Avogadro: “El streaming implica el surgimiento de una nueva economía de creadores”

Avogadro: “El streaming implica el surgimiento de una nueva economía de creadores”

El ex Ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires conversó sobre sus nuevos proyectos con NU.


¿Cómo surge “Arte en Marte”?

La propuesta viene del lado de Paula Vázquez, con quien co-conduzco el programa. Paula, que fue Directora de Asuntos Culturales en Cancillería durante la gestión anterior a nivel nacional y además es escritora y librera, me invitó a participar de este proyecto. Esta nueva propuesta es un canal de streaming llamado Picnic Extraterrestre, pero dedicado a la cultura. Me pareció una propuesta muy interesante. Dentro de la grilla de programación, los miércoles de seis a ocho de la noche está “Arte en Marte”. Y surgió de ese intercambio entre nosotros y en base a nuestra experiencia. Es decir, la experiencia que tenemos al haber trabajado en distintos ámbitos de la promoción cultural y artística. Pensamos cómo hacer un programa que cubriera la actualidad del sector y al mismo tiempo, con una mirada del futuro que es justamente la propuesta del canal.

¿Se refiere a la impronta extraterrestre del canal?

Sí. Toda la estética vinculada a lo extraterrestre funciona como disparador. En el caso de nuestro programa, la pregunta que intentamos responder es cómo es el arte en Marte. Pregunta que, por supuesto, no tiene respuesta, pero que te lleva a diferentes direcciones. En definitiva, es un magazine cultural compuesto por distintos segmentos y con invitados representativos del campo cultural y creativo. Y que va a ir mutando y evolucionando en función de una lógica, que es la del streaming. Una lógica que es distinta a la de los medios tradicionales. Y esto es lo que más me divierte. De hecho, en el primer programa estuvimos un poco rígidos. También porque era el estreno. Pero ya ahora quiero hacer el próximo programa e interactuar con las otras herramientas que ofrece el streaming, como el chat, que es lo que permite crear ese sentimiento de comunidad. Yo quiero que la gente sienta que su voz es escuchada.

Nacho Elizalde, productor y co-conductor de LUZU, estuvo con ustedes durante ese primer programa. ¿Qué consejo les dio?

Fue muy generoso de su parte haber venido. Nacho es una de las figuras más representativas de LUZU, un canal que uno podría pensarlo como la competencia, aunque obviamente hoy estamos lejos en términos de números. Estuvo buenísimo. Y nos dio una lección en vivo. Nos dijo que nos relajemos y que nos animemos a equivocarnos. Creo que esa es otra cosa que tiene este nuevo medio. Que es esta idea de ir desarrollándolo sobre la marcha. Obviamente que hay una enorme producción por detrás. Hay también reuniones semanales previas al programa para pensar qué contenidos vamos a tratar. No es que es espontáneo todo el tiempo. Pero tiene un margen de espontaneidad que me gusta mucho.

El streaming, a diferencia de la radio, involucra lo audiovisual. ¿Qué formato prefiere?

No lo había pensado así. Pero me gusta que la gente nos pueda ver. Me gusta que tenga una estética que el público pueda ver y que puedan ver a las personas que están invitadas. Por ahí, pensándolo en voz alta, el streaming es una mezcla de la radio y la tele. En el sentido de que la radio también te da una cercanía por la posibilidad que tienen los oyentes de poder llamar y dejar sus mensajes. La tele, por la imagen, se mete directamente en la casa. El streaming es entonces como una especie de hijo bastardo de estos dos medios tradicionales, mezclado con Internet. Y con esto es que rescato la idea de Nacho Elizalde, que es la posibilidad de equivocarte. Y algo muy interesante, aunque no lo tengo muy estudiado, es que este fenómeno es muy de nuestro país. En otros países hay, pero no con el nivel de desarrollo que hay en Argentina.

¿Y a qué cree que se debe?

Por el nivel de colaboración que hay. Y esto se vincula con las nuevas generaciones. Lo vi mucho en el mundo de la música urbana, por ejemplo. Una lógica de colaboración entre artistas de distintas disciplinas que, a diferencia de artistas de generaciones anteriores, quieren hacer cosas en conjunto. Se sostienen mucho. Tampoco quiero idealizarlo, pero veo algo ahí que puede ser interesante para analizar este fenómeno. Es verdad que cuando hablas con los exponentes de LUZU y OLGA te dicen que hay pica porque obviamente quieren ganar en el rating. Pero hay buena onda en ese ida y vuelta. Y eso es super positivo.

¿Ve posible que el streaming termine con la radio y la televisión?

No tengo esa mirada apocalíptica. Parece que cada uno de los medios nuevos va a jubilar el anterior y terminan conviviendo. Cuando llegó la tele se suponía que no iba a haber más cine. Y sin embargo no fue así, porque la experiencia de ir al cine es única e incomparable. Y con la radio me da la sensación de que es un formato distinto y hasta menos demandante. No es necesario estar mirándolo. Podés estar cocinando y escucharla de fondo. También, cuando escuchás la radio ponés en juego la imaginación. Sí es verdad que el streaming está explorando nuevas formas de comunicar y de involucrar en un formato de comunidad a quienes están mirando. Y lo que noto, no tanto en nuestro caso que acabamos de empezar, pero de las otras plataformas, es que la audiencia tiene puesta la camiseta más que cuando sintoniza medios más tradicionales. Habrá que ver si se mantiene. O si se terminan pareciendo más a los medios que ya conocemos. No lo sé, pero en cualquier caso, me parece un fenómeno interesante.

¿Qué lo llevó a incurrir en este nuevo rol?

La intuición. Después de tantos años en la gestión pública, estoy buscando proyectos que sean diferentes. Tengo además una cuota de curiosidad que siempre me acompaña. Esa necesidad de buscar lo nuevo. Y la verdad es que me vino como anillo al dedo.

¿Esa curiosidad se vincula con el “vampirismo cultural” del que siempre habla?

Creo que la curiosidad es una herramienta clave para la vida en general. Pero en el campo cultural y sobre todo en una ciudad como Buenos Aires, que tiene una gran intensidad cultural, la curiosidad es una brújula central. La cultura está pasando ahora mismo, mientras hablamos. Hay un montón de espacios nuevos que aparecen. Artistas nuevos que surgen y generan nuevas obras. Hay temas que se instalan en la conversación. Entonces, tengo un poco esa obsesión de tener las antenas bien paradas para ver siempre qué pasa. Al mismo tiempo, hay algo del vampirismo que tiene que ver con la edad. Por una cuestión etaria, obviamente, me pasa muchas veces con la música y con otras disciplinas que choco. Por mi edad, tengo mis gustos y preferencias que tienen que ver con mi propia memoria emotiva. Sin embargo, siempre trato de estar al día y de poner en crisis mis propias preferencias. No porque me tenga que gustar todo. Pero me hago esa pregunta de qué se escucha o se ve hoy. De qué se habla hoy. Y salgo a los espacios a mirar, a parar mis orejas y a tratar de entender. A eso llamo yo “vampirismo cultural”. Es verdad que la imagen es muy brutal: chuparle la sangre a las nuevas generaciones. Pero tiene algo de eso, de ese intercambio entre la experiencia y la frescura de lo nuevo.

¿Cómo lo aplica al programa?

Nuestra idea es entrevistar a personas en el mundo más emergente. No solo para que puedan difundir su obra y trabajo, sino también para que nosotros podamos aprender de ellos. El otro día, vino Ornella Pocetti que es una artista increíble. No puedo seguir diciendo que es completamente emergente, porque ya tiene un gran recorrido. Lo que yo le preguntaba al aire es qué hace y a dónde va a sacar inspiración. Y también en general. Saber eso es parte de esa duda que tengo. Y de alguna manera, con las respuestas que voy juntando, me voy haciendo un mapa. Hace unas semanas, me invitaron a dar una charla en PISTA, un evento que se hizo en el espacio cultural Camping. Y enuncié una serie de espacios culturales y cuando terminé les dije: “Puede ser esta lista, como puede ser cualquier otra porque la Ciudad y su ecosistema cultural está mutando permanentemente”. Y eso es alucinante. Es algo que me emociona. Y ser curioso es algo que siempre ejercí.

¿Se siente más libre ahora que ya no ejerce una función pública?

Sin duda. Ahora que no tengo toda la gestión encima, puedo hacerlo de forma más libre. Tengo mucho más margen para poder circular. Y poder hacerlo sin la centralidad que lo hacía por el peso del cargo. Ahora puedo simplemente disfrutar de una muestra. Estoy en una etapa muy estimulante.

¿Hubo algún artista o disciplina que haya prejuzgado y luego de investigarlo, le terminó encantando?

No me pasó eso. Pero porque tengo muy entrenado el “No Prejuzgar”. Pero sí me pasó con algo particular con la música urbana. Prepandemia, entro a Spotify a ver el Top50 de Argentina. Y me di cuenta de que no conocía a un solo artista. Ahí pensé varias cosas. Uno, estoy viejo. O sea, por qué no está Charly García, por ejemplo. Y dos, no puedo no conocerlos porque soy el Ministro de Cultura. Es decir, tenía una obligación de estar al tanto de lo que pasaba, más allá de mis gustos. Entonces, me puse de manera muy sistemática a escucharlos, a conocerlos, incluso a ir a verlos a sus estudios y recitales, conocer a sus managers. Fue un laburo muy a conciencia. Y quedé muy maravillado. Estamos hablando de un movimiento que hoy ya es el movimiento de exportación de música argentina más grande de la historia. Por lo tanto, es también una industria creativa y cultural fenomenal que genera trabajo y desarrollo. Duki va a estar en el Bernabeu. Bizarrap estuvo en el Coachella.

¿A qué lo amerita?

Estamos en un momento bisagra. El español está de moda. Hay más de quinientas millones de personas que lo hablan. Y yo lo veo como una oportunidad.

¿Y sigue poniendo en práctica este estudio de la música?

Los viernes, que es el día en que se publican las novedades en Spotify y YouTube, yo dedico un rato a escucharlas. Además, hoy las plataformas te ofrecen mucha data. Podés acceder a mucha información del artista, el significado de sus letras, con quién hizo el tema. Y además tenés por detrás una movida que es mucho más grande. Por ejemplo, yo me reuní con las chicas y chicos que hacen los videoclips. Tienen veinte y pico de años y la están rompiendo. También, están los que hacen el vestuario, las coreografías. Después, están los que hacen las adaptaciones de esos mismos temas. Hay todo un universo ahí. Y es como atravesar el espejo de Alicia. Y una vez que entraste, cobra sentido. Es algo que me encanta. Repito: no es que me guste todo. Pero entiendo de qué va.

¿Qué artista de la música urbana se agregó a su playlist personal?

En casa, debo decir que se escuchan los Beatles, Charly García, ese estilo. Y no es por conservador. Tiene que ver con un tipo de formación musical que mi mujer y yo tenemos. Carla es actriz y música. Pero me gustan muchos artistas de esta nueva generación. Me gusto mucho YSY A que realmente es un distinto. El último disco de Wos me partió la cabeza. Me parece que hay un clásico ahí. Diría que está bastante cerca del rock porque hay muchos que van volviendo. El último de Dillom que tiene una idea conceptual muy fuerte. Si ves las letras y todo, ves que hay un personaje como muy potente. Hay un montón. Duki también. Pasa que hace tiempo que ya no saca nada. Ni hablar Bizarrap, que está en una escala planetaria. El resto me divierten. A mí me gusta bailar. Escuchás un tema de María, de Emilia o de Tini o incluso Callejero Fino o Alan Gómez que es un DJ y productor o Trueno y es muy difícil no mover la patita.

Usted ha dicho en varias ocasiones que la cultura argentina es contracíclica. ¿Por qué?

Es una hipótesis que tengo. En las diferentes crisis que ha tenido el país, la cultura muchas veces reacciona. Obviamente que hay un impacto en el sector cultural siempre que hay una crisis económica. Pero al mismo tiempo, son momentos de transformación y cambio. Uno lo puede ver con la crisis del 2001. Después de esa gran crisis, hubo una explosión cultural. ¿Por qué? La razón no la sé exactamente. Pero es algo que me llama la atención. De alguna manera, habla de un sector cultural que está en permanente movimiento. Y que reacciona de una manera que no es necesariamente la esperada.

¿Percibe alguna epidemia cultural silenciosa?

Habría que pensarlo con calma. Pero sí puedo decir esto que mencionaba antes que es esta cultura más colaborativa. Viene de la mano de estas nuevas generaciones. Los nuevos artistas están acostumbrados a apoyarse entre ellos. Que están también acostumbrados a experimentar y a eventualmente, equivocarse sin que eso sea un problema. Sin idealizar a la juventud por la juventud en sí misma. Pero tengo la sensación de que hay algo ahí en esa transversalidad, Optaron por un camino interesante que tiene la capacidad de expandirse. No lo sé. Por supuesto que también viene de la mano de la Inteligencia Artificial, como lo más visible de un cambio tecnológico, cambio en el que las nuevas generaciones no tienen los pruritos que tienen las generaciones anteriores.

Por último, ¿qué expectativa tiene de “Arte en Marte”?

Que nos sirva de aprendizaje. El streaming también le abre el juego a nuevas formas de comunicar. Y a un nuevo grupo de comunicadores. El avance de la tecnología y la reducción de costos permitió que cualquiera pueda ser un comunicador en la medida en que tenga ganas y las agallas para hacerlo. Es un fenómeno de una nueva economía de creadores y creadoras. Que está recién apareciendo en el mapa, pero que es super potente. Y con esta mirada más optimista que suelo tener yo, lo veo como una aventura super interesante.

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