Decidido a imponer el respeto a una norma impulsada por su mismo partido, el Ejecutivo porteño lanzó una campaña para alejar definitivamente a los empleados de la administración pública del cigarrillo. Bajo el rótulo Plan Edificios Públicos Libres de Humo, se promueve dejar el hábito con la ayuda de profesionales que atienden en 14 hospitales y un Centro de Salud y Atención Comunitaria.
La medida responde a la intención de lograr un mejor cumplimiento de la ley 1.799, impulsada por el bloque PRO en la Legislatura y aprobada finalmente en 2005. Dicha norma establece la prohibición de fumar dentro de los edificios públicos de la Ciudad.
Al mismo tiempo se advierte que el humo producido por la quema de tabaco "contiene casi 5000 sustancias tóxicas, muchas de ellas cancerígenas, y otras como arsénico, cianuro y talio, que son venenos, y que en la mayoría de los casos permanecen en el ambiente por alrededor de 15 días".