“Hay que preguntarle a (Mauricio) Macri por qué la Ciudad no reclama las ganancias por el juego. A lo mejor hay intereses potentes; particulares. De Macri, por supuesto. Quizá está mirando sus propios intereses y no los de la gente; de lo contrario no se entiende por qué no reclama lo que le corresponde a la Ciudad”, lanza el legislador porteño Daniel Amoroso, quien en 2012 se asoció inesperadamente con Graciela Ocaña para crear el sello Confianza Pública.
En la contra de Noticias Urbanas, Amoroso explica esa alianza: “Graciela tiene un sueño, que es ser jefa de Gobierno. Y me lo contagió”, dice quien fue una de las patas peronistas de Pro, junto con Cristian Ritondo, después de haber conducido el sindicato Aleara, que nuclea a los trabajadores de los juegos de azar.
Amoroso define a Confianza Pública como un espacio con una “base de sustentación amplia”. Y, durante la charla, se encarga de aclarar que su fuerza “no tiene nada que ver con Francisco de Narváez” (NdR: Hay que recordar que, cuando se fue de Pro, Amoroso se había convertido en el hombre de De Narváez en la Ciudad). Es oportuna su aclaración porque, por estas horas, De Narváez explora –bueno, con De Narváez nunca se sabe– un acuerdo con Pro en la provincia de Buenos Aires.
“Queremos ser libres; la relación personal con Francisco es fuerte, la política no existe. La idea de nuestra construcción, cuyo principal objetivo es generar la candidatura de Ocaña como jefa porteña, es crear un espacio independiente.” Amoroso y su socia, la exministra de Cristina Kirchner, creen que es necesario generar una alternativa en la Capital, distante tanto del Gobierno nacional como del porteño.
La sanción de la Ley de traspaso del subte a la Ciudad incluyó un artículo por el cual se creó una Comisión de Transparencia y Seguimiento de los fondos que se recaudarán para el funcionamiento de la red de subtes, que será integrada por diputados y representantes de la Auditoría General. Se trata de una propuesta impulsada por Amoroso, que es vicepresidente de la Comisión de Tránsito y Transporte de la Legislatura.
“Nos parecía importante incluir en la Ley la creación de un ámbito que pueda controlar que los fondos que ingresen para el sostenimiento del servicio del subte sean utilizados realmente para eso y no se deriven a otros fines”, explica.
–Ya que sacó el tema, el subte A va a estar paralizado por recambio de vagones, ¿cómo lo ve?
–No lo veo mal. Siempre estamos reclamando que los subtes no funcionan bien, que son peligrosos. Me parece que enero es un mes en el que la gente viaja menos. Sería catastrófico que sucediera en marzo, cuando todo el mundo regresa, pero ahora me parece razonable. Como vicepresidente de la comisión de Transporte fui al Ejecutivo y pedí explicaciones. Les propuse algo de sentido común: si no es posible probarlos de noche o acotar el horario de funcionamiento en vez de paralizarlos. Sin embargo, por una cuestión técnica, no es posible. La ley del traspaso fue mejorada por toda la oposición, no me voy a adjudicar los méritos. Porque si fuera por la ley que había sacado inicialmente Macri, sería un desastre.
–¿Qué es lo más cuestionable del gobierno de Macri y en qué se diferencian ustedes, con Ocaña, respecto de Pro?
–Uno de los temas más cuestionables es la falta de una política de Estado en materia de salud. En la Ciudad tenemos 15 comunas y 34 hospitales, y la gente todavía tiene que levantarse a las 4 de la mañana para pedir un turno, cuando una de las promesas de Macri fue, precisamente, que los hospitales iban a funcionar como corresponde. Pero la realidad es que ninguno de esos 34 hospitales tiene una especialidad, ninguno está dirigido, por ejemplo, a la atención específica de la gente del conurbano. O de la tercera edad, o de aquellas patologías propias de la Ciudad. En todos faltan insumos. Macri prometió construir un hospital en el sur de la Ciudad, ¿dónde está? La basura, lo mismo. La Ciudad huele a podrido y el acuerdo que firmó (Diego) Santilli con la Provincia no lo va a poder cumplir. No se está cumpliendo con el requisito mínimo, que es separar la basura –dividiendo lo orgánico de lo inorgánico– en su lugar de origen. El Gobierno porteño solo reacciona cuando la Provincia y la Nación le cierran el grifo.
–¿Y no cree que del subte debería haberse hecho cargo mucho antes?
–No creo: estoy seguro de que es así. Perdió diez hermosos meses. Se durmió.
–Usted proviene del sindicato del juego; presuponemos que conoce ese territorio. ¿Por qué cree que Macri no reclama lo que le corresponde a la Ciudad, si con eso solucionarían casi todos los temas que complican a los porteños?
–Esa misma duda es la que yo tengo. Efectivamente, la Ciudad resolvería casi todos sus problemas si percibiera lo que le corresponde de lo que recauda el juego. Hay que preguntarle a Macri por qué no lo hace. Debe estar mirando sus intereses particulares, porque los de la gente, seguro que no. Te doy un dato: presenté una norma de autoexclusión, que rige en 23 de 24 municipios. Es decir, en todos menos en la Ciudad, y Macri me la vetó.
–No entiendo, ¿de qué se trata?
–En todas las provincias, los ludópatas, quienes tienen probados problemas con el juego, no pueden ingresar en los casinos. Es una norma de protección hacia ellos y sus familias. Macri la vetó.
–Por cierto, qué alianza rara la que hizo con Ocaña ¿no le parece? Nunca los hubiera imaginado, pero si la cosa funciona, como diría Woody Allen…
–Está bien la pregunta (omite el chiste y contesta serio), porque mucha gente cree que Graciela está en contra de los sindicalistas y yo vengo de esa extracción, a pesar de que hace mucho que me fui del sindicato, por propia voluntad, porque creo que hay que dejar espacio a los jóvenes. Y en realidad, es al revés: ella respeta mucho al sindicalismo. En todo caso, está en contra de la burocracia sindical y la corrupción. Y entre Moyano y ella, el Gobierno se quedó con Moyano. Y así les fue.
–Usted es peronista –o viene de esa identidad– y Ocaña no. Y sucede que el PJ tiene varios candidatos a presidente, ¿no será ese un problema en esta incipiente alianza con la exministra, de cara a 2015?
–Efectivamente, creo que el PJ tiene al menos tres buenos candidatos para 2015: Scioli, Massa y De la Sota. Y Graciela, si bien no viene del PJ, está de acuerdo en apoyar a quien garantice la verdadera autonomía de la Ciudad.
–¿Y qué logros rescata de Confianza Pública?
–El trabajo que estamos haciendo con los jóvenes, las charlas con los vecinos y una concreción, que en realidad fue una propuesta que vino de la gente: la creación de un hospital veterinario para el que ya conseguimos una partida. Tenemos muy bajo perfil, pero venimos haciendo mucho.
