La interna porteña de Juntos por el Cambio quedó cerrada, aún con la aparición inesperada de los rebeldes, encabezados por el ex ministro primero y secretario después del área de Salud de Mauricio Macri, Adolfo Rubinstein.
La lista de diputados nacionales será liderada por la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, seguida por el radical inorgánico Martín Tetaz, que contó con el aval del líder partidario Martín Lousteau.
El tercer puesto de esta lista quedaría en manos de Paula Olivetto, de la Coalición Cívica. En el cuarto puesto existe un conflicto, que enfrenta a Larreta con Macri y Patricia Bullrich. Los postulantes son Fernando Iglesias y Carmen Polledo. Larreta no quiere allí a Iglesias y Polledo quiere ese lugar. Ésta tiene el beneplácito de Larreta, pero la insistencia de Macri es tan enconada como su necesidad de ubicar a Darío Nieto en un lugar expectante en la lista de legisladores distritales porteños.
El quinto lugar estaría reservado para Mariela Coletta, la joven presidenta del radicalismo porteño, que funciona como alfil de Lousteau y Emiliano Yacobitti.
En el sexto puesto iría el “lilito” Fernando Sánchez, que ya fue diputado nacional y legislador porteño anteriormente.
Detrás de ellos, todo es oscuro. Suena el nombre del actual ministro de Gobierno de Larreta, Bruno Screnci Silva, uno de los hombres más cercanos al actual vicejefe de Gobierno Diego Santilli, el mismo que partirá hacia la provincia a fin de año para luchar en una difícil batalla que le allane el camino a Rodríguez Larreta en su aventura presidencial en 2023. También aparecía por allí la exradical Silvana Giúdici, promovida por Patricia Bullrich, pero prefirió seguir formando parte del directorio del Ente Nacional de Comunicaciones.
El galimatías de la lista distrital
Para ser la cabeza de la lista de legisladores apareció un nombre que no fue nunca legislador: Fernando Straface, actual secretario general del Gobierno porteño y ex integrante del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), un think tank que proveyó a Cambiemos y a otros gobiernos de cuadros técnicos. Otro nombre que resonó en estos días para ocupar el mismo lugar es el secretario general del Pro y actual secretario de Ambiente Eduardo Macchiavelli.
El segundo lugar en la lista dejará heridos y lesionados de toda índole. Aún no está definido, pero allí debe ir una mujer de la cual aún no hay datos.
El tercer lugar sería para Juan Pablo Arenaza, un hombre de Bullrich, de buena relación con Larreta. Ya fue legislador y hoy forma parte del Ministerio de Seguridad. Tras ellos, el silencio. Bullrich pondría a una mujer en este damero, pero los nombres son mantenidos lejos del público.
Por otra parte, Darío Nieto, que se ganó el aprecio de muchos dirigentes de Cambiemos y hoy, más allá del pedido de la voluntad de su jefe y mentor, cosecharía lo que sembró, aún no fue sobreseído en la causa de espionaje ilegal que complicó a Macri y a algunos de sus funcionarios. Por eso el expresidente pidió que vaya entre los diez primeros en la lista de diputados porteños, aunque la Legislatura de la Ciudad no otorgue fueros a quienes ocupan una banca.
Estos gladiadores encarnan más bien a la tradición del radicalismo pretérito, que quedó sepultado después de aquel 15 de marzo de 2015, cuando en la Convención de Gualeguaychú 186 delegados votaron a favor de unirse al proyecto de Mauricio Macri. Esto, a pesar de que todos sus candidatos actuales muestran su lealtad a aquella decisión, la misma que los terminó de enviar al ostracismo.
Rebelión en la Granja
Pero siempre hay un pero. Cuando parecía que los acuerdos internos ya estaban sellados, la interna de Juntos por el Cambio volvió a recalentarse.
Al clausurar Patricia Bullrich el camino de su candidatura y conseguir Ricardo López Murphy el aval para presentar su lista y competir en las Primarias de Juntos por el Cambio, parecía que el acuerdo entre todos los sectores internos estaba cerrado.
María Eugenia Vidal llevaba en segundo lugar a Martín Tetaz, aparentemente el representante del radicalismo y hasta Martín Lousteau había estado presente en el anuncio de esta nómina. Pero, indudablemente, alguien se olvidó de preguntarles a los radicales más tradicionales lo que pensaban sobre tal decisión.
Entonces, este sector de la UCR porteña le propinó una coz al tablero y anunció el lanzamiento de “Adelante Ciudad”, una lista de la que formarán parte Luis Brandoni, Facundo Suárez Lastra, Jesús Rodríguez, Ricardo Gil Lavedra y Adolfo Rubinstein, que aparentemente sería el factótum de la jugada. Andrés Borthagaray encabezará la lista de legisladores porteños de esta facción.
Al cierre de esta edición, los nuevos jugadores de la interna de JxC, que se niegan a aceptar el liderazgo de Martín Lousteau, presentaron su lista, a la que encuadran dentro del “proyecto Manes”.
Del otro lado, voceros de Horacio Rodríguez Larreta, mostraron en “off” su furia. “Tratan de ligar algo”, expresó un anónimo interlocutor cercano al jefe de Gobierno, cayendo en una perogrullada, porque es lógico que quien postula a un candidato quiera “ligar algo”. De todos modos, el mismo vocero les espetó que “si están buscando un lugar, que se los dé el radicalismo”, separando los campos y ahondando la grieta que divide a ambos sectores.
Por su parte, el vocero de los rebeldes, Adolfo Rubinstein, aseguró que Tetaz no es un orgánico del centenario partido y que ellos sólo buscan “recuperar el entusiasmo del 83, de lo que fue el alfonsinismo”. Este mismo sector participó en la interna radical, encabezado por Suárez Lastra y ni siquiera pudieron presentar listas en todas las comunas porteñas, por lo que sus chances de sumar a uno de sus hombres a las listas de JxC son casi remotas.
Estos gladiadores encarnan más bien a la tradición del radicalismo pretérito, que quedó sepultado después de aquel 15 de marzo de 2015, cuando en la Convención de Gualeguaychú 186 delegados votaron a favor de unirse al proyecto de Mauricio Macri. Esto, a pesar de que todos sus candidatos actuales muestran su lealtad a aquella decisión, la misma que los terminó de enviar al ostracismo.
En el último momento, siempre hay problemas
La conformación de las listas, de todos modos, siempre genera tensiones que se dirimen sobre la hora de cierre, al borde del infarto. En estas negociaciones sólo tallan los que tienen nervios de acero, se dice en los pasillos de la política.
Desde el entorno de Patricia Bullrich surgió el martes la versión de que existen “acuerdos incumplidos”, debidos posiblemente a la multitud de compromisos que adquirió el jefe de Gobierno porteño, que quiere a todos adentro para su proyecto 2023, pero maneja un colectivo que tiene asientos limitados y paredes metálicas (no de goma).
Los seguidores de Bullrich amenazaban con que si en la medianoche de este miércoles no había fumata blanca, ardía Troya. Los bullrichistas fueron contundentes, al menos en sus palabras. “Nosotros pagamos en efectivo y por anticipado con el gesto de Patricia y no podemos ser la variable de ajuste”, clamaron.
Se quejan porque “no podemos permitir que nuestros votantes no estén representados en las listas, porque significa que ese voto se va a fugar y le va a hacer un daño al Pro”.
El problema es que Patricia se bajó sin haber asegurado la contrapartida, al menos en apariencia. De todos modos, se sabe que la traición en política es, en muchas ocasiones, considerada una virtud. He ahí un problema que no es la primera vez que se resuelve en el último segundo. Hasta que llegue el orden, reinará el caos.
El Frente de Todos: Acuerdos en suspenso
El mutismo cunde entre los operadores del Frente de Todos, pero nadie es capaz de cerrar absolutamente todas las filtraciones en el oficio de la política.
La cabeza de la lista de diputados nacionales se definiría el jueves. Hay un consenso casi total en que quien la encabece sea Leandro Santoro, por lo que sería una sorpresa que no lo sea.
Detrás del exradical aparecen con posibilidades Carlos Heller y María Rosa Muiños –cumplió dos mandatos seguidos como legisladora porteña- y aparentemente estarían descartadas Gabriela Cerruti y la asesora presidencial Cecilia Nicolini. La primera se encontraría en trance de alejarse de la política. Nicolini, en cambio, no quiere ser legisladora en este momento, al igual que el ministro de Deportes y Turismo, Matías Lammens.
La expectativa de esta elección es, en diputados nacionales, de conseguir tres o cuatro diputados. En 2017, el peronismo obtuvo cuatro bancas, que se repitieron en 2019, lejos de aquellas cinco bancas de 2011, en su mejor performance. Si la elección fuera regular, tres diputados sería el resultado.
En la lista de legisladores porteños podría estar a la cabeza la actual diputada nacional Gisela Marziota, que cuenta con el aval de Víctor Santa María.
Detrás de ella suenan los nombres de Juan Manuel Valdés y Victoria Montenegro, que renovarían sus bancas. A ellos se sumarían la actual subsecretaria de Programación Federal y Articulación Legislativa del Ministerio de Seguridad, Silvia La Ruffa y, posiblemente, la actual ministra de las Mujeres, Género y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta.
En estos días se definirán los nombres y los puestos, porque nada es seguro aún. Faltan algunas reuniones y algunos cierres que trascienden la avenida General Paz. Todos los acuerdos están cerrados, pero falta la decisión final, que se tomaría hacia el fin de la semana, posiblemente el jueves, cuando se reúnan los líderes del Frente de Todos.
Jamás existió la paz en los días anteriores a los cierres de listas, pero inmediatamente después los moretones sanarán, las heridas serán suturadas y llegará la campaña, que exigirá tanta adrenalina como la que será derrochada hasta el sábado 24 de julio a medianoche.