CABA: la mega batalla de otros, la va ganando Santoro.

CABA: la mega batalla de otros, la va ganando Santoro.

Opinión.


Es cierto que la Legislatura porteña es un bocado muy apetecible para la política, habida cuenta de las decisiones que por allí se discuten y a veces, se aprueban. Buenos Aires es además una Ciudad Capital con un presupuesto “europeo” y uno de los destinos más buscados por el turismo internacional en Latinoamérica. Llena de glamour, de arte y cultura, ultra informada, con una población que más allá de la capacidad de su bolsillo mayoritariamente todos se consideran de “clase media” pero con bolsones de pobreza y de atraso que las diferentes gestiones no lograron erradicar.

Es la puja en territorio porteño, donde el gobierno nacional y el local decidieron “librar” su primera gran batalla, que en el mejor de los casos podría ordenar futuras alianzas, aunque también –y simultáneamente- sentenciará una durísima derrota a la fuerza que termine por debajo de la otra. El Pro tiene en la Ciudad una vigencia de 18 años gobernando, un tiempo más que suficiente para consolidar un proyecto, cosa que a grandes rasgos y sin entrar con sintonía fina, ha realizado. Mientras tanto La Libertad Avanza (LLA) ejerce en esta elección una cruzada medieval contra la familia Macri (Jorge y Mauricio) que nadie pude explicar de manera muy sensata y sólo se acusan entre ellos por medios y redes, acerca de quién es la culpa que esto haya sucedido. Y claramente es de ambos, no supieron –no pudieron-construir otra cosa.

Todo este barullo con el que se mueven estas dos fuerzas ha generado varias consecuencias que se ven como no deseadas para ellos. La primera, según empieza a develarse con las primeras encuestas, es que el candidato mejor posicionado es el peronista de “Es Ahora Buenos Aires”, Leandro Santoro, que estaría arañando los 28 puntos, y dejando detrás a ambas escuderías por 5 o 6 puntos, muy cerca entre ellas. La segunda es que, con tanta desprolijidad en la contención de dirigentes, las dos marcas oficialistas tienen líneas de fuga muy pronunciadas, tanto LLA con Ramiro Marra como el Pro con el exjefe comunal Horacio Rodríguez Larreta. Ambas con un piso en 5/6 puntos y con techo en 10/12, según aseguran los expertos.

O sea, además de pisarse el electorado ya que representan dos espacios ideológicamente similares más allá de las formas, las dos sufren pérdidas esenciales en esta elección, de hecho, hay cuatro opciones más o menos similares para un mismo fin o, dicho de otro modo, para un mismo votante. Vaya a saber uno por cuál se decidirá. Estamos hablando en total de más de un 50% de los que votan, una elección recontra ganada y ahora parece perdida, no está claro para quien. El Pro supo trepar los 50 puntos, conoce perfectamente el caudal que hoy por hoy, está lejos de las posibilidades de Silvia Lospenatto. Y Larreta lo sabe mejor que nadie, está en esa suma a pesar que ahora se diferencie.

Volvamos a Santoro, el verdadero, Leandro. Está encabezando una construcción que tiene como objetivo capturar la jefatura de Gobierno en el 2027, seguramente por eso, quién diseñó esta criatura –Juan Manuel Olmos- se puso en el lugar 11 de esa lista, jugando a las escondidas con su futuro y creando una incógnita más en esta elección a todas luces distinta, rara. Es Ahora Buenos Aires (peronismo y aliados) será la primera minoría con total seguridad en la Legislatura porteña los dos años venideros. ¿Por qué no podría conseguir algunos aliados (entre tantos bloques pequeños) y acceder a la Vicepresidencia I de esa casa? Veremos.

Por supuesto sería una tragedia para Uspallata que, si ganara Manuel Adorni, éste intentara lo mismo. O Pilar Ramírez, son los dos de Karina. Es mucho más difícil que gane, y además parte con menos bancas, pero los muertos se cuentan fríos.

Por último, la Ciudad muchas veces funcionó como el último límite del poder nacional, una suerte de equilibrio que, desde el liberalismo y el antiperonismo porteño les ponían a los gobiernos del PJ de la Casa Rosada, aprovechando la autonomía arrebatada en el Pacto de Olivos a Carlos Menem por Raúl Alfonsín.

No teniendo claro aún la suerte que correrá el país tras este nuevo llamado in extremis al FMI, no sería nada raro que entre todas las opciones que tiene ese amplio segmento de votantes para elegir, terminen arrullando –preventivamente- a los Macri para tener vigente un Plan B -con cierta garantía y más amable en las formas-, por si el gobierno de Javier Milei vuela por el aire con todos nosotros adentro. Ojalá no sea así. Pero. Fin.

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