Decir que ayer fue el peor día en la vida política de Aníbal Fernández es quedarse corto. Además de haber perdido la gobernación de la provincia de Buenos Aires, Aníbal entró en la historia porque el peronismo no perdía la provincia desde 1983. Y eso para los peronistas es grave. Entonces, llegó la hora de los pases de factura.
Desde el sciolismo le dijeron a Noticias Urbanas que Aníbal es el principal responsable de la derrota. “Con cualquier otra candidato, Daniel ya era Presidente”, aseguraron.
Por eso desde varios sectores le van a exigir que renuncie a la Jefatura de Gabinete de la nación y que además pierda la poca influencia que le queda en el Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires.
El enojo de los sciolistas no tiene límites. “Los Intendentes le pasaron la factura de la interna con Julián Domínguez. En muchos distritos como en La Matanza, los Intendentes que jugaron con Domínguez promovieron el corte de boleta”, le dijo a NU un sciolista bonaerense.
La interna de las PASO dejó muchas heridos, la formula, Julián Domínguez-Fernando Espinoza (intendente de La Matanza) siempre creyó que fue perjudicada en la interna. “Ellos están convencidos de que hubo fraude y que por eso perdieron. Y que el que motorizó el fraude fue Aníbal”, dijo el sciolista.
Los sciolistas se apoyan nen los números para pegarle a Aníbal. En la provincia, Scioli sacó 3.419.041 votos, mientras que Aníbal obtuvo 3.098.900. “Sacamos más de 400 mil votos de diferencia, el corte de boleta fue muy grande. Porque la gente no quería a Fernández. Era un candidato muy cuestionado por la gente”, le pegaron desde el sciolismo.
El último hecho que colmó la paciencia de los sciolistas fue lo que sucedió ayer a la noche. En el búnker de Fernández en el Hotel Intercontinental estaba La Cámpora en pleno. “Los mariscalitos de la derrota (por La Cámpora) creían que ganaba Aníbal y que de esa manera nos condicionaban. Y todavía no se dieron cuenta que la gente no los quiere ni a ellos ni a Aníbal”, manifestó el sciolista consultado por NU.
Llegó la hora de hacerse cargo de la derrota. Aníbal Fernández lo sabe mejor que nadie.
