El senador nacional peronista Miguel Angel Pichetto, hoy no se privó de nada. Frente a un auditorio calificado, de unas doscientas personas, dijo que “Argentina es un estado inconcluso” y admitió que el país “necesita de un pacto fundacional que contenga una lógica de políticas de estado permanente”.
Más crítico que en otras ocasiones, el hombre que desde hace décadas dirige literalmente las resoluciones legislativas del más alto nivel, se quejó de que todavía “no se han resuelto los problemas estructurales de la Argentina”, y condenó –sin identificarlos- a sectores políticos que medran con “el pobrismo”.
“No conozco a nadie que haya recibido, o reciba un plan social y haya salido de la pobreza”, fue la frase contundente con la que calificó los magros resultados del asistencialismo social establecido por varios gobiernos, además de asegurar que de esas situaciones económicas y sociales se sale construyendo “procesos de crecimiento”. En este sentido exhortó a “salir de la decadencia y el universo de los pobres pues la cantidad de villas de emergencias -que rondan las 4.700 en todo el país- presupone una Argentina de la derrota”.
Pichetto fue entrevistado en un “conversatorio” organizado por la Fundación de Estudios Políticos, Económicos y Sociales para una Nueva Argentina (FEPESNA) que preside Laura Velásquez, por el analista político Sergio Berenstein sobre una amplia gama de temas y en el contexto preelectoral en que se encuentra el país con vistas a las elecciones presidenciales de 2019.
Frente a un auditorio compuesto por una importante presencia de diplomáticos extranjeros, políticos y sindicalistas argentinos, y profesionales de diversas disciplinas, Pichetto habló con la soltura que lo caracteriza para definir al actual gobierno de “kirchnerismo blanco”, calificar la globalización y el multilateralismo como “una pavada que ya no existe” y ratificar que en el tiempo electoral que se avecina hay que “debatir sobre nuevos temas”.
En ese marco, respondió que ante una democracia que se revela con dificultades, hay que rediscutir todos los aspectos que hacen al sistema democrático, sus instituciones –entre las cuales mencionó a las Fuerzas Armadas argentinas, a las que diferenció de Brasil-, pues a su juicio “el que sea ambiguo el año que viene no va a tener éxito”.
“El esquema cortito y transaccional -utilizado en general por la clase política nacional- no va más”, sostuvo Pichetto, quien además criticó fuertemente la “estructura binaria” electoral pues “hace mucho mal” a la sociedad en su conjunto.
No se libraron de los cuestionamientos los encuestadores ni el periodismo en general, a los cuales encuadró dentro de la polémica persistente para “discutir el pasado”, un aferramiento que a su juicio “es letal en la Argentina”. También por medir la influencia de los conflictos sociales y la repetición a destajo de “la violencia en la calle, y otros conflictos, porque eso vende”. Desde su óptica “no se visibilizan los hechos positivos, los análisis políticos son simplistas y la comunicación política se reduce a una docena de twiters”.
En este punto sentenció: “el control de las redes es el nuevo mecanismo de mediación, reducir la comunicación y la política a las redes es una nueva forma de autoritarismo”.
Tampoco se salvó la Justicia, respecto de la cual enfatizó la necesidad de “repensar el modelo de justicia” que requiere el país en los nuevos tiempos. En este aspecto, avanzó aún más sobre su postulado de defender los fueros de los ex presidentes. “Los países -en otras latitudes- cuidan las figuras presidenciales”, y sugirió que tal vez en causas de relevancia “deberían ser juzgados en el ámbito de la Corte Suprema de Justicia”. Para justificarlo protestó por la cantidad de denuncias que se hacen diariamente aunque sin cuestionar todas las razones de esas denuncias.
Sobre el resguardo de las figuras presidenciales, recordó que los efectos de enjuiciamientos por corrupción, en Brasil hicieron bajar hasta un 5% el Producto Bruto Interno.
Pichetto incluyó en su exposición al sindicalismo y la conflictividad del trabajo en el mundo cuando se desarrolla una revolución tecnológica sin marcha atrás. Por eso planteó la necesidad de revisar el modelo de sindicalismo, asimilándolo a la nueva era porque el trabajo, y la creación de nuevos puestos de trabajo, “es un problema global”.
El senador de mayor gravitación en la Cámara Alta interpretó que esa reformulación será “posible” solo si existe “un proyecto de expansión y crecimiento económico”. Para sustentar la idea puso como ejemplo el “modelo Vaca Muerta”, donde las condiciones y acuerdos entre inversionistas, empresarios y sindicalistas lo han permitido.
No obstante, advirtió que actualmente, “en los hechos hay muestras de flexibilización laboral”, como ocurre con los cientos de miles de inmigrantes que ingresaron al país en los últimos años y aceptan trabajar en condiciones no sindicalizadas. “No lo quieren ver pero está ocurriendo”, aseguró.
Con relación a la cuestión de la igualdad de género, Pichetto se quejó porque “algunos estúpidos dicen que soy Bolsonaro. Soy un sujeto particular. Voté a favor de aborto”. Luego, ante una pregunta del público sobre la igualdad salarial entre hombres y mujeres, aclaró que “en el sector público no es tan extendido ese problema” pero en cuanto a la implementación de un cupo paritario en las empresas privadas “hay que analizarlo”.
Finalmente, sobre las relaciones bilaterales y comerciales con otros países, promovió la búsqueda de “relaciones armónicas” pues la producción en Vaca Muerta hará que aumente la producción de gas y petróleo, ya hay un crecimiento importante”. Asimismo bendijo las explotaciones mineras en plata, litio, uranio y otros minerales pero reconoció la demora en las explotaciones a raíz de las movilizaciones de izquierda en las zonas.
Sin embargo, fue contundente al denunciar que en la plataforma submarina argentina “buques chinos, coreanos, se llevan la producción ictícola sin ningún problema” pues es una zona desguarnecida de seguridad y defensa de la soberanía. Por esa razón incitó a “reconstruir las fuerzas armadas y de seguridad para la defensa del patrimonio nacional, sobre todo en la Patagonia. Además – dijo-, los regimientos de frontera con Chile, en el norte, ya desaparecieron”.