La Ciudad de Buenos Aires tiene su propia Ley de Talles: la 3.330. Sancionada en 2009 y reglamentada en 2012, el Ejecutivo porteño admite que la ciudadanía no conoce su existencia y no se está haciendo nada en pos de su cumplimiento. La norma establece que “se debe garantizar a los habitantes de la Ciudad un mínimo de ocho talles, correspondientes a las medidas corporales normalizadas en las Normas IRAM de la serie 75300 y sus actualizaciones, en los establecimientos de venta, fabricación o provisión de indumentaria”.
“Hoy, a pesar de tener en la Ciudad una ley de talles, no se está cumpliendo nuestro derecho a vestirnos y a disfrutar de la moda sin importar cómo sean nuestros cuerpos. Por eso, junto a mi compañera Victoria Montenegro y la activista y modelo XL Brenda Mato nos pusimos a trabajar en el cumplimiento de esta ley y, entre otras ideas, decidimos presentar un pedido de informes para saber si, desde su reglamentación, se habían recibido denuncias y realizado algún tipo de inspección”, explicó Velasco. La respuesta fue que no hay reclamos ni se está llevando a cabo ningún tipo de control; tampoco hay casos de fabricantes e importadores de indumentaria que hayan recibido denuncias o que hayan sido auditados por el GCBA.
“Muchas veces vas a comprar ropa y te dicen que sólo hay talle único, cuando la reglamentación establece un mínimo de ocho talles. Además, en cada local tiene que haber una tabla de medidas normalizadas para ser consultadas por el público, cosa que tampoco se cumple. Tampoco hay ningún número o dónde hacer denuncias o reclamos; una persona que va a comprar ropa o calzado y no encuentra su talle, está totalmente desamparada”, advirtió.
🚨 CIFRAS QUE ALARMAN
Según un estudio realizado por la organización Any Body en nuestro país, 7 de cada 10 personas tienen dificultad para conseguir ropa de su talle y el porcentaje llega a 95 cuando se trata de prendas femeninas. Es decir, que la ropa que se produce en Argentina no está hecha para cuerpos argentinos.
Por otro lado, una investigación de la Fundación Bellamente demostró que 8 de cada 10 mujeres se sienten insatisfechas con su imagen corporal, de las cuales un 59% considera que está gorda o con exceso de peso y el 5% delgada o muy delgada. Además, el 55% de las consultadas afirmó que después de ver una publicación en Instagram de lo que consideran como un “cuerpo ideal”, se encuentran visitando páginas para cambiar partes de su cuerpo.
“Pensemos en la cantidad de pibas jóvenes que no encuentran ropa en la que entrar y en este modelo hegemónico tan instalado de los cuerpos, en términos de subjetividad, que en ocasiones llega a generar problemas graves para la salud física y emocional, sobre todo en jóvenes y adolescentes. El problema no es sólo para los talles grandes, sino también para las personas muy delgadas, muy petisas o altas y para aquellas que tienen alguna discapacidad”, manifestó Velasco.
Y completó: “Necesitamos que se consideren todos los cuerpos y que haya un trato digno también en el pensar todos los cuerpos como cuerpos que pueden vestirse, que pueden elegir su vestimenta y su calzado, que pueden disfrutar de la moda. Y por otra parte, que sea accesible, porque ese es el otro problema, porque al haber pocas marcas inclusivas se hace más caro. Por eso es importante visibilizar el trabajo que se viene realizando en la implementación de la Ley de Talles nacional, mostrar las buenas prácticas y que existen emprendedoras textiles que llevan adelante esta experiencia y les va bien”.