La jefa del bloque de Pro pareció anticiparse: justo semanas antes del último Boca-River, Carmen Polledo presentó con sus compañeros de bancada, el vicepresidente de la Legislatura, Cristian Ritondo, y el presidente de la Comisión de Justicia, Francisco Quintana, dos nuevos proyectos de ley que buscan prohibir la actividad de los cuidacoches y de los vendedores ambulantes. Y los presentó pese al fracaso del macrismo en otros intentos similares, que fueron rechazados por la oposición.
El escándalo del gas pimienta durante el superclásico entre Boca y River puso de nuevo bajo la lupa a los barras. Y más allá de la problemática que generan dentro de los estadios de fútbol, afuera de las canchas también se suele vincular a estos grupos en actividades como el cuidado de coches o la venta ambulante ilegal.
Contra eso apuntan las dos recientes iniciativas del macrismo en la Legislatura. El oficialismo porteño presentó semanas atrás un nuevo proyecto para prohibir a los trapitos en las cercanías de las canchas, luego de varios intentos fallidos por no conseguir acuerdo con la oposición para lograr que se los persiga en toda la Ciudad. En paralelo, otra propuesta apunta contra la venta callejera.
“Tratamos de pensar alguna alternativa intermedia para que la oposición nos escuche, no estamos de acuerdo con que se utilice el espacio público para lucrar”, señaló Polledo en la contratapa de Noticias Urbanas.
El texto que prohíbe la actividad de los trapitos modifica en varios aspectos a la normativa actual. Por un lado, impide la presencia de trapitos en un perímetro de 30 cuadras a la redonda de los estadios, y establece multas en esa zona que van de los $1.000 a los $10.000 y penas de dos a diez días de arresto. La sanción se duplica en caso de reincidencia y se triplica si se comprueba que el trapito pertenece a una organización ligada con los barras.
La propia diputada Polledo señala ese objetivo final de la norma: atacar a las barras a través de su “caja”. “Atrás de esto hay una organización, hay una mafia”, asegura la legisladora.
–¿Cuán grave considera la actividad de los cuidacoches?
–Nosotros recogemos la angustia de los vecinos, que se ven violentados porque viene alguien apenas uno estaciona su auto y lo amenaza si no paga. Y no estamos de acuerdo con que se utilice el espacio público para lucrar. Estamos convencidos de que esto preocupa a una buena parte de los porteños.
–Este no es el primer proyecto que se impulsa contra los trapitos, ¿por qué cuesta avanzar con una legislación al respecto?
–Se presentaron muchos antes. Lo que pasa es que fracasamos porque la oposición no nos acompañó. Entonces, pensando en cuál sería el mejor camino, tratamos de pensar alguna alternativa intermedia para que nos escuchen.
–Mauricio Macri vetó en 2011 una ley que proponía la regulación de la actividad. ¿Qué tenía de malo esa normativa?
–Esa fue una ley de la oposición que legalizaba a los trapitos. Y nosotros buscamos todo lo contrario porque esta es una actividad ilegal. Y no nos parece bien que la solución sea legalizar algo que tiene como base la ilegalidad. Por eso hay que prohibirla.
–Si la oposición ya se negó otras veces a acompañar un proyecto de prohibición, ¿por qué no lo haría ahora?
–Queremos que la oposición se siente a discutir y comprenda que el ciudadano está siendo agredido. Nuestra ley sería una prueba piloto para circunscribir la prohibición a 30 cuadras de un lugar donde haya algún evento, deportivo o de espectáculo.
–¿Qué cree que hay detrás de los trapitos?
–Atrás de esto hay organización, hay mafia. Y por eso planteamos que si se comprueba eso, la pena se agrave aún más.
–¿Atrás de todos los cuidacoches hay mafias? Porque la oposición puede plantearle también que hay personas que trabajan de eso porque no tienen otra salida laboral.
–Entiendo el punto, y podemos reparar en casos particulares si los hubiese, pero no compartimos la metodología de legalizar todo. La actividad de los cuidacoches no puede privatizar el espacio público. Si el Estado blanquea una actividad ilegal está siendo cómplice. No es bueno para el normal desarrollo de la Ciudad. Y con la venta ambulante es igual. Básicamente, proponemos respetar la normal circulación de los porteños.
–¿Cuando usted habla de organización y mafias, se refiere a las barras bravas?
–Yo no estoy segura de que todas estas mafias sean barras, ni podría ser categórica al respecto, pero evidentemente algo hay en los eventos deportivos porque es donde más se ven a los trapitos y es una gran fuente de ingreso para alguien.
–¿Ya han dialogado al respecto con la oposición?
–Todavía no avanzamos con la oposición, pero tengo la esperanza de que se siente a dialogar y discutir. Porque cuando la sociedad habla y se queja de esto, hay que escucharla.
–¿Y con los clubes de fútbol?
–Es una preocupación para los dirigentes del fútbol también. Y nos lo hicieron saber cuando el año pasado tratamos una ley para atacar la reventa de entradas. Es el mismo tema.
–Como diputada, ¿cómo vivió los sucesos del último Boca-River?
–Con una enorme tristeza. Me preocupa como sociedad lo que nos pasó.
–¿Cree que la dirigencia tuvo alguna responsabilidad?
–La verdad es que no estoy en condiciones para analizar qué fue lo que pasó, eso tiene que definirlo la Justicia. Yo te puedo decir que me sentí muy mal y que hay algo de la sociedad que nos hace cada vez más violentos.
En primer plano
• Un restaurante. Oviedo.
• Una comida. Todo tipo de pescados.
• Un barrio porteño. San Telmo.
• Una figura histórica. Domingo Faustino Sarmiento.
• Un perfume. “No tengo ninguno en especial, pero últimamente uso el Romance, de Ralph Lauren.”
• Una frase. “La ignorancia va de la mano de la maldad.”
• Una película. Babel, de Alejandro González Iñárritu.
• Un libro. Cisnes salvajes: tres hijas de China, de Jung Chang.