Lejos de recibir aplausos, Vilma Ibarra y su jefe de campaña Ariel Schifrin, recibieron ayer de su tropa solo cachetazos.
Es que el titular del bloque frepasista, del que quedan 7 legisladores (y serán seis cuando Ibarra asuma en el Senado y la reemplace un radical) les propuso la conformación de un bloque gubernamental. Quiere recoger votos para las leyes que pida Ibarra y tener para eso casi la misma porción de bancas que retiene el radicalismo, 14. Por eso sugirió que funcionen en conjunto el bloque frepasista, el del ARI con cuatro legisladores y que se sumen los dos "belicistas robados" como le llaman a Enrique Rodriguez y Miguel Doy quienes abandonaron a Gustavo Béliz y almorzaron luego con el jefe porteño para anunciarle que votarían a la Alianza.
La negativa del grupo dejó a Schifrin sin palabras, y quedó tan castigado que para amortiguar el golpe, le propusieron "funcionar por separado y conversar con los presidentes de esos bloques". La pelea no está cerrada. Se avecina la sanción del proyecto para el trazado de nuevas líneas de subterráneos y a la Alianza no le alcanzan los votos para imponer el borrador del jefe Ibarra.
