Telerman y Macri, en la misma fiesta

Telerman y Macri, en la misma fiesta

El calvo jefe porteño, Jorge Telerman, fue uno de los invitados estrella en la fiesta de cumple número 41 de Gabriela Michetti, la jefa macrista en la Legislatura e íntima del ingeniero. Mauricio Macri, Ricardo López Murphy, miembros del Poder Judicial, periodistas y el macrismo en pleno participaron del festejo. Crónica de un sábado vip con diálogos picantes


– Decínos la verdad Mauricio, aún con toda la plata que puso Kirchner, ¿vos hubieras sido capaz de llenar una plaza como la del 25?

Macri se quedó parado pensando unos minutos la pregunta frente al grupo de periodistas que, a esa altura, lo miraba expectante. El interrogante, provocador, fue lanzado por Luis Majul y quedó flotando en el aire unos minutos, hasta que el empresario, finalmente disipó las dudas:

-Mirá, Majul. Si algún día soy presidente y hago un acto como el de Kirchner, te autorizo a que me escupas en la cara –retrucó, tajante-. Actos así, tan viejos, no existen en el siglo XXI.

Era la medianoche del sabado y el ingeniero se fue solo como llegó del cumpleaños de Gabriela Michetti, su amiga y espada en la Legislastura. Antes había habia afinado algunos tantos con sus legisladores porteños, al borde de la pileta, en el fondo de la casona que Michetti tiene en el barrio de San Cristóbal. Parecía bajoneado (quizá por la puja millonaria que tiene con su ex, Isabel Menditeguy), pero eso no le impidió hablar de fútbol, de Boca y de la selección.

Cerca de él paseaban, entre otros, Santiago de Estrada, viceprimero del parlamento porteño e ídolo de los jubilados; Ricardo López Murphy, su contrariado socio en la centroderecha; Martín Borelli y su blonda esposa; Marcos Peña y su mujer periodista; Diego Santilli; miembros del Poder Judicial; politólogos, sociólogos y asesores varios.
Les contaba que Macri se fue a la medianoche, y minutos después, ¿adivinen qué otro invitado vip se sumó al festejo macrista?

Correcto. Fue el mismísimo Jorge Telerman. Llegó con su mujer, enfundado en un traje negro –-l parecer, su color predilecto- y con un look bastante más intelectual y serio que de costumbre. No se cruzó con el ingeniero boquense apenas por minutos, pero tuvo la mala suerte de toparse, apenas entró, con la mesa de periodistas, que a esa altura tocaba temas tales como la crisis de los 40 y los grupos de hombres que exploran sobre la nueva masculinidad.

-Miren che… Llegó el afrancesado-disparó uno de ellos en voz baja, mientras el calvo jefe porteño sonreía e intentaba mantener la seriedad. Más tarde, copa en mano, se aflojó un poco y llegó a contar cómo atravesó su crisis de los 40, tema que ya se había impuesto en la ronda.

-Les aviso que voy a utilizar esta conversación para Corazones Desatados- advirtió Jorge Fernández Díaz quien, bajo el seudónimo de "Fernández", escribe esas crónicas para el diario La Nación. No se refería precisamente a la experiencia de Telerman sino a los relatos sobre los desencuentros amorosos a los 40 que, cada uno a su turno (políticos, invitados, cualquiera…) contaba cuando se acercaba a la rueda.

Mientras esto sucedía, apareció López Murphy, y la mesa de prensa arremetió nuevamente:

-Díganos López, ¿no le falta vocación de poder a usted frente a Kirchner?

Parecía que el bulldog iba a ladrar pero, al advertir que estaba clara en minoría -era él frente a cinco periodistas-, optó por una respuesta obvia, pero serena: "¿A ustedes les parece que a mí me falta vocación de poder…? Pero, por favor! Pero hay una diferencia entre la vocación de poder y la falta de escrúpulos", refutó.

Y ahí nomás se desató una polémica entre los fines y los medios, siempre apasionante. En eso llegó, desaforado, Horacio Rodríguez Larreta (su estilo no es, precisamente, desaforado, pero así parecía) para darle un caluroso abrazo a Majul:

-Che, Majul, como te abraza la gente del macrismo, ¿eh?-pinchó alguien de la ronda

-Es porque trabajo en televisión; si fuera una reunión de la izquierda pasaría exactamente lo mismo- explicó, didáctico, quien no desaprovechó la oportunidad para recordar que, ya en los ochenta, se sabía de memoria las canciones de Silvio Rodríguez.

-Pero acá no ves un zurdo ni por casualidad- atajó, categórico, otro de los integrantes de la tertulia periodística. Telerman, por las dudas, no decía nada.

Mientras todo esto sucedía, Michetti hacía danzar su silla de ruedas con los más jóvenes del macrismo, donde se destacaban Iván Pavlosky, Paula Bertol y el propio Rodríguez Larreta, que seguía exultante. Telerman no perdía el tiempo: siempre acompañado de su esposa -hace veinte años que está casado con la misma mujer- se abría paso entre los legisladores del macrismo y hablaba con algunos de ellos (siempre es buena la oportunidad para construirse algunos apoyos, sobre todo en su caso), también al borde de la pileta, como antes lo había hecho Macri con su propia tropa.

El festejo macrista terminó íntimo, con una guitarreada el living, en la que Michetti empuñó la guitarra y sus invitados corearon canciones de los ochenta.

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