Concluida la 16° cumbre del grupo BRICS, llevada a cabo en la hermosa ciudad de Kazán, es un buen momento para analizar los aspectos más relevantes de este histórico encuentro internacional, que contó con el presidente ruso Vladímir Putin como anfitrión.
La primera conclusión es que esta cumbre fue un enorme éxito para la geopolítica de Rusia y su imagen, con la participación de veinticuatro jefes de Estado y representantes de más de treinta países, dejando al desnudo el rotundo fracaso del llamado occidente colectivo, en su intento de aislar al gigante euroasiático y a su presidente, quien demostró, no solo que Rusia no es el paria internacional en que pretendían convertirla, sino que resultó todo lo contrario, con Vladímir Vladímirovich Putin consolidado como, tal vez, el más relevante líder de nuestra era, conduciendo a la humanidad rumbo a un mundo multipolar más justo, basado en relaciones mutuamente beneficiosas, junto a otro estadista de clase mundial, como es el mandatario chino, Xi Jinping.
Posiblemente las palabras y el gesto del primer ministro de Vietnam, Pham Minh Chinh, al regalarle al jefe del Kremlin, con motivo de su pasado cumpleaños, dos dragones, uno grande y otro pequeño, diciendo que: “En Vietnam y en Asia, el dragón se considera el poder supremo. El dragón pequeño representa el poder dentro de Rusia, y el dragón grande representa su poder fuera de Rusia y en todo el mundo”. Esto expresa claramente el respeto y reconocimiento que despierta Vladímir Putin entre sus pares y los pueblos de los países de la mayoría global.
Por supuesto que esto ha generado frustración y berrinches por parte de varios funcionarios europeos e incluso de Volodímir Zelensky, el cual cuestionó al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, por aceptar la invitación a la cumbre, como si el máximo representante de las Naciones Unidas pudiera dar la espalda a un encuentro de esta envergadura, con prácticamente la mitad de la población mundial representada en él.
Seguramente debido a esto es que los grandes medios de comunicación occidentales intentaron invisibilizar el histórico evento, como si con esto pudieran evitar lo inevitable: el fin del orden unipolar y del dominio decadente de Washington y de sus esbirros europeos.
Los números que puede mostrar el grupo BRICS+ son realmente impresionantes, ya que representan el 46% de la población mundial, el 37% del PIB global (superando en unos 10 puntos al G7), produce alrededor del 44% del petróleo y entre sus miembros se destacan verdaderas potencias en el campo de la producción de alimentos, por enumerar solo algunas de las capacidades del grupo. Seguramente estos datos también ayudan a llevar inquietud a Washington, Londres y Bruselas, a pesar de que el mismo presidente Putin se encargó de aclarar que la labor del grupo “no está dirigida contra nadie”, agregando que “está dirigida a un solo objetivo común: el desarrollo sostenible y la prosperidad de nuestros países y pueblos”, afirmación que puede molestar a aquellos países que siempre han llevado adelante políticas de explotación en perjuicio de otros pueblos, amparados, muchas veces, en el racismo y en un enfermizo sentido de superioridad.
En materia política, algunas conclusiones importantes de la cumbre son los señalamientos a que la ONU y sus organismos internos vuelvan al espíritu de la Carta de las Naciones Unidas y al funcionamiento que inspiró su creación, así como el llamado a la ampliación del número de miembros permanentes del Consejo de Seguridad y la condena a las sanciones arbitrarias y unilaterales, que violan el propio derecho internacional. En este aspecto, también fue de mucho interés la iniciativa anunciada acerca de instaurar mecanismos internos dentro de los BRICS+ para el arbitraje y la resolución de posibles conflictos entre países miembros. En este sentido, fueron muy descriptivas las palabras del presidente Putin a su homólogo chino, acerca de la importancia de las relaciones entre Beijín y Moscú y la gran relevancia que le dan a la preservación de la paz mundial, al decir que “la cooperación ruso-china en asuntos globales es uno de los factores estabilizadores en la escena internacional. Tenemos la intención de seguir ampliando la cooperación en todas las plataformas internacionales, para garantizar la seguridad global y un orden mundial justo”.
Un nuevo orden económico más justo a nivel global es otro de los grandes desafíos que tienen por delante los líderes del grupo BRICS+, y en este sentido las principales conclusiones han sido la necesidad de contar con los mecanismos necesarios para llevar adelante transacciones monetarias interbancarias globales por fuera del sistema de pagos internacionales Swift, el cual al igual que el dólar, son usados como armas por Washington. De esta forma, muchos países dejarían de estar sujetos a los manejos coercitivos en forma de sanciones que llevan adelante los EEUU y sus aliados, para disciplinar o castigar a los países que no se someten a sus exigencias. Debido a esto, el jefe del Kremlin acusó a las potencias occidentales de “utilizar el dólar como arma”, agregando que “no rechazamos ni luchamos contra el dólar. Pero si no se nos da la oportunidad de utilizarlo, ¿qué podemos hacer? Entonces nos vemos obligados a buscar alternativas”. Estas alternativas serán los sistemas de pago y transacciones interbancarias internacionales BRICS Bridge y BRICS Pay.
El otro elemento de suma importancia es la creación e implementación de una moneda común para el comercio entre países, cuestión que debe tener en cuenta muchos aspectos para su ejecución exitosa, como lo destacara el presidente ruso, haciendo referencia a los numerosos problemas que tuvo la creación del euro y su implementación, muchos de los cuales subsisten hasta hoy. Creo que la moneda de los BRICS, unit, sin duda nacerá, pero será más adelante, ya que antes deberán fortalecerse las monedas locales, las cuales respaldarían en un 60% a la divisa del grupo y el 40% restante se referenciaría en el oro físico. Es comprensible esta precaución, ya que éste es un proyecto monetario, que, de ser exitoso, tendrá un protagonismo enorme en el futuro del comercio mundial y al día de hoy hay grandes disparidades entre las diversas monedas de los diferentes miembros de los BRICS y más aun, después del ingreso de los nuevos Estados asociados. Mientras que el yuan y el rublo son monedas fuertes y estables, acaba de ingresar al grupo Turquía, cuya divisa, la lira turca, sufre de una constante pérdida de valor. Mientras tanto, la prioridad será seguir profundizando la utilización de monedas locales en el comercio entre los países del grupo, monto que ya llega al 65% de las mismas, siendo liquidadas tan solo el 35% de estas operaciones con la divisa estadounidense.
Otro aspecto importante es la relevancia que tendrá el Nuevo Banco de Desarrollo en los proyectos de infraestructura, cooperación y ayuda económica, creación de zonas económicas especiales, no sólo entre los Estados miembros, sino también con otros países, tal como lo anunciara Vladímir Putin, al señalar que se dará una especial importancia a las inversiones destinadas a desarrollar África y el sur de Asia. El NBD de los BRICS seguramente se convertirá en una sólida alternativa al FMI y al Banco Mundial, otras dos herramientas de presión y manipulación de la Casa Blanca.
Las riquezas naturales de todo tipo que poseen los países BRICS+ son inabarcables, como, por ejemplo, minerales, reservas de agua dulce y forestales, hidrocarburos o enormes volúmenes de producción agropecuaria, por ejemplo. En este último ítem, el presidente ruso destacó la creación de una bolsa de grano BRICS, ya que, al constituir como grupo, una potencia en la producción de alimentos para todo el mundo, esto garantizará precios justos y estables, y seguridad alimentaria a nivel global.
Durante la cumbre también se destacaron las singularidades, la diversidad y la gran riqueza cultural que poseen los miembros del grupo, tres de ellos con la categoría de Estado civilización (Rusia, China e India), así como el profundo respeto recíproco que se respira en el grupo BRICS por los valores tradicionales de cada país, contrastando esto fuertemente con la prepotencia y el destrato con que EEUU y sus socios tratan a las demás naciones. Este apartado fue muy importante y mereció una mención especial por parte del mandatario ruso, destacando la cooperación en los ámbitos de la educación, la cultura, las ciencias y el desarrollo tecnológico, la medicina, la inteligencia artificial y el trabajo en favor de la juventud y su protección de las influencias e ideologías nocivas que tratan de fomentar, especialmente desde occidente.
Una novedad de esta cumbre fue la decisión de suspender por el momento el otorgamiento de membresías de pleno derecho y en su lugar dar la bienvenida a trece nuevos países en el seno de los BRICS+, con la categoría de Estados asociados, como una instancia previa. Esto favorecería el continuar con un mecanismo dinámico en la toma de decisiones, ya que ampliar demasiado y rápidamente el número de miembros con derecho a voto, podría tender a empantanar la resolución de temas importantes en el futuro. Esta determinación también podría haber estado relacionada con el vergonzoso desplante de la Argentina al rechazar la invitación que había pedido para integrarse al grupo, o la ambigua posición de Arabia Saudita, la cual aún no termina de definir si acepta o no la membresía que le fuera otorgada el 1° de enero de este año, mientras el país árabe parece reiniciar algún tipo de “coqueteo” con Washington, dado que mientras, el príncipe Mohamed Bin Salmán no concurrió a Kazán, el 23 de octubre se reunía en Riad con Antony Blinken, jefe de la diplomacia estadounidense. Lo que sin duda sí parece haber estado relacionado con la posición saudí, es la decisión de mantener en reserva los nombres de los nuevos asociados al grupo, hasta recibir la aceptación de estos a su integración como Estados asociados.
De entre más de una treintena de países que habían solicitado formalmente su adhesión al grupo, estos son los trece elegidos para integrarse a los BRICS+ a partir del 1° de enero de 2025: Cuba, Bolivia, Argelia, Bielorrusia, Indonesia, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Kazajstán, Uganda, Uzbekistán y Vietnam. De esta lista, tal vez el único nombre que sorprende es el de Turquía, porque también es un miembro de la Alianza del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y, de hecho, el segundo más poderoso, militarmente hablando, tan solo por detrás de EEUU. Debido a esto y al carácter, a veces impredecible, de su líder, el presidente Recep Tayyip Erdoğan, este ingreso constituye una verdadera apuesta por parte del liderazgo de los BRICS. Habrá que ver en el futuro, el desempeño y las acciones del país otomano dentro del grupo y en favor de su fortalecimiento, teniendo en cuenta, en contraste, el sistemático rechazo de casi cuatro décadas al ingreso de Turquía en la Unión Europea.
Para finalizar, a mi modo de ver, los únicos puntos bajos de la cumbre fueron protagonizados por Brasil, o para ser más preciso, por su presidente Luiz Inácio Lula da Silva, no concurriendo a la histórica cita, debido a haber sufrido un “accidente doméstico”, aunque hay quienes consideran que más habría tenido que ver con no causar malestar en la Casa Blanca. Cabe recordar que Lula no se ha reunido con Vladímir Putin desde antes de asumir su tercer mandato el 1 de enero de 2023, que expresamente condenó la “invasión rusa” a Ucrania, además, el 23 de febrero de ese mismo año, el Brasil de Lula, alineado con Washington, apoyó la resolución de la Asamblea General de la ONU que pedía el “cese de hostilidades” en Ucrania y la retirada de las tropas rusas y deploraba “en los términos más enérgicos” la agresión de Moscú contra Kiev y exigía su inmediata retirada militar, pareciendo desconocer los padecimientos que sufrió durante ocho años la población del Donbass a manos del régimen ucraniano, el cual estaba ejecutando un verdadero genocidio, razón que obligó al Kremlin a tomar en sus manos la protección de civiles amenazados con una limpieza étnica en toda regla e iniciar la Operación Militar Especial el 24 de febrero de 2022.
Pero para no ser malpensado, no voy a considerar que la ausencia de Lula pudo ser un desaire al país anfitrión y no dudaré del accidente doméstico que le impidió al líder brasilero concurrir a Kazán.
Sin embargo, lo que es indisimulable es el malestar que causó el veto de Lula al ingreso de Venezuela y Nicaragua en el grupo, siendo estas naciones latinoamericanas, dos socios y aliados estratégicos de Moscú y contando con el beneplácito, para su incorporación, de todos los miembros, especialmente Rusia, China e India. Además, con esta decisión, la diplomacia brasilera trasgrede un principio rector del mismo grupo, el que marca el irrestricto respeto a la soberanía política de los países y la no injerencia en los asuntos internos de otros Estados. También cabe destacar que la incorporación de Nicaragua y Venezuela a los BRICS+ sin duda significaría un gran alivio para dos países a los cuales EEUU intenta, hace ya muchas décadas, ahogar a fuerza de sanciones unilaterales ilegales, el financiamiento de grupos armados insurgentes, como los contras en Nicaragua o intentos de golpes de Estado y agitaciones periódicas en el caso de Venezuela, por citar apenas algunas de las agresiones ejecutadas por la Casa Blanca, con la cual parece alinearse Lula, en contra de estos dos países hermanos, que sin duda también tienen mucho para sumar al grupo y ayudar en su crecimiento y robustez.
Al veto del presidente brasilero se refirió Vladímir Putin durante su rueda de prensa el día del cierre de la cumbre, señalando su apoyo y reconocimiento a la legitimidad del presidente Nicolás Maduro y la lucha que está dando Venezuela por su independencia, al mismo tiempo que manifestó su discrepancia con Lula, a pesar de mantener una relación de amistad con su homólogo brasilero. Además, destacó que en los BRICS, las decisiones deben ser tomadas por consenso y de forma unánime, por lo cual, por lo menos por ahora, Managua y Caracas deberán seguir esperando otra oportunidad para su incorporación al grupo.
Sin duda, con el liderazgo de Rusia y China a la cabeza del grupo BRICS+, el mundo se dirige a un nuevo orden multipolar más justo y es por eso que habrá oposición, escollos y sabotajes de parte de aquellos que se resisten a este cambio. Lo importante será preservar la cohesión entre los miembros del grupo y nunca más caer en la trampa anglosajona del “Divide et impera” (divide y reinarás).
Christian Lamesa, nacido en la ciudad de Buenos Aires en 1971.
Analista geopolítico, fotógrafo y escritor. Autor del libro “La paternidad del mal – Los cómplices de Hitler”.
Nominado al premio de la Sociedad Rusa “Znanie” (Российское общество «Знание») como “Educador extranjero del año 2023”
Embajador en la República Argentina de la Sociedad Rusa “Znanie” (Российское общество «Знание»)
En YouTube: La verdadera política con Christian Lamesa