La Argentina del presidente Javier Milei tiene precios europeos y salarios asiáticos: es más caro llenar el changuito en Buenos Aires que en Londres. En CABA se pueden encontrar precios hasta 30% más caros que Londres, una de las 4 ciudades más caras del mundo.
El poeta británico Auden escribió que “Estados Unidos te puede romper el corazón. Argentina también. Ir al supermercado hoy genera angustia y, por momentos, parece que la falta de plata -estar cortos de guita- es el único tema que toda la clase media tiene en común”.
“No importa cómo, no importa con quién: ninguna conversación en la Argentina de hoy está completa sin la sección sobre lo caro que está todo”, indicó por su parte la escritora Tamara Tenenbaum.
Al respecto, el abogado de la Universidad de San Andrés, Martín De Dios, que estudió una maestría en Economía Aplicada en la Universidad Torcuato Di Tella y una maestría en administración pública en la London School of Economics, se refirió al tema.
De Dios trabajó en el Ministerio del Interior durante la gestión de Rogelio Frigerio, donde se ocupaba de la estrategia para coordinar políticas públicas entre la Nación y las provincias. Su trabajo le permitió entender el peso de la realpolitik para lograr ejecutar políticas públicas; también vio de cerca la ineficiencia del Estado y la capacidad admirable y fantástica de muchos de nuestros servidores públicos.
En ese marco, realizó un estudio comparativo de precios: “Si comparamos ir al supermercado en la Ciudad de Buenos Aires, podemos encontrar precios hasta 30% más caros que en Londres, una de las cuatro ciudades más caras del mundo”.
En Londres, explica el economista, el litro de aceite de oliva tope de gama cuesta US$ 17; en la Ciudad de Buenos Aires , US$ 21. El litro de leche entera cuesta US$ 0.98 frente a US$ 0.87 del precio londinense; el kilo de bananas sale US$ 1.78 en Buenos Aires frente a los US$ 1.14 en Londres; y el kilo de palta, US$ 6.93 en la capital rioplatense frente a US$ 4.75 de la capital británica. Comparte con el diario una lista de precios detallada.
“Para mí, el gran problema es cuando comparás los salarios del Reino Unido con los de Argentina. El salario mínimo en Gran Bretaña es de US$ 23.000 al año frente a los US$ 2.400 al año en Argentina. Un británico promedio gana diez veces más que un argentino, pero cuando van al supermercado, ven que los precios están empatados”, indicó.
“Otra forma de resaltar la gravedad es que, con el salario del Reino Unido, podés comprar diez veces más litros de leche que con el salario argentino. El problema mayor de este momento en Argentina es cómo el aumento de precios le pega a la capacidad de compra, porque los sueldos no se ajustaron. De hecho, el Gobierno frena y limita el aumento de sueldos para frenar la espiral inflacionaria”, dice De Dios.
Los salarios
El economista también se refirió al plan del ministro de Economía, Luis Caputo, de limita el aumento de los sueldos para evitar un espiral inflacionario y sostuvo: “El Gobierno todavía no tiene un horizonte de reacomodamiento del salario. Hay factores coyunturales y factores estructurales. Los factores estructurales tienen que ver con la productividad por trabajador de Argentina. Argentina todavía tiene una productividad por trabajador muchísimo más baja si lo comparás con países de altos ingresos, como el Reino Unido”.
“Por un lado, tenés que hacer una transformación a largo plazo para aumentar la productividad por trabajador, que es un trabajo fundamentalmente en el capital humano, y eso es algo que no va a pasar de inmediato, porque para eso tiene que transcurrir el tiempo que separa a una generación de otra”, subrayó el especialista.
En cuánto a la recuperación de los salarios, manifestó: ”Deberían reacomodarse por la apreciación del tipo de cambio, al bajar la inflación, y mientras haya aumentos salariales, vas a poder tener un aumento del poder adquisitivo de la gente. Milei ha logrado hacer un reacomodamiento necesario de la macroeconomía; lo que me preocupa, y lo que puede pasar, es que la recuperación económica, la famosa V corta no llegue y sea más bien una L. Lo grave sería que vayamos a un modelo de país que tenga precios altos y salarios bajos. Esto va a ser lo que juzgue el éxito o fracaso de Milei”.
Modelo de país
“El Presidente viene a hacer este cambio sistémico, a cambiar completamente las reglas de juego, pero al hacerlo, Argentina puede encaminarse a ser un país desarrollado, o puede asemejarse mucho más a un país del subdesarrollo y con una capacidad de compra pobre. Eso le pasa a muchos países de bajos ingresos en nuestra región, también. Si ves, por ejemplo, el nivel de ingreso de los salarios en Paraguay, tenés precios altos, pero salarios que están muchísimo más abajo“, precisó.
Por último, De Dios se refirió al modelo de país al cual apunta Milei e indicó: “Él siempre ha pregonado una ideología anarcocapitalista que implica retirar el Estado, que el sector público no se ocupe de ningún tipo de política, y de que el mercado resuelva solo. La realidad lo ha ido moldeando y hoy no cuestiona, por ejemplo, la asistencia social como emergencia. Y justamente, en reiteradas ocasiones Milei habla de que su modelo es el de Irlanda. Hoy estamos en la coyuntura del ajuste, en lo que él llama reformas de primera generación”.
“Pero si su modelo es Irlanda, no debería impulsar políticas que expulsen a las personas del sistema educativo, del sistema de ciencia y tecnología, en donde descarta las posibilidades de desarrollo del capital humano y la innovación. Claramente si pasado el reacomodamiento macroeconómico el camino que elige para llegar a Irlanda es este, entonces, vamos a ir a un país de muy bajo poder adquisitivo y con niveles de pobreza altísimos. A menos que luego de la corrección macroeconómica cambie el rumbo”, concluyó.