Argentina, en el corazón de las tinieblas

Argentina, en el corazón de las tinieblas

Gobernar sin Congreso, ¿el sueño de Milei?


En esta semana, por si hacía falta alguna confirmación adicional, quedó claro que casi todas las discusiones sobre las medidas que ya envió o que se dispone a enviar al Congreso el presidente de la Nación, Javier Gerardo Milei -el DNU N° 70/2023 y un paquete de 300 leyes-, constituyen apenas el emergente de un iceberg.

Milei no quiere cambiar la economía, busca imponer un nuevo orden social que requiere la concentración de la riqueza, el aniquilamiento de las protestas sociales y la supresión de los derechos adquiridos por los trabajadores en las grandes luchas sociales desarrolladas a lo largo de todo el Siglo 20, que costaron enormes sacrificios y el derramamiento de la sangre de miles de argentinos.

La consigna, no importa cómo se denomine en la trastienda, se resume en el término “tierra arrasada”. Antes que el libertario, el degradado teniente general Jorge Rafael Videla hizo lo mismo, sólo que éste ahogó -aunque no pudo suprimirlo- el conflicto social a sangre y fuego, con el objetivo de dinamitar una economía basada en la substitución de importaciones e imponer una “economía de mercado, liberal”, según sus propias palabras. Ahora, en lugar de bayonetas, se usan las intrigas palaciegas y se firman misteriosos decretos que se manejan con una secrecía que transparenta a sus autores, que son los grandes estudios de abogados que representan a las grandes empresas.

Un Decreto de Necesidad y Urgencia debe ser ratificado por el Congreso, pero en este caso, Milei lo enviará a la Cámara de Diputados después que entre en vigencia, algo que ocurriría el 29 de diciembre. Entretanto, el paquete de leyes sí fue al Congreso, pero ni los propios voceros del proyecto conocen su contenido. La estabilidad económica, a todo esto, tambalea por todas partes.

Devaluar el dólar en un 118% sin frenar la inflación es lo mismo que invocar a una nueva devaluación. Pero hay algo aún más grave y es que desde el Hotel Libertador -la anunciada mudanza a la Quinta de Olivos se demora por razones caninas- se alientan ambas cosas.

Plaza Lavalle, el corazón de las tinieblas

Este miércoles, la CGT, los movimientos sociales, los actores de la economía popular agrupados en la CTEP, la CTA Autónoma (CTA-A), la CTA de los Trabajadores y Trabajadoras (CTA-T), realizaron una multitudinaria concentración frente al Palacio de Tribunales, justo en el corazón del Poder Judicial y primera sucursal del infierno en Buenos Aires, para presentar ante la Justicia del Trabajo una escrito solicitando que se declare la inconstitucionalidad de la reforma laboral incluida en el DNU que pergeñaron Milei y sus asesores.

Antes de ir a Tribunales, en la tarde del martes 26, los sindicalistas fueron al Congreso para reunirse con los senadores de Unión por la Patria, en un intento de agotar todas las instancias de diálogo interno. La exigencia de los representantes de la CGT y de la CTA fue sencilla: que trabajen para rechazar el DNU, en especial en su capítulo laboral.

En Talcahuano y Lavalle, a las 12:15 ya había unas 40.000 personas de heterogéneas procedencias. Había banderas de la UOM, UOCRA, CTEP, Asociación Bancaria, Unión de Empleados Judiciales, Asociación de Trabajadores de la Sanidad, APOPS, CTA, Movimiento Evita, Organizaciones Libres del Pueblo, SADOP, Corriente Clasista y Combativa, Frente Darío Santillán, Federación de Educadores Bonaerenses, Sindicato de Papeleros, Frente de Organizaciones en Lucha, Corriente Nuestra América, Sindicato de la Industria de la Alimentación, entre muchas otras más. Justo frente al Palacio de Tribunales, una gran bandera de Espacio Puebla lucía las imágenes de Hugo Chávez, Evita, Diego Maradona, Néstor Kirchner y Cristina.

En la concentración se respiraba un clima de víspera de grandes acontecimientos. Lo más agresivo fue un cántico algo inocente: “y ya lo ve, y ya lo ve, el que no salta, votó a Milei”. Cero mística. De todos modos, las palabras de los manifestantes anticipaban la conciencia de que todavía no pasó nada, verdaderamente.

Este cronista, que ha concurrido a alguna marcha, pudo palpar la tensión y la conciencia entre los convocados -muchos de manera individual- de que vendrán tiempos muchísimo peores, que exigirán grandes luchas para evitar la expoliación de sus derechos.

El mismo clima se palpaba entre los cientos de policías federales que formaban frente a los pacíficos manifestantes. Los “federicos” -alguno aceptó hablar con quien esto escribe- son conscientes de que volverán a verse las caras con muchos de los que estaban presentes y que no siempre se respirará la misma tranquilidad. Quemados por el sol, al igual que los concentrados, repentinamente, un oficial los envió “al otro lado” del edificio de los tribunales, para refugiarse bajo una sombra reparadora. Habían sido muchas horas en posición incómoda, porque si bien hubo paz, el aire que envolvía a manifestantes y represores era denso.

La lánguida razón de la concentración -pocas veces el movimiento obrero se mostró tan conciliador-, además mostró el primer traspié. El titular del Juzgado del Trabajo N° 69, Ignacio Ramonet, rechazó la cautelar a causa de que el DNU entrará en vigencia este viernes 29 de diciembre, pero aceptó el planteo de inconstitucionalidad y notificó al jefe de Gabinete para que conteste el planteo del movimiento obrero en el plazo de tres días.

Paralelamente, muy pocos dirigentes peronistas mostraron la cara por Tribunales. ¿Miedo? ¿Desinterés? ¿Ausencia de incentivos? ¿Repliegue estratégico? ¿Soldado que huye sirve para otra batalla? ¿Indigestión?

Cuando las columnas se desconcentraban, la policía comenzó a desplegar sus intentos de intimidación. Sobre la avenida Corrientes y Talcahuano, los simpáticos muchachones de azul detuvieron a Martín Brunas y a Agustín Ricardi, que estaban firmando sus dudosas maniobras de amedrentamiento contra los manifestantes que se retiraban de la zona. El sistema es el mismo de siempre: un policía de civil “marcaba” a un manifestante, luego éste era golpeado y detenido por personas que salían repentinamente de entre el público que se agolpaba a su alrededor.

Un entorno político de alta toxicidad

Desde hace 18 días cunde el desconcierto, la incredulidad y cierto aire de improvisación en el medio ambiente gubernamental.

Ante una inflación que no deja de crecer -en la tercera semana de diciembre, los alimentos aumentaron un 11,5%-, el presidente termina de anunciar que la enfrentará imprimiendo billetes de $20.000 y $50.000. Además, en el paquete de leyes que envió al Congreso planteó una absoluta libertad de precios y la eliminación de todas las restricciones a las exportaciones y a las importaciones. De esta manera, ya que hablamos de anticipar el futuro, no habrá solución ni en el corto ni en el mediano plazo, para la inflación, el déficit de dólares y la estabilidad económica. No se conoce un caso en que los liberales hayan hecho crecer una economía productiva en ningún lugar del mundo.

Si además, Milei se preocupa principalmente por obtener otro préstamo del FMI, esta vez por 15 mil millones de dólares, que no serán utilizados ni para el desarrollo de la obra pública ni para la contención social, el panorama es obscuro.

Finalmente, parafraseando al expresidente Arturo Frondizi, que dijo que el Congreso era “lento y está lleno de corruptos”, Milei despreció a la oposición, incluso advirtiendo que si no aprueban las leyes que pretende, convocará a un plebiscito. Quizás el presidente olvidó preguntar si el resultado de una consulta pública de esta índole es de cumplimiento obligatorio -no lo es-, por lo que si la convoca estará en el mismo lugar que en el día anterior a esa votación. Es decir, igual de inmóvil. Podrá tener razón o no, pero no habrá resuelto el problema.

Los principales asesores del libertario saben que no les sobra el tiempo para hacer su revolución de terminar de destruir la obra del peronismo. Por eso, discutir leyes en el Congreso es para ellos una pérdida de tiempo. Les urge acortar los incómodos procesos de la democracia, que será un incordio, pero es por ahora el único muro de contención que separa a la sociedad de la tentación dictatorial de algunos sectores del poder económico. No dejan de soñar algunos con gobernar sin el Congreso, que piensan que los retrasa y les pone condiciones para aprobar sus mesiánicas normas.

Hay quienes dicen en el entorno del presidente que “es ahora o nunca”, pero es tan brutal y salvaje su planteo político, por lo que significa para el 95% de los argentinos, que el tiempo que les queda es exiguo, antes de que reaccionen los damnificados.

Para hacer una revolución hay que saltarse las normas, pero para ello se debe tener un objetivo que aplique al bienestar comunitario y a la Justicia Social. No es el caso, por eso se desatan los temores de sus protagonistas.

En la novela de Joseph Conrad -se recomienda su lectura-, “El Corazón de las Tinieblas”, que Francis Ford Coppola convirtió en su obra maestra, a la que llamó “Apocalyse Now”, Marlon Brando le describía a Martin Sheen el horror. Aún sabiendo que Sheen venía a matarlo, el coronel Kurtz (Brando) le enseñó cómo tenía que hacerlo. Kurtz había hecho su propia revolución en la Camboya pre-Khmer Rouge, con un grupo de montañeses que plantaban hierbas locas y mataban y carneaban sus búfalos usando viejas espadas. En ese ambiente húmedo y opresivo Brando muere a manos del capitán que encarnaba Sheen, dejando huérfanos a sus soldados, que sobrevivieron y siguieron adelante, obligados a arreglárselas por ellos mismos.

Así es la Argentina de hoy, húmeda, opresiva y salvaje. Y los argentinos deben seguir adelante por sí mismos. En grupo, nunca solos.

Te puede interesar

Qué se dice del tema...