La participación en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 12 de septiembre fue del 66,6%, la más baja desde que se implementaron estos comicios hace una década.
De acuerdo a los datos oficiales, sufragaron sólo 23,3 millones de las 34,3 personas habilitadas para hacerlo en todo el país. Es decir, hubo 11 millones de ausentes. De todos modos, el parámetro que toma la política es más fino y compara con las primarias de 2019, cuando asistieron 2,5 millones más.
Contra la que se suponía, el ausentismo afectó en particular al Frente de Todos: se estima que sólo en provincia de Buenos Aires hubo cerca de 900.000 electores que en 2019 habían votado a los Fernández y ahora se quedaron en sus casas.
La crisis económica y el consiguiente malhumor social, la “cuarentena eterna” y el Olivosgate, entre otros puntos, generaron un clima de apatía política que impactó en la asistencia, según remarcan los analistas. Además, claro, de los temores por ir a votar en medio de una pandemia.
La gran apuntada, por su volumen y repercusión política fue, previsiblemente, la provincia de Buenos Aires: tenía 12.740.804 personas habilitadas para votar a los candidatos a diputados nacionales y lo hicieron 8.434.037 (68,29%). Ese universo suelto para seducir por el oficialismo y la oposición suma 4.306.767 electores (31.71%). De todos modos, los cálculos más optimistas especulan con que se sumaría poco más de un millón de votantes extra.
Para tener cómo parámetro, las dos listas de Juntos (Diego Santilli + Facundo Manes) sumaron 3.262.253 votos en las PASO, contra 2.905.720 de la única boleta que encabezaba Victoria Tolosa Paz. Es decir, el kirchnerismo debe remontar unos 360.000 votos de diferencia. El botín de los ausentes es mucho mayor, por lo que posibilidades matemáticas, claramente hay. ¿Políticas también?
Esa obsesión bonaerense explica que dirigentes y funcionarios del FdT comenzaran con el controvertido operativo “platita”, repartiendo electrodomésticos o bicicletas para captar la voluntad de los bonaerenses. En contraposición, Juntos viene denunciando estas actividades clientelares y apunta a reforzar el control rumbo a las generales. Esta semana, Santilli y Manes encabezarán el relanzamiento de la campaña, sin figuras nacionales. Mientras, el oficialismo prepara a otra batería de anuncios; sería con el gobernador Axel Kicillof al frente.
En la Ciudad, si bien el resultado fue con mayor diferencia (JxC casi duplicó al candidato del FdT Leandro Santoro), también hay muchos ausentes en juego: en las PASO no fueron a votar 774.128 (29,29%) personas que figuraban en los padrones porteños.
Aquí se dio una curiosidad. Si bien el presentismo fue menor a otras primarias (70,61%), resultó mayor a la Provincia y otros distritos del Interior: se cree que podría haber incidido también una tendencia anti k, que llevó a los seguidores de Juntos por el Cambio a presentarse por encima de la media. En cualquier caso, la brecha para los K se ve irremontable: casi 200.000 votos.
La puja por el senado
La pelea por el quórum en el Senado de la Nación y para restarle poder a la presidenta de la cámara, Cristina Fernández de Kirchner, es otra de las batallas abiertas que la principal coalición opositora lanzó tras las PASO. Y allí también los ausentes juegan su partido.
Córdoba, provincia anti K por excelencia y segundo distrito nacional en tamaño con 2.985.753 de votantes, tuvo una participación muy baja, de 1.872.334 electores (63,11%). Quedó para seducir un número altísimo: 1.113.419 (36,89%). De todos modos, no se prevén cambios en el orden de las principales fuerzas y por eso se estima que JxC se quedará con los dos senadores por la mayoría y Hacemos por Córdoba (la fuerza que responde al gobernador Juan Schiaretti) obtendría el restante.
Los santafesinos también elegirán senadores y diputados nacionales en las próximas elecciones de noviembre. Es el tercer distrito electoral más grande, con 2.776.140 votantes habilitados. Sin embargo, concurrieron a la pasada elección solo 1.755.606 (64,04%), con 1.020.534 ausentes (35,96%). Allí, pese a que quedó segundo, el Frente de Todos sueña con revertir el resultado y superar a Juntos por el Cambio. No es tarea fácil: debe dar vuelta una distancia de casi 170.000 votos.