Hefner fundó Playboy en 1953: en aquel primer número, un must de la libertad de expresión, posaba, entre penumbras pero como Dios la trajo al mundo, Marilyn Monroe.
Hugh Hefner, “Hef” para los íntimos, tiene 81 años y tres novias, todas rubias. A la más vieja le lleva más de 50 años, pero el hombre se las arregla, relax y viagra mediante.
Su debilidad por las rubias es proverbial, y mítica. En su mansión de Chicago, todas las “conejitas” son rubias. En la de Los Angeles, también. Y Luciana Salazar es rubia y fue invitada especialmente.
Si además se tiene en cuenta que Hefner todavía elige cada una de las Playmates (las chicas de tapa) en persona, y que disfruta de las fiestas como cuando joven (en el último mes hubo 22 multitudinarias reuniones), no resulta improbable que Luli termine en el desplegable central. A ella, claro está, también le gustan las fiestas.
Salazar declaró que espera “aprender muchas cosas” (más de las que ya sabe) en la gira. Y es para muchos la mansión que el dueño de Playboy tiene en Los Angeles es algo así como “un templo sagrado”.
“Viajaré hasta allí para una sesión de fotos y espero pasarla muy bien, es tan lindo”, dijo Luli al diario chileno Últimas Noticias.
Salazar tiene un contrato con Playboy Internacional que la llevó a hacerse conocida en toda América Latina, y a que Hefner -después de verla en acción- se decidiera a invitarla.
Y eso que no vio todo. Pero hay un antecedente: su desnudo en la tapa de Playboy México hizo sudar la gota gorda a más de un chamaco. Sus videos y la canción “Dame tetotas” se venden como pan caliente.
El país de la carne exporta otra vez, y no sólo bola de lomo, está a la vista.
