La mañana templada contrastaba con la cara del funcionario. Daba toda la impresión de haber dormido poco, en el mejor de los casos, y de no haber pegado un ojo, en la hipótesis de máxima. El integrante de la Secretaría de Seguridad tenía por delante un arduo día de trabajo. La jornada de protesta piquetera tenía a maltraer a todos los hombres de la administración K que trabajan en el área de seguridad. Sin embargo, el atildado señor de traje dialogó con NOTICIAS URBANAS, con la única condición de preservar el origen de la información.
La guerra verbal que mantienen la Ciudad y la Nación en relación con el tema de la seguridad está lejos de aquietarse. En los últimos días el secretario de Seguridad Interior, Norberto Quantín, mantuvo diálogos formales, fríos y en algunos casos, muy ríspidos con distintos legisladores y funcionarios porteños.
En la Casa Rosada y esto no es novedad, están que trinan por las marcadas diferencias y críticas que el jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, les hizo por el operativo policial llevado a cabo el viernes pasado ante los incidentes en la Legislatura porteña.
"Se comportó muy hábilmente", sonríe irónico el funcionario consultado para luego agregar: "parecía un político en campaña. Ibarra es muy vivo y se dio cuenta de que la gente se asustó y obviamente se puso del lado de la opinión pública, lo bueno sería haber hablado antes con nosotros, que de última, fuimos los que le avisamos de que estaban por prender fuego la Legislatura", desliza el hombre K.
Esta pendiente resbaladiza por la cual se deslizan los funcionarios nacionales y porteños tiene un hecho real y contundente: el operativo de seguridad que se lleva adelante este jueves. "Vamos a saturar las calles de policías, pero de ninguna manera vamos a reprimir", le manifestó Quantín con todas las letras a un ladero ibarrista.
Para entender mejor el amplio y vistoso operativo policial habría que agregar estas palabras. "Todo parece una gran puesta en escena, el Gobierno porteño y la sociedad quieren más seguridad y desde la Nación montaron el decorado, ahora si se llega a producir el mínimo incidente la Policía Federal casi no actuaría y los manifestantes volverían a ganar la calle, como mínimo", le relató a NOTICIAS URBANAS, un comisario de la Federal, en absoluto off the record, minutos antes de que comenzará la manifestación piquetera.
Por otro lado, el Gobierno nacional analiza con mucho cuidado la posibilidad de pasarle el manejo de la Policía, en la Ciudad a Ibarra. "Juega un juego demasiado peligroso (por Ibarra) pide la Policía en público, pero en privado no es tan insistente", agrega el funcionario. Con esa palabras deja traslucir que en el Gobierno pueden llegar a pasarle el manejo policial "para que se queme un poco y se banque las críticas de la sociedad".
Sin embargo, otro sector de los pingüinos que tampoco quieren mucho a Ibarra, sostienen que "no es necesario abrir en este momento otro foco de conflicto y menos con la Ciudad". Sin embargo, estos mismos funcionarios creen que "el momento de pasarle factura se acercará en el 2005, año electoral por antonomasia, en donde el ibarrismo define su futuro".