Los políticos porteños opinan sobre las Asambleas Vecinales

Los políticos porteños opinan sobre las Asambleas Vecinales

Las asambleas vecinales o barriales constituyen un signo nuevo de la realidad política argentina. El fenómeno, del que todos rescatan como hecho positivo la participación popular, no es "de fácil comprensión en el tiempo" pero todos acuerdan que son producto de la falta de legitimidad de la dirigencia política que se expresa en la consigna "que se vayan todos"


Desde los sucesos del 20 de diciembre, ya nada es lo que era en la política argentina. Todo está siendo cuestionado desde entonces. Esta etapa, que comenzó con una serie de manifestaciones callejeras, fue elevando la presión popular con saqueos y cacerolazos que culminaron con la caída de de la Rúa.

Después del traumático fin del gobierno radical se produjo un vacío de poder tan evidente que algunos operadores de la economía advertían en aquellos momentos acerca de "los peligros de caer en la anarquía". Desde entonces, las asambleas vecinales constituyen el espacio en el que la gente se reúne y discute sus problemas al margen de las estructuras políticas tradicionales. Estos encuentros podrían definirse como "el infierno tan temido" para los dirigentes políticos, puesto que han sido ellos el blanco principal de la bronca.

"Siempre es bueno que la gente se decida a juntarse, ya vimos como nos fue con modelos de salvación individual " abrió el fuego Jorge Arguello(PJ) al ser consultado por Noticias Urbanas acerca de las asambleas vecinales. "Es la consecuencia directa de la crisis de representatividad por la que atraviesa nuestra sociedad y espero que no se agote en si misma.Será válida en tanto y en cuánto suponga una mejora de la política, una mejora en el sistema de partidos políticos -estos u otros-, porque no podemos negar que el sitema democrático se basa en la participación y el voto de la gente y se expresa en los partidos, lo que torna, al menos en esta etapa, inviable una asamblea constituyente popular que promueva la democracia directa" finalizó Arguello.

"Es interesante la explosión que ha tenido en la ciudad de Buenos Aires este tipo de fenómenos críticos, como los cacerolazos o las asambleas vecinales.Es importante también la discusión general que se genera allí, con la gente de la clase media sumada a un proceso participativo como no lo hacía hace años" afirmó Delia Bisutti (ARI).Respecto de la consigna "que se vayan todos" opinó "es un grito de bronca propia de actos de cierta masividad, si los agarrás de a uno podés charlar tranquilamente más allá de las posturas de cada uno". Bisutti distinguió dos tipos de políticos, los honestos y los corruptos, pero entre los primeros marcó la diferencia entre los que apoyaron el camino de la crisis y los que no."Hubo políticos honestos que votaron la ruina del país" finalizó Bisutti, que proviene del campo gremial docente.

El legislador radical Rubén Campos piensa que "la gente está protagonizando -muchos por primera vez- un proceso en el que están pidiendo cambios profundos en lo político y en lo social. Quizás estas asambleas vecinales marcarán un nuevo rumbo en la política argentina. Yo no puedo avizorar cómo finalizará ésto -duda el diputado-, pero está naciendo algo nuevo. La gente pide el fin de los mandatos, pero ésto debería darse por medio de elecciones, en el marco legítimo de la democracia. Mientras tanto, hay otros que dicen que deben renovarse los partidos políticos".

"Lo difícil de este proceso es que no hay armonía entre la gente de las asambleas vecinales y la política tradicional, tanto es así que cuando distinguen a algún militante de algún partido político, lo rechazan", finalizó Campos.

El diputado Eduardo Valdés (Justicialista) dijo que "creo que las asambleas vecinales son un llamado de atención para nosotros, los dirigentes políticos, porque muchos de los que van no se sienten representados por los partidos políticos que supimos conseguir. Nuestra obligación es tender un puente hacia esta nueva forma de participación. La Legislatura -advierte Valdés- tiene pendiente una ley electoral, que deberá tener en cuenta a las asambleas vecinales, porque el sistema de los partidos políticos no los tiene en cuenta".

"Una de las cosas que plantea la gente es que se vayan todos. Eso es la expresión de la bronca. Esto supone -como primera medida- que las elecciones del 2003 deben ser para todos. Hay que volver a legitimar todo, porque lo sucedido el 20 de diciembre terminó con todos los mandatos y puso en cuestión a toda la dirigencia política".

La legisladora de Izquierda Unida Vilma Ripoll, que participó en las asambleas en diferentes ocasiones, manifestó, por su parte, que "tenemos que avanzar en un plan de lucha unificado de los piqueteros con las asambleas barriales y la Interbarrial, mediante cortes de ruta, cacerolazos y movilizaciones, para derrotar el Presupuesto 2002 de Duhalde y el FMI. La salida pasa por imponer el plan económico alternativo que ya vienen sosteniendo la Interbarrial y los piqueteros: no pago de la deuda externa, nacionalización de la banca y las empresas privatizadas para generar trabajo digno para todos".

Alicia Pierini (PJ) entiende que "lo que nació como un movimiento contestario y de bronca debe pasar ahora al plano de las propuestas para que se pueda canalizar positivamente este fenómeno de participación y creatividad popular. Luego, si la democracia es directa o indirecta es lo que menos me importa, sí me interesa poder darle expresión política a las propuestas populares". Cuando dicen que se vayan todos Pierini afirma que es como "cuando nosotros decíamos aparición con vida con el tema de los desaparecidos, una consigna de máxima, impracticable en la realidad de hoy pero no por ello deja de marcar la crisis de representatividad del pueblo, el descreimiento en la dirigencia política" finalizó la ex subsecretaria de Derechos Humanos.

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