A la par de la escalada inflacionaria, el encarecimiento del costo de vida no se detiene: una familia tipo porteña, compuesta por cuatro personas, necesitó $396.761 en noviembre para no ser considerada pobre, informó la Dirección General de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires.
Por su parte, el mismo modelo familiar precisó $228.049 para evitar caer en la línea de indigencia.
Asimismo, un hogar compuesto por dos adultos mayores y económicamente inactivos necesitó $192.692 para no ser pobre y $115.146 para no ser indigente.
La canasta básica alimentaria, que marca la línea de indigencia para un adulto mayor, quedó en $74.770. En tanto, la canasta básica total, que hace lo propio con el índice de pobreza, quedó en $132.412.
Hace unos días, la Dirección General de Estadística y Censos porteño informó que el Índice de Precios al Consumidor de la Ciudad de Buenos Aires registró una suba de 11,9% en el anteúltimo mes del año y acumula un 160,6% interanual.
El titular de la Dirección, José María Donati, indicó que “tanto la pobreza como la indigencia han crecido al ritmo del aumento de la inflación, incluso por encima del índice relevado”.
📊En noviembre, para no ser pobre por ingresos, una familia porteña de 4 miembros, propietaria de la vivienda, precisó tener ingresos por más de $396.761.
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— Dirección General de Estadística y Censos – GCBA (@EstadisticaBA) December 12, 2023
Donati expresó que “habrá que prestar atención al plan de estabilización que implementará el nuevo Gobierno, pero sin duda estos indicadores negativos se extenderán por varios meses. A causa de una economía fuera de control, seguimos transitando un escenario muy delicado, que requiere un plan de estabilización”.
Los principales aumentos en alimentos en noviembre fueron: pan y cereales (16,3%) y carnes y derivados (12,9%), verduras, tubérculos y legumbres (17,1%), leche, productos lácteos y huevos (9,4%) y frutas (20,6%).
En consecuencia, la suba de los precios golpeó más a las familias de menores recursos que destinan el 100% de sus magros ingresos a la alimentación.
De acuerdo al informe, estos valores explican que la indigencia y la pobreza sigan creciendo porque, aunque los niveles de empleo se mantienen, en los sectores informales se concentran los trabajos precarios, con ingresos más reducidos y crece el porcentaje de trabajadores registrados que ganan menos que el costo de la canasta familiar de pobreza.
Y también porque los incrementos salariales y las llamadas “compensaciones” (como bonos, reintegro del IVA) fueron tardías e inferiores a la trepada de los precios.