Ausentismo récord: fue la participación más baja desde 1983

Ausentismo récord: fue la participación más baja desde 1983

Votó el 74%, el porcentaje mejoró respecto a las PASO, pero igual no alcanzó.


La participación del 74% del padrón en las elecciones presidenciales de este domingo es la más baja en la historia de los comicios generales desde el regreso de la democracia. La Justicia electoral espera que ese índice se eleve con los ciudadanos que aún no sufragaron pero sí ingresaron a las escuelas antes del cierre de las 18. Pero la participación debería crecer más de dos puntos para superar la marca que dejaron los comicios de 2007, en los que solo votó el 76,2% del padrón.

El escenario de un ausentismo elevado había quedado preconfigurado en las PASO del 13 de agosto, cuando solo votó el 69% de los ciudadanos habilitados, la menor marca histórica en una elección nacional desde 1983, por debajo del registro de las PASO de 2015, cuando sufragó el 74,91% del padrón.

La participación electoral en estos comicios generales creció casi cuatro puntos desde las Primarias de agosto, un número ligeramente inferior a los 5-6 puntos más que se esperaban. En las PASO había votado el 70,4% del padrón en las PASO, la participación más baja desde 1983. Hubo 10.469.430 electores que no fueron a votar, en tanto este domingo no lo hicieron 9.205.303. La diferencia en la concurrencia fue de 1.264.127 votos.

Bastante lejos de las elecciones de 1983, cuando votó el 85,6% y se impuso Raúl Alfonsín con el 52% de los votos.

Estas elecciones mostraron un nivel de ausentismo inédito, pese a que votar era obligatorio. Un indicio de esta situación lo mostró las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), de agosto pasado, cuando votó el 69% del padrón electoral en todo el país, la cifra histórica más baja para una interna presidencial.

Las elecciones de 2003 tuvieron una participación electoral del 78,2%, cuando ganó Néstor Kirchner. Se hicieron después de la crisis de 2001, que causó la renuncia del presidente Fernando de la Rúa y su reemplazo por Eduardo Duhalde, luego de un breve interregno de Adolfo Rodríguez Saá. Además, por entonces, los adolescentes de 16 y 17 años tenían prohibido el voto.

Las elecciones generales presidenciales que tuvieron el menor porcentaje de votación desde el retorno de la democracia fueron las que se hicieron en el siguiente período electoral, en 2007, donde votó el 76,2% del padrón, cuando sufragaron 20.679.327 personas.

Esas elecciones de 2007 fueron las primeras que ganó Cristina Fernández de Kirchner, quien en 2011 obtuvo la reelección cuando votó el 79,4% de los que estaban en condiciones de sufragar.

La ampliación del padrón electoral recién se dio en 2012, con la sanción de la Ley 26.774, que permitió a los jóvenes de 16 y 17 años ejercer su derecho a votar en las elecciones, de manera opcional.

Por eso, más allá de un leve cambio demográfico y que el porcentaje de votación pasó del 79,4% al 81,1%, se sumaron tres millones de nuevos votantes en 2015, ante el ingreso de esos jóvenes en las presidenciales que dieron vencedor a Mauricio Macri.

En los últimos 20 años la participación electoral tuvo un piso de 76,2% en las elecciones de 2007, cuando solo votaron 20.679.327 de electores; y un pico de 81,3% en 2019, con 27.525.103 votantes, cuando ganó en primera vuelta Alberto Fernández.

El analista Lucas Romero define la apatía electoral como una “desafección” de la ciudadanía con la política. “Es evidente que se rompió el vínculo de responsabilidad del ciudadano con el sistema político. Hay un pacto transaccional en la democracia: uno asume la responsabilidad de elegir para que, luego, eso sea beneficioso. Pero si tengo que ir a votar y permanentemente los tipos que elijo me hacen la vida cada vez más difícil, entonces, ¿para qué voy a ir a votar? El descenso de la participación electoral y el voto en blanco son dos expresiones de esta misma problemática”.

El consultor comenta que, en sus habituales encuestas sobre la situación del país, el sentimiento más repetido entre los entrevistados es la tristeza. “La apatía es el componente de esta crisis que estamos viviendo, que es como un 2001, pero en cámara lenta. Hubo alternancia en el gobierno pero no se resuelven los problemas. Cuando te pasa algo malo muy lento es como que no reaccionas. No es reactivo, no hay bronca, sino resignación y tristeza. Deberíamos sorprendernos de que la gente no responda con más ausentismo del que estamos viendo”.

En la misma línea, Mariel Fornoni, directora de Management & Fit, asegura que se percibe una sensación de “hartazgo” con los dirigentes. “El principal factor de la baja participación electoral es el hartazgo, el enojo de la gente con los políticos. Las expectativas de la gente con la elección es muy baja. Si ningún candidato te moviliza, si no hay nada nuevo, probablemente no vayan a votar”. Y enumeró otros factores que desincentivan al electorado, como la intensidad que tuvo este año el calendario electoral, que incluyó comicios desdoblados en la mayoría de las provincias, y también la falta de sanciones a quienes deciden no ir a votar.

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