organización nacida en el 2013, que tiene por finalidad alentar a un modelo sostenible con el medio ambiente:
1- Usa menos tu coche y más el transporte público. Si la topografía de tu localidad lo permite, usa la bici para reducir las emisiones de CO2.
2- Utiliza electrodomésticos ahorradores de energía. Apágalos cuando no los uses y regula el termostato de tu equipo calefactor o refrigerante.
3- Consume alimentos de tu localidad. Con esto estarás evitando emisiones por transporte.
4- Ahorra el agua. Cierra el grifo cuando no lo uses y realiza mantenimiento sobre el buen funcionamiento del sistema.
5- Utiliza productos biodegradables. Así, evitas contaminación por plásticos, pesticidas o detergentes nocivos para el medio ambiente.
6- Crea lazos con vecinos para compartir alternativas. Estos grupos son indispensables para exigir medidas sostenibles ante las autoridades.
En foco con el último punto, es imprescindible también el compromiso desde la política como herramienta de cambio, por lo que contribuir en esta lucha por el cuidado del medio ambiente es también plantear ideas y proyectos para reducir la contaminación en el edificio donde se resida, en el lugar de trabajo, invitar a amigxs a también cambiar hábitos nocivos y apostar a la educación medioambiental en escuelas y facultades.
De mantenerse el actual ritmo de emisiones de gases de efecto invernadero, la temperatura global aumentará 2,7 grados a finales de siglo, con respecto a la media de la era preindustrial, según informó este estudio. A su vez, esto desembocaría en más desastres climáticos como sequías, inundaciones y olas de calor.
Desastres naturales
El informe de la ONU llega luego de tres semanas en las que el planeta reaccionó simultáneamente en muchos puntos, ante tanta intervención humana negativa.
En China, tras caer el equivalente de 8 meses de lluvia en 24 horas, cayeron 200 litros por metro cuadrado en una hora. Así, pasajerxs de un vagón de metro vivieron una escena de terror: el agua ingresó a los túneles subterráneos y 12 personas no lograron salir. Este caudal de agua provocó, además, destrozos en el país oriental, ya que rompió varias presas importantes, agravando las inundaciones, arruinando cosechas enteras en todo el país y obligando a poblaciones enteras a migrar.
En Milán, cayeron bolas de nieve del tamaño de melones por segunda vez en sólo dos semanas, generando un bombardeo imparable.
En India, deslizamientos de tierras provocados por las lluvias torrenciales ya han dejado más de 100 muertos y han perjudicado cosechas y territorios enteros.
En Irán, hay movilizaciones masivas al grito de “tenemos sed”, por una furiosa sequía que desabasteció al país de agua potable y que además está provocando apagones eléctricos, dejando a la población sin aire acondicionado, ventiladores ni agua frente a olas de calor que alcanzan los 50 grados.
Estados Unidos sufre también una inédita ola de calor, sequías e incendios sin precedentes, que consumen cientos de miles de hectáreas, que cubren de humo los cielos de todo el país. Situación muy similar se vive en Canadá, país que limita con el mencionado gigante norteamericano, donde más de mil millones de animales marinos no han logrado sobrevivir a esta ola de calor y donde se espera que el 100% de algunas especies muera a causa de la temperatura del agua en este territorio.
En Alemania, ya hay más de 150 muertos por inundaciones, que afectó también a Bélgica tan sólo 10 días después de haber sufrido este tipo de desastres.
Mientras tanto Siberia arde y Groenlandia se derrite. En el primero se incendia una superficie de bosque del tamaño de Bélgica y en el segundo se bate un récord de deshielo, donde se descongeló sólo en 24 horas una cantidad de agua con la que se podría extender una capa de 2 centímetros de agua por toda la superficie de España.
Brasil vive inusuales nevadas en más de 20 ciudades a causa de la ola polar que transita, donde las temperaturas llegan a los 8 grados bajo cero.
Los ejemplos son innumerables. Los glaciares se derriten, el nivel del mar crece, las catástrofes naturales son cada vez más feroces y más frecuentes. El planeta se acerca a un punto de no retorno, por lo que tomar consciencia y acciones acordes debe ser una decisión colectiva, comenzando por las grandes empresas y élites políticas que son las que se benefician económicamente con la explotación de sus recursos naturales, sin contemplar sus consecuencias, que son éstas ya descriptas.
Aire y nivel del mar
Entre los datos que arroja el informe, expone el peligro de que los mares crezcan 2 metros hacia finales de este siglo y hasta 5 metros para 2150.
Aunque se trate de cifras poco probables, ha quedado claro que subestimar los tiempos de reacción del planeta es un error que se cobra vidas de humanos y animales alrededor del mundo.
Las consecuencias del efecto invernadero, que actúa a través de gases nocivos, parecen ser inevitables ya. Aunque se lograra controlar las emisiones y mantener las temperaturas en alrededor de 1,5°C para el 2100, las aguas continuarán subiendo en el futuro.
“El peligro detrás de estos números de aumento del nivel del mar es muy aterrador a largo plazo”, explicó el profesor Malte Meinshausen de la Universidad de Melbourne, otro de los autores del informe. El especialista continuó planteando que “en el documento se muestra que, incluso con un calentamiento de 1,5°C, estamos mirando a largo plazo de dos a tres metros de aumento del nivel del mar y en otros escenarios es mucho mayor. Eso simplemente da miedo, porque tal vez no sea al final de nuestra vida, pero está a la vuelta de la esquina y comprometerá a este planeta”.
Con esto, el profesor hace referencia a que, aunque el aumento del nivel del mar fuera relativamente leve, tendría efectos colaterales que no podrán ser evitados.
Por su parte, Valérie Masson-Delmotte, copresidenta del grupo de trabajo del IPCC que preparó el nuevo informe, adhirió en la misma línea. “Con el aumento gradual del nivel del mar, esos eventos extremos del nivel del mar que han ocurrido en el pasado, solo una vez por siglo, ocurrirán con más frecuencia en el futuro”.
“Aquellos que ocurrieron sólo una vez por siglo en el pasado, se espera que ocurran una o dos veces por década a mediados de siglo. La información que brindamos en este informe es extremadamente importante para tomar en cuenta y prepararse para estos eventos”, completó la experta.
Ha quedado claro que el calentamiento global es altamente sensible a la cantidad de emisión de dióxido de carbono, pero también a otro gas subestimado: el metano.
El comercio internacional ha logrado silenciar que la actividad más contaminante es la ganadería, por tres razones principales: el deterioro de los suelos tras la cría de ganado, la cantidad de agua potable que se destina para la producción de carne y el gas metano que emanan los animales.
Según el IPCC, alrededor de 0,3°C de los 1,1° C con los que el mundo ya se ha calentado es resultado del metano.
“El informe anula cualquier debate restante sobre la urgente necesidad de reducir la contaminación por metano, especialmente de sectores como el petróleo y el gas, donde las reducciones disponibles son más rápidas y económicas”, apuntó Fred Krupp, del Fondo de Defensa Ambiental de Estados Unidos.
El calentamiento global y sus consecuencias no es una sorpresa, sino una consecuencia de un modelo de sociedad de consumo funcional a las redes de comercio internacional, que se ha enriquecido a partir de explotar y tomar como propios los elementos de la naturaleza, sin responsabilidad de mantenerla sustentable. Hoy el daño ya está hecho, pero aún el planeta está a tiempo de cambiar.